Los abogados de Saif al Islam insisten en que no será juzgado de forma justa en Libia
Amsterdam, EP
Los abogados de Saif al Islam Gadafi han advertido este martes de que las autoridades libias no pueden garantizar que el hijo del depuesto líder libio Muamar Gadafi sea sometido a un juicio justo en el país norteafricano, por lo que han pedido su traslado al Tribunal Penal Internacional (TPI), con sede en La Haya.
Los abogados designados por la corte para la defensa de Saif al Islam se reunieron el pasado mes de junio con el hijo de Gadafi. El encuentro concluyó con cuatro de los representantes del TPI detenidos durante más de 20 días en la ciudad de Zintan por la entrega de documentos que, a ojos de Trípoli, representaban una amenaza para la seguridad nacional.
"No tengo miedo a morir, pero si me ejecutáis después de un juicio así, deberíais llamarlo simplemente asesinato", ha expresado Saif al Islam, en declaraciones difundidas este martes por su defensa.
Los abogados se han quejado de las presiones de las autoridades libias y de las dificultades que tienen para hacer su trabajo. Han denunciado, en este sentido, la presencia de un supuesto guardia de seguridad analfabeto durante la reunión con Saif al Islam en Zintan que resultó ser un asesor del Gobierno "que habla varios idiomas".
Según esta versión, los abogados apenas pudieron estar 45 minutos con Saif al Islam y el guardia confiscó los documentos que querían consultar con el detenido, incluido un borrador de declaración jurada.
Este vigilante, identificado por el equipo del TPI como Ahmed Amer, tenía como objetivo "engañar de forma deliberada a la delegación" de la corte. "Entró en la sala y (en presencia del intérprete del TPI) comenzó a gritar que la declaración era muy peligrosa y violaba la seguridad nacional", han explicado.
El tribunal internacional quiere juzgar a Saif al Islam por su responsabilidad en la violencia con la que el régimen de su padre trató de sofocar las revueltas del año pasado. El Gobierno de transición libio, por su parte, insiste en encargarse del proceso, lo que ha desencadenado un pulso entre Trípoli y La Haya.
Los abogados de Saif al Islam Gadafi han advertido este martes de que las autoridades libias no pueden garantizar que el hijo del depuesto líder libio Muamar Gadafi sea sometido a un juicio justo en el país norteafricano, por lo que han pedido su traslado al Tribunal Penal Internacional (TPI), con sede en La Haya.
Los abogados designados por la corte para la defensa de Saif al Islam se reunieron el pasado mes de junio con el hijo de Gadafi. El encuentro concluyó con cuatro de los representantes del TPI detenidos durante más de 20 días en la ciudad de Zintan por la entrega de documentos que, a ojos de Trípoli, representaban una amenaza para la seguridad nacional.
"No tengo miedo a morir, pero si me ejecutáis después de un juicio así, deberíais llamarlo simplemente asesinato", ha expresado Saif al Islam, en declaraciones difundidas este martes por su defensa.
Los abogados se han quejado de las presiones de las autoridades libias y de las dificultades que tienen para hacer su trabajo. Han denunciado, en este sentido, la presencia de un supuesto guardia de seguridad analfabeto durante la reunión con Saif al Islam en Zintan que resultó ser un asesor del Gobierno "que habla varios idiomas".
Según esta versión, los abogados apenas pudieron estar 45 minutos con Saif al Islam y el guardia confiscó los documentos que querían consultar con el detenido, incluido un borrador de declaración jurada.
Este vigilante, identificado por el equipo del TPI como Ahmed Amer, tenía como objetivo "engañar de forma deliberada a la delegación" de la corte. "Entró en la sala y (en presencia del intérprete del TPI) comenzó a gritar que la declaración era muy peligrosa y violaba la seguridad nacional", han explicado.
El tribunal internacional quiere juzgar a Saif al Islam por su responsabilidad en la violencia con la que el régimen de su padre trató de sofocar las revueltas del año pasado. El Gobierno de transición libio, por su parte, insiste en encargarse del proceso, lo que ha desencadenado un pulso entre Trípoli y La Haya.