La cámara Baja vota a favor de revocar la reforma sanitaria de Obama por 33ª vez
Se trata de una decisión simbólica ya que el Senado, de mayoría demócrata, no sacará adelante la propuesta del Partido Republicano
Eva Sáiz
Washington, El País
La Cámara de Representantes de Estados Unidos votó este miércoles a favor de revocar la reforma sanitaria de Barack Obama. Es la segunda ocasión en lo que va de año que los republicanos, la formación mayoritaria en la cámara Baja del Congreso, proponen anular la ley de salud y la trigesimotercera vez que lo intentan desde que ésta fue aprobada en 2010. La decisión es un gesto meramente simbólico que obedece a la reacción de los conservadores ante la decisión del Tribunal Supremo de avalar la constitucionalidad de la norma y que está abocado a morir en el Senado, dominado por el Partido Demócrata, que no secundará la propuesta.
Como se preveía, la iniciativa ha salido adelante con 244 votos a favor -los de los representantes republicanos además de cinco demócratas- y 185 en contra, tras un debate de cinco horas repartidas en dos jornadas, la del martes y la de hoy, miércoles. Las sesiones han servido a ambos partidos para perfilar sus respectivas estrategias sobre la reforma sanitaria de cara a las elecciones de septiembre y han evidenciado el malestar de la formación conservadora ante el fallo del alto tribunal de EE UU, tal y como ha dejado claro en su intervención final el líder de la mayoría republicana, Eric Cantor: "He propuesto esta iniciativa en nombre de mis colegas para dejar constancia de que, tras la decisión del Supremo, esta cámara se opone a la Obamacare [forma despectiva con la que la formación conservadora se refiere a la reforma sanitaria]".
Demócratas y republicanos se han centrado en plantear la votación como una decisión relacionada esencialmente con la mejora de las condiciones del ciudadano medio estadounidense. Los conservadores han defendido que la anulación de la ley evitará que las aseguradoras tengan que asumir el aumento de su carga impositiva, lo que, en su opinión, contribuirá a la creación de puestos de trabajo. Los representantes progresistas, por su parte, han sostenido que la norma garantiza la cobertura sanitaria de millones de americanos. “La revocación de la ley significa que vosotros [republicanos] mantenéis los beneficios de los seguros federales, mientras priváis de esa misma facultad al resto de los ciudadanos”, declaró la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi.
A lo largo del debate, varios representes progresistas han censurado el empeño de sus oponentes por derogar la reforma sanitaria, en lugar de aprovechar el tiempo para aprobar leyes que fomenten el empleo. Los conservadores han insistido en su tesis de que la norma es, en realidad, tal y como falló el Supremo, un impuesto que contradice la promesa del presidente de Estados Unidos de no incrementar la carga impositiva de la clase media. “La Oficina de Presupuestos prevé que aproximadamente 20 millones de estadounidenses deberán, bien pagar una tasa o bien adquirir un seguro que, de otra forma, nunca habrían pensado en comprar”, ha defendido el republicano Dave Camp.
La Casa Blanca se pronunció el lunes pasado sobre la votación de la Cámara de Representantes y anunció que vetaría la propuesta si, de algún modo, ésta llegara a se aprobada en el Senado. Una circunstancia que no parece que vaya a producirse, pese a la invitación que este miércoles ha hecho a sus colegas de la cámara Alta del Capitolio, el presidente de la cámara Baja, John Boehner: “Para aquellos que siguen apoyando la necesidad de revocar la reforma, es una oportunidad para volver a ponerse de parte de la voluntad de los ciudadanos, y para aquellos que no votaron a favor de la revocación, supone la posibilidad de que reconsideren su posición”.
Eva Sáiz
Washington, El País
La Cámara de Representantes de Estados Unidos votó este miércoles a favor de revocar la reforma sanitaria de Barack Obama. Es la segunda ocasión en lo que va de año que los republicanos, la formación mayoritaria en la cámara Baja del Congreso, proponen anular la ley de salud y la trigesimotercera vez que lo intentan desde que ésta fue aprobada en 2010. La decisión es un gesto meramente simbólico que obedece a la reacción de los conservadores ante la decisión del Tribunal Supremo de avalar la constitucionalidad de la norma y que está abocado a morir en el Senado, dominado por el Partido Demócrata, que no secundará la propuesta.
Como se preveía, la iniciativa ha salido adelante con 244 votos a favor -los de los representantes republicanos además de cinco demócratas- y 185 en contra, tras un debate de cinco horas repartidas en dos jornadas, la del martes y la de hoy, miércoles. Las sesiones han servido a ambos partidos para perfilar sus respectivas estrategias sobre la reforma sanitaria de cara a las elecciones de septiembre y han evidenciado el malestar de la formación conservadora ante el fallo del alto tribunal de EE UU, tal y como ha dejado claro en su intervención final el líder de la mayoría republicana, Eric Cantor: "He propuesto esta iniciativa en nombre de mis colegas para dejar constancia de que, tras la decisión del Supremo, esta cámara se opone a la Obamacare [forma despectiva con la que la formación conservadora se refiere a la reforma sanitaria]".
Demócratas y republicanos se han centrado en plantear la votación como una decisión relacionada esencialmente con la mejora de las condiciones del ciudadano medio estadounidense. Los conservadores han defendido que la anulación de la ley evitará que las aseguradoras tengan que asumir el aumento de su carga impositiva, lo que, en su opinión, contribuirá a la creación de puestos de trabajo. Los representantes progresistas, por su parte, han sostenido que la norma garantiza la cobertura sanitaria de millones de americanos. “La revocación de la ley significa que vosotros [republicanos] mantenéis los beneficios de los seguros federales, mientras priváis de esa misma facultad al resto de los ciudadanos”, declaró la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi.
A lo largo del debate, varios representes progresistas han censurado el empeño de sus oponentes por derogar la reforma sanitaria, en lugar de aprovechar el tiempo para aprobar leyes que fomenten el empleo. Los conservadores han insistido en su tesis de que la norma es, en realidad, tal y como falló el Supremo, un impuesto que contradice la promesa del presidente de Estados Unidos de no incrementar la carga impositiva de la clase media. “La Oficina de Presupuestos prevé que aproximadamente 20 millones de estadounidenses deberán, bien pagar una tasa o bien adquirir un seguro que, de otra forma, nunca habrían pensado en comprar”, ha defendido el republicano Dave Camp.
La Casa Blanca se pronunció el lunes pasado sobre la votación de la Cámara de Representantes y anunció que vetaría la propuesta si, de algún modo, ésta llegara a se aprobada en el Senado. Una circunstancia que no parece que vaya a producirse, pese a la invitación que este miércoles ha hecho a sus colegas de la cámara Alta del Capitolio, el presidente de la cámara Baja, John Boehner: “Para aquellos que siguen apoyando la necesidad de revocar la reforma, es una oportunidad para volver a ponerse de parte de la voluntad de los ciudadanos, y para aquellos que no votaron a favor de la revocación, supone la posibilidad de que reconsideren su posición”.