La alianza proocidental supera a los islamistas en las elecciones de Libia

  • Yibril, exprimer ministro en el Gobierno de transición post-Gadafi, lidera a la coalición ganadora
  • Los pactos con candidatos independientes definirán quién logra la primacía en el Parlamento

Madrid, El País
Alianza Fuerza Nacional, una coalición de diversos partidos a la que se califica de prooccidental y liberal -aunque ellos esquivan esas etiquetas-, ha superado a sus rivales en los comicios legislativos de Libia del pasado 7 de julio, de los que saldrá el primer parlamento electo desde la caída del régimen del dictador Muamar el Gadafi, ejecutado por fuerzas rebeldes en octubre de 2011.

Fuerza Nacional, encabezada por Mahmud Yibril, exprimer ministro en el actual Gobierno de transición post-Gadafi, ha logrado 39 de los 80 escaños asignados a candidatos de partidos políticos en el futuro parlamento libio. El partido islámista moderado Justicia y Construcción, afiliado a los Hermanos Musulmanes -ganadores de las recientes elecciones presidenciales en el vecino Egipto-, ha obtenido 17 diputados.

El conjunto de diputados del Parlamento libio se completará con 120 candidatos independientes. Como hay más independientes que miembros de partido políticos, los resultados favorables a Fuerza Nacional no implican aún su preponderancia parlamentaria. Habrá que esperar a ver la cantidad de independientes que logra atraer cada partido para saber si serán los proocidentales o los islamistas quienes tengan más peso en el Poder Legislativo.

Se prevé que el nuevo Parlamento esté en pleno funcionamiento dentro de un año, aunque dentro de dos semanas -cuando se anuncien los resultados definitivos tras un plazo abierto a reclamaciones- comenzará el traspaso de poderes que todavía detenta el Consejo Nacional de Transición, máxima autoridad desde el derrocamiento de la dictadura. El Parlamento deberá elegir un presidente y formar Gobierno.

Estas han sido las primeras elecciones parlamentarias libres desde 1952 -al año siguiente de que Libia formalizase su independencia de Italia-. Muamar el Gadafi acaudilló el país desde 1969, cuando tumbó al rey Idris con un golpe de estado militar, hasta que fue asesinado el año pasado por los rebeldes con la colaboración de un ataque aereo de la OTAN, cerrándose un levantamiento popular que surgió en febrero de 2011 dentro de la Primavera Árabe, la ola de insurgencia civil que acabó con otros dictadores árabes como Hoshni Mubarak (Egipto) o Ben Ali (Túnez).

En las elecciones libias del 7 de julio participó un 62% de los ciudadanos con derecho a voto, 1.700.000 de 2.800.000. Se presentaron más de 100 partidos, muchos de ellos nacidos pocos meses antes de las legislativas.

Libia se enfrenta a una nueva etapa de su transición a la democracia. Uno de los problemas que lastra el país desde la caída de Gadafi es la pervivencia de cientos de milicias que lo combatieron y que han ganado poder. Un informe reciente de Amnistía Internacional describe un panorama sombrío. Los milicianos se niegan a entregar las armas y continúan cometiendo tropelías. Las detenciones arbitrarias, las torturas y los asesinatos se suceden con total impunidad, según la ONG.

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