Japón asegura que no interfirió en la respuesta de emergencia en Fukushima-1
Tokio, EP
El Gobierno de Japón no interfirió en la repuesta de emergencia al accidente que se desató en la central nuclear de Fukushima-1 tras el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, según ha informado el ministro de Crisis Nuclear, Goshi Hosono.
No obstante, ha reconocido que el Gobierno contactó varias veces con los ingenieros de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), que se encarga de la gestión de Fukushima-1, que estaban trabajando en la central nuclear para obtener información.
Hosono ha argumentado que el Ejecutivo no tuvo otra opción, ya que TEPCO no le estaba informando de los trabajos en Fukushima-1, lo que estaba impidiendo que adoptara medidas para apoyar la respuesta de emergencia.
En su opinión, las falta de división entre las funciones del Gobierno y de TEPCO ante este tipo de situaciones es lo que provocó la descoordinación entre ambos e incluso su pasividad, según informa la cadena NHK.
Hosono es uno de los ministros que continuó en el cargo tras la remodelación de Gobierno que siguió a la dimisión de Naoto Kan como primer ministro por su mala gestión de las crisis humanitaria y nuclear, en septiembre de 2011. Cuando se produjo el accidente nuclear, Hosono era también asesor del 'premier'.
Las declaraciones del ministro se producen tres días después de que el grupo de expertos encargado de investigar las causas del accidente nuclear emitiera sus conclusiones, 16 meses después de que se produjera.
Los expertos han concluido que, pese a que no se puede descartar el desastre natural como causa del accidente nuclear, éste se debió, principalmente, a la "connivencia" entre el Gobierno, los reguladores y TEPCO.
Según el informe, las autoridades regulatorias se habían mostrado reacias a adoptar los estándares mundiales de seguridad que podrían haber ayudado a prevenir un desastre en el que los reactores se fundieron y filtraron una radiación que obligó a 150.000 personas a abandonar sus hogares, mucho de los cuales no volverán.
"En general, la Comisión considera imperdonable la ignorancia y arrogancia de cualquier persona u organización que trate con energía nuclear. Hemos encontrado un desconocimiento de las tendencias mundiales y un desprecio por la seguridad pública", han indicado.
El Gobierno de Japón no interfirió en la repuesta de emergencia al accidente que se desató en la central nuclear de Fukushima-1 tras el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, según ha informado el ministro de Crisis Nuclear, Goshi Hosono.
No obstante, ha reconocido que el Gobierno contactó varias veces con los ingenieros de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), que se encarga de la gestión de Fukushima-1, que estaban trabajando en la central nuclear para obtener información.
Hosono ha argumentado que el Ejecutivo no tuvo otra opción, ya que TEPCO no le estaba informando de los trabajos en Fukushima-1, lo que estaba impidiendo que adoptara medidas para apoyar la respuesta de emergencia.
En su opinión, las falta de división entre las funciones del Gobierno y de TEPCO ante este tipo de situaciones es lo que provocó la descoordinación entre ambos e incluso su pasividad, según informa la cadena NHK.
Hosono es uno de los ministros que continuó en el cargo tras la remodelación de Gobierno que siguió a la dimisión de Naoto Kan como primer ministro por su mala gestión de las crisis humanitaria y nuclear, en septiembre de 2011. Cuando se produjo el accidente nuclear, Hosono era también asesor del 'premier'.
Las declaraciones del ministro se producen tres días después de que el grupo de expertos encargado de investigar las causas del accidente nuclear emitiera sus conclusiones, 16 meses después de que se produjera.
Los expertos han concluido que, pese a que no se puede descartar el desastre natural como causa del accidente nuclear, éste se debió, principalmente, a la "connivencia" entre el Gobierno, los reguladores y TEPCO.
Según el informe, las autoridades regulatorias se habían mostrado reacias a adoptar los estándares mundiales de seguridad que podrían haber ayudado a prevenir un desastre en el que los reactores se fundieron y filtraron una radiación que obligó a 150.000 personas a abandonar sus hogares, mucho de los cuales no volverán.
"En general, la Comisión considera imperdonable la ignorancia y arrogancia de cualquier persona u organización que trate con energía nuclear. Hemos encontrado un desconocimiento de las tendencias mundiales y un desprecio por la seguridad pública", han indicado.