Hungría atrapada por uno de sus viejos fantasmas, el antisemitismo

Budapest, AFP
Entre antiguos dignatarios del régimen nazi rehabilitados, criminales de guerra nazis en libertad y otros incidentes que reflejan cierta tolerancia del gobierno conservador con la extrema derecha, Hungría sigue haciendo frente a uno de sus viejos fantasmas, el antisemitismo.

En Budapest desde hace 17 años, Laszlo Csatary, jefe de la policía del gueto judío de la ciudad eslovaca de Kosice (Kassa en húngaro, Kaschau en alemán) durante la Segunda Guerra Mundial, no había sido molestado hasta ahora por las autoridades, a pesar de la información sobre su pasado entregada hace diez meses por el Centro Simon-Wiesenthal, con sede en Jerusalén.

El Centro denuncia el papel de Laszlo Csatary, de 97 años, en la muerte o deportación de 15.700 judíos de Kosice.

La justicia húngara evocó el 16 de julio "problemas" en la investigación iniciada en septiembre de 2011 basándose en informaciones del Centro, especialmente a causa de la lejanía temporal y geográfica de los hechos, así como de la localización en el extranjero de los testigos supervivientes.

El año pasado, un tribunal de Budapest absolvió "por falta de pruebas" al húngaro Sandor Kepiro, sospechoso de crímenes de guerra en 1942 en Serbia, entonces anexionada por la Hungría aliada de la Alemania nazi. Kepiro murió varios meses después a los 97 años de edad.

Renacimiento de un "culto Horthy"

En los últimos años, Hungría ha visto renacer un antisemitismo soterrado durante largo tiempo bajo la dictadura comunista, oculto por razones ideológicas para explotar la fibra del combate antifascista de la Segunda Guerra Mundial.

Prueba de ello es el resurgir del "culto" a ciertos dignatarios nazis, especialmente al Regente Miklos Horthy, aliado de Adolf Hitler y en el poder desde 1920 a 1944, cuyo nombre ha sido recientemente atribuido a un parque o con cuya efigie se han erigido bustos y estatuas en localidades húngaras.

El escritor Joszef Nyirö, apoyo de Miklos Horthy y miembro de la dirección del partido nazi de la Cruz Flechada, fue homenajeado durante una reciente ceremonia en presencia del presidente del Parlamento, Laszlo Kövér, miembro del partido en el poder (Fidesz) del Primer ministro conservador, Viktor Orban.

El renacer de un "culto Horthy", iniciado por el partido de extrema derecha Jobbik (16,71% en las elecciones legislativas de 2010), pero respaldado por responsables del Fidesz, va de la mano con una multiplicación de los incidentes de carácter antisemita.

En enero, el pianista húngaro Andras Schiff, residente en Estados Unidos, anuló sus conciertos en Hungría, tras haber sido tratado de "cabrón judío" en internet.

En marzo, el escritor húngaro de origen judío Akos Kertész, de 80 años, dejó Hungría, pidió asilo político en Canadá y se quejó de haber sido hostigado por simpatizantes de la extrema derecha y del gobierno conservador.

A comienzos de mayo, la Federación de comunidades judías en Hungría (Mazsihisz) se quejó de discriminación racial contra un actor húngaro, Joszef Szekhelyi, que habría sido dejado al margen de un festival cultural por sus origenes.

A principios de junio, el Gran Rabino Jozsef Schweitzer, de 90 años, fue insultado en la calle: "Odio a todos los judíos", le dijo un viandante. El gobierno húngaro denunció esta agresión verbal.

Activistas judíos manifiestan el 16 de julio en Budapest ante el edificio en donde fue localizado Laszlo Csatary, jefe de la policía del gueto judío de la ciudad eslovaca de Kosice.

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