Por qué esta crisis económica no es como las demás
Paul Krugman, El País
Varias personas me han pedido que responda a un editorial publicado por The Wall Street Journal y escrito por Phil Gramm, ex senador estadounidense por Texas, y Glenn Hubbard, decano de la escuela de negocios de la Universidad de Columbia, acerca de la recuperación de Reagan en contraste con la de Obama y por qué demuestra que la economía de derechas es fantástica.Pero ya había respondido. ¿Cuándo? En febrero de 2008, cuando gente como Hubbard y Gramm negaban que hubiese recesión en absoluto. De hecho, Gramm declaraba en una entrevista publicada en The Washington Times el 9 de julio de 2008 que lo único que padecíamos era una “recesión mental” y que Estados Unidos se había convertido en una “nación de llorones”.
Así pues, hace más de cuatro años predije una recuperación muy lenta. ¿Por qué? Porque recesiones como las de 1990-1991, 2001 y 2007-2009 tienen orígenes muy distintos a las de 1974-1975 o la recesión doble de 1979-1982. Las viejas recesiones fueron creadas más o menos deliberadamente por la Reserva Federal mediante una restricción monetaria que pretendía controlar la inflación, lo cual significaba una recuperación en V una vez que la reserva decidiera que habíamos sufrido suficiente y soltara las riendas. Todas las nuevas recesiones han reflejado una extralimitación del sector privado, que es mucho más difícil de compensar.
Fíjense en que aunque pronostiqué una recuperación lenta ya entonces, lo ha sido todavía más de lo que esperaba. Pero no tiene ningún misterio; en aquel momento, ni yo ni nadie sabíamos hasta qué punto había sobrepasado sus límites el sector privado, y tampoco esperaba la austeridad fiscal sin precedentes que ha lastrado tanto la recuperación teniendo en cuenta que nos encontramos en una trampa de liquidez.
Y sí, es frustrante que la crisis económica esté redundando en el beneficio político de algunas personas que se han equivocado absolutamente en todo, mientras que gente como yo, que tal vez no hayamos acertado siempre, hemos acumulado un espléndido historial durante los últimos cinco años.
Letonia y el récord de Romney
No es una conexión que cupiera esperar, pero hay algo ahí.
Ha habido algunos toma y daca por el récord de creación de empleo de Mitt Romney como gobernador de Massachusetts. Lo cierto es que los gobernadores no tienen demasiado impacto en esas cosas pero, por si sirve de algo, la creación de empleo en Massachusetts era nefasta. La respuesta de la campaña de Romney ha consistido en citar el bajo índice de desempleo del estado cuando abandonó el cargo; la respuesta a la respuesta es que obedeció a que alguna gente se había ido del estado.
La movilidad laboral no tiene nada de malo, pero reducir la tasa de paro trasladando a gente a otro lugar no es exactamente una receta para la recuperación nacional.
Lo cual nos lleva a Letonia, donde el desempleo, aun siendo muy alto todavía, ha bajado. Pero esto guarda mucha relación con una enorme caída de la población activa, motivada en gran medida por la emigración.
Insisto: la movilidad laboral no tiene nada de malo, pero si Letonia supuestamente ha de ser un modelo a seguir, trasladar toda Europa a otro lugar de Europa no acaba de parecer una propuesta sostenible.
Varias personas me han pedido que responda a un editorial publicado por The Wall Street Journal y escrito por Phil Gramm, ex senador estadounidense por Texas, y Glenn Hubbard, decano de la escuela de negocios de la Universidad de Columbia, acerca de la recuperación de Reagan en contraste con la de Obama y por qué demuestra que la economía de derechas es fantástica.Pero ya había respondido. ¿Cuándo? En febrero de 2008, cuando gente como Hubbard y Gramm negaban que hubiese recesión en absoluto. De hecho, Gramm declaraba en una entrevista publicada en The Washington Times el 9 de julio de 2008 que lo único que padecíamos era una “recesión mental” y que Estados Unidos se había convertido en una “nación de llorones”.
Así pues, hace más de cuatro años predije una recuperación muy lenta. ¿Por qué? Porque recesiones como las de 1990-1991, 2001 y 2007-2009 tienen orígenes muy distintos a las de 1974-1975 o la recesión doble de 1979-1982. Las viejas recesiones fueron creadas más o menos deliberadamente por la Reserva Federal mediante una restricción monetaria que pretendía controlar la inflación, lo cual significaba una recuperación en V una vez que la reserva decidiera que habíamos sufrido suficiente y soltara las riendas. Todas las nuevas recesiones han reflejado una extralimitación del sector privado, que es mucho más difícil de compensar.
Fíjense en que aunque pronostiqué una recuperación lenta ya entonces, lo ha sido todavía más de lo que esperaba. Pero no tiene ningún misterio; en aquel momento, ni yo ni nadie sabíamos hasta qué punto había sobrepasado sus límites el sector privado, y tampoco esperaba la austeridad fiscal sin precedentes que ha lastrado tanto la recuperación teniendo en cuenta que nos encontramos en una trampa de liquidez.
Y sí, es frustrante que la crisis económica esté redundando en el beneficio político de algunas personas que se han equivocado absolutamente en todo, mientras que gente como yo, que tal vez no hayamos acertado siempre, hemos acumulado un espléndido historial durante los últimos cinco años.
Letonia y el récord de Romney
No es una conexión que cupiera esperar, pero hay algo ahí.
Ha habido algunos toma y daca por el récord de creación de empleo de Mitt Romney como gobernador de Massachusetts. Lo cierto es que los gobernadores no tienen demasiado impacto en esas cosas pero, por si sirve de algo, la creación de empleo en Massachusetts era nefasta. La respuesta de la campaña de Romney ha consistido en citar el bajo índice de desempleo del estado cuando abandonó el cargo; la respuesta a la respuesta es que obedeció a que alguna gente se había ido del estado.
La movilidad laboral no tiene nada de malo, pero reducir la tasa de paro trasladando a gente a otro lugar no es exactamente una receta para la recuperación nacional.
Lo cual nos lleva a Letonia, donde el desempleo, aun siendo muy alto todavía, ha bajado. Pero esto guarda mucha relación con una enorme caída de la población activa, motivada en gran medida por la emigración.
Insisto: la movilidad laboral no tiene nada de malo, pero si Letonia supuestamente ha de ser un modelo a seguir, trasladar toda Europa a otro lugar de Europa no acaba de parecer una propuesta sostenible.