Noruego Breivik está enfermo pero no psicótico, dice experto
Oslo, Reuters
El asesino confeso noruego Anders Behring Breivik sufre trastornos neuropsiquiátricos y de desarrollo, pero no es un esquizofrénico paranoide, dijo el viernes un experto, en un testimonio rechazado por el acusado.
Breivik, que lucía visiblemente agitado, calificó de "insultante" el testimonio.
El acusado, que está siendo juzgado por el asesinato de 77 personas el pasado julio, se enfrenta a estudios sobre su salud mental mientras la corte busca determinar si estaba cuerdo en el momento en que realizó el ataque.
Un equipo de expertos concluyó que era psicótico y que sufría de esquizofrenia paranoide, mientras que otro llegó a una resolución opuesta, dejando la decisión en manos del panel de cinco jueces.
"Esto es difícil (...) pero cuestiono (el primer informe) ya que no encontré pruebas de esquizofrenia paranoide", dijo Ulrik Frederick Malt, profesor en la Universidad de Oslo, en la última audiencia del juicio de diez semanas a Breivik.
Sin embargo, Breivik podría padecer el síndrome Asperger, un trastorno generalizado del desarrollo que suele comenzar en la infancia, o el síndrome de Tourette, un desorden neuropsicológico que incluye un trastorno de personalidad narcisista, dijo Malt.
Breivik, que siguió gran parte de la declaración con una incómoda sonrisa en la cara, interrumpió calificando el testimonio de Malt de "insultante" y el procedimiento que le obliga a escuchar en silencio de "ridículo".
Malt dijo que sus conclusiones estaban apoyadas por la soledad de Breivik, su depresión, ilusiones de grandeza, indiferencia hacia el dolor de los otros y espasmos faciales, entre una larga lista con otros síntomas.
Una vez que se le permitió hablar, Breivik atacó diciendo: "Quiero felicitar a Malt por un asesinato de la reputación bien ejecutado. Al principio estaba bastante ofendido, pero con el tiempo creo que fue bastante divertido. Las premisas esbozadas no son ciertas".
"No soy un egoísta, soy una persona altruista", añadió.
El psicólogo de Breivik en su infancia, que recomendó separarlo de su familia cuanto tenía cuatro años por trastornos de desarrollo, también iba a testificar el viernes pero se le eximió por cuestiones de confidencialidad con el paciente.
Está previsto que varios psicólogos más intervengan la próxima semana mientras Breivik intenta probar que estaba mentalmente sano. El acusado dijo que la posibilidad de ser considerado loco era "peor que la muerte".
El pasado 22 de julio, Breivik mató a ocho personas con una bomba de fertilizante en la sede del Gobierno y después tiroteó a otras 69, en su mayoría adolescentes, en un campamento de verano del Partido Laborista, disparándoles en la cabeza a corta distancia.
Llevó a cabo los ataques diciendo ser comandante del grupo Caballeros Templarios, una organización que según los fiscales existe solo en la cabeza de Breivik.
El asesino confesó que planeó sus ataques usando juegos de ordenador, como Modern Warfare, un juego de tiroteos en primera persona, y que pasó un año aislado de la sociedad jugando durante horas.
Breivik dijo que los asesinatos fueron horribles pero necesarios porque las víctimas, de las que la más joven tenía 14 años, eran traidores que apoyaban la inmigración musulmana que, sostuvo, adultera la pureza de la sangre noruega y pronto llevará a una guerra civil.
Sea cual sea la decisión final, es probable que Breivik pase el resto de su vida en la cárcel de Ila, a las afueras de Oslo.
Si se determina que estaba cuerdo, se enfrenta a una pena de 21 años de cárcel y la posibilidad de extenderla indefinidamente mientras pueda ser un peligro para la sociedad. Si estuviese loco, podría ser trasladado a otra área de la cárcel.
El asesino confeso noruego Anders Behring Breivik sufre trastornos neuropsiquiátricos y de desarrollo, pero no es un esquizofrénico paranoide, dijo el viernes un experto, en un testimonio rechazado por el acusado.
Breivik, que lucía visiblemente agitado, calificó de "insultante" el testimonio.
El acusado, que está siendo juzgado por el asesinato de 77 personas el pasado julio, se enfrenta a estudios sobre su salud mental mientras la corte busca determinar si estaba cuerdo en el momento en que realizó el ataque.
Un equipo de expertos concluyó que era psicótico y que sufría de esquizofrenia paranoide, mientras que otro llegó a una resolución opuesta, dejando la decisión en manos del panel de cinco jueces.
"Esto es difícil (...) pero cuestiono (el primer informe) ya que no encontré pruebas de esquizofrenia paranoide", dijo Ulrik Frederick Malt, profesor en la Universidad de Oslo, en la última audiencia del juicio de diez semanas a Breivik.
Sin embargo, Breivik podría padecer el síndrome Asperger, un trastorno generalizado del desarrollo que suele comenzar en la infancia, o el síndrome de Tourette, un desorden neuropsicológico que incluye un trastorno de personalidad narcisista, dijo Malt.
Breivik, que siguió gran parte de la declaración con una incómoda sonrisa en la cara, interrumpió calificando el testimonio de Malt de "insultante" y el procedimiento que le obliga a escuchar en silencio de "ridículo".
Malt dijo que sus conclusiones estaban apoyadas por la soledad de Breivik, su depresión, ilusiones de grandeza, indiferencia hacia el dolor de los otros y espasmos faciales, entre una larga lista con otros síntomas.
Una vez que se le permitió hablar, Breivik atacó diciendo: "Quiero felicitar a Malt por un asesinato de la reputación bien ejecutado. Al principio estaba bastante ofendido, pero con el tiempo creo que fue bastante divertido. Las premisas esbozadas no son ciertas".
"No soy un egoísta, soy una persona altruista", añadió.
El psicólogo de Breivik en su infancia, que recomendó separarlo de su familia cuanto tenía cuatro años por trastornos de desarrollo, también iba a testificar el viernes pero se le eximió por cuestiones de confidencialidad con el paciente.
Está previsto que varios psicólogos más intervengan la próxima semana mientras Breivik intenta probar que estaba mentalmente sano. El acusado dijo que la posibilidad de ser considerado loco era "peor que la muerte".
El pasado 22 de julio, Breivik mató a ocho personas con una bomba de fertilizante en la sede del Gobierno y después tiroteó a otras 69, en su mayoría adolescentes, en un campamento de verano del Partido Laborista, disparándoles en la cabeza a corta distancia.
Llevó a cabo los ataques diciendo ser comandante del grupo Caballeros Templarios, una organización que según los fiscales existe solo en la cabeza de Breivik.
El asesino confesó que planeó sus ataques usando juegos de ordenador, como Modern Warfare, un juego de tiroteos en primera persona, y que pasó un año aislado de la sociedad jugando durante horas.
Breivik dijo que los asesinatos fueron horribles pero necesarios porque las víctimas, de las que la más joven tenía 14 años, eran traidores que apoyaban la inmigración musulmana que, sostuvo, adultera la pureza de la sangre noruega y pronto llevará a una guerra civil.
Sea cual sea la decisión final, es probable que Breivik pase el resto de su vida en la cárcel de Ila, a las afueras de Oslo.
Si se determina que estaba cuerdo, se enfrenta a una pena de 21 años de cárcel y la posibilidad de extenderla indefinidamente mientras pueda ser un peligro para la sociedad. Si estuviese loco, podría ser trasladado a otra área de la cárcel.