Europa prepara planes de emergencia por si Grecia abandona el euro

Los Gobiernos barajan limitar la retirada de dinero de cajeros al menos en los bancos griegos, imponer controles de capitales y suspender Schengen

Luis Doncel
Bruselas, El País

Los Gobiernos e instituciones europeas repiten desde hace tres días que el rescate español servirá para generar confianza en toda la zona euro. Pero, como si ellos mismos no terminaran de creer su mensaje, se preparan al mismo tiempo para lo peor. Altos cargos de los ministerios de Finanzas llevan seis semanas elaborando planes de emergencia por si las elecciones del próximo domingo en Grecia precipitan el riesgo de salida del país de la unión monetaria.

Entre las ideas que barajan, algunas tan radicales como imponer límites a la retirada de dinero en los cajeros automáticos y controles de capitales y fronterizos (suspensión del Tratado de Schengen), según información de Reuters. La agencia de noticias no especificaba en sus primeras informaciones a qué países afectarían estas restricciones. Más tarde emitió el mismo texto, pero con un matiz: añadía que estas medidas se tomarían “al menos” en Grecia. Fuentes del Eurogrupo confirmaron a este periódico que se están estudiando medidas de emergencia, entre ellas algunas de esas. Altos cargos gubernamentales pidieron a cada país, en una conferencia el pasado 21 de mayo, planes de contingencia por si Atenas da el paso final.
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El Gobierno español ni confirma ni desmiente la noticia. Y en la Comisión dicen no estar al corriente de tales planes. “Me parece improbable que funcionarios que se dedican a las finanzas puedan discutir de Schengen [tratado que permite viajar sin visado entre 26 países] y otros temas que no les competen”, asegura el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj.

Otras fuentes consideran que estos planes son en realidad una forma de presionar a los griegos, a los que se les estaría amenazando con el infierno si votan mayoritariamente a Syriza, el partido de izquierdas que pretende renegociar las condiciones del rescate.

Ya lo dejó claro el pasado jueves el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Cuando le preguntaron por los riesgos de una victoria electoral de Syriza, anunció un exceso de reacción por miedo, lo que agravaría la situación de los bancos. “Tendríamos que actuar”, dijo.

Las fuentes comunitarias mencionadas por Reuters, que dicen estar preparándose por si ocurre lo peor, confían en que ningún socio abandonará finalmente la unión monetaria. “No se trata de discusiones políticas, sino conversaciones entre expertos en finanzas que necesitan estar preparados para cualquier eventualidad”, aseguró uno de los funcionarios.

Pero el miedo es libre, y más en tiempos como estos. Europa quiere evitar a toda costa una fuga masiva de capitales o una corrida bancaria. Pera ello, la ruptura del euro no es una condición sine qua non. Bastaría con el pánico asociado a esta posibilidad.

La gran mayoría de griegos —entre el 75% y el 80%, según algunas encuestas— son partidarios de seguir en el euro. Syriza, que en las anteriores elecciones de mayo quedó en segunda posición, tras los conservadores de Nueva Democracia, puede ganar en esta ocasión. Su líder, Alexis Tsipras, tampoco quiere salir de la unión monetaria, pero sí renegociar con Bruselas para acabar con la política de austeridad adoptada por el país en los últimos dos años. “Todos los partidos han pedido nuevas condiciones del rescate en las campañas, incluso Nueva Democracia y el Pasok. Pase lo que pase en las elecciones, algo habrá que cambiar”, asegura el economista Gikas Jardouvelis, que dirigió la oficina económica del anterior primer ministro, el tecnócrata Lukas Papademos.

En estos dos años de crisis, todas las barreras que Europa ha puesto para limitar los daños se han revelado inútiles. La última, de hace solo tres días, pareció muy enérgica: 100.000 millones sobre la mesa para sanear la banca española. Países como Alemania presionaron al Gobierno de Mariano Rajoy para que solicitara el rescate antes de lo previsto precisamente para ahuyentar antes de las elecciones griegas los fantasmas de un pánico bancario. España se convertía así en el último dique de contención.

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