Bombas en Bagdad

Irak, AFP
Un atentado suicida con carro-bomba frente a la sede de una fundación religiosa chiita en el centro de Bagdad causó este lunes por lo menos 22 muertos y ha reavivado el temor a nuevas tensiones confesionales en este país sumido en una grave crisis política.
El balance proporcionado por dos fuentes médicas podría aumentar ya que aún quedan personas debajo de los escombros, según diversos responsables.
El automóvil cargado de explosivos estalló hacia las 11H00 locales (08H00 GMT) delante de una fundación dedicada a la administración de centros religiosos chiitas en Baab al Muadham, en el centro de Bagdad.

El edificio quedó "totalmente destruido", declaró a la AFP el vicedirector de la fundación, jeque Sami al Masudi, subrayando que "hay mártires sepultados bajo las ruinas".

El ataque tuvo lugar menos de una semana después de una serie de atentados con bomba en Bagdad que dejaron 17 muertos, el 31 de mayo. La institución atacada estaba en conflicto con su equivalente sunita por el control del mausoleo chiita Al Askari en Samarra, una ciudad mayoritariamente sunita situada a 110 km al norte de Bagdad.

Ese célebre mausoleo con la cúpula dorada fue el blanco de un brutal ataque suicida el 22 de febrero de 2006 que inició la secuencia de sangrientos enfrentamientos confesionales en el país que dejó decenas de miles de muertos. Los chiitas son mayoritarios en Irak.

El ataque del lunes "se produjo luego de que (la fundación chiita) procediera a la inscripción del mausoleo hace cinco días, y recibimos muchas amenazas. Algunos medios de prensa crearon tensiones sobre este caso", explicó el jeque Masudi.

Esta inscripción es "legal y constitucional y estamos en nuestro derecho ya que se trata de un sitio chiita", agregó.

"No acusamos a nadie, pero llamamos al pueblo de Irak y especialmente a los hijos de nuestra religión, a enterrar el hacha, porque hay un plan para iniciar una guerra civil, una guerra entre sectas en Irak", dijo.

Un portavoz de la fundación sunita condenó el ataque e indicó a la AFP que dos obuses cayeron en la sede de su institución en Bagdad poco después del atentado contra el sitio chiita. En el lugar del atentado, decenas de ambulancias y socorristas se activaban para evacuar y buscar entre los escombros, constató un periodista de la AFP.

Este recrudecimiento de los ataques con bombas coincide con una agudización de las tensiones políticas. El primer ministro Nuri al Maliki se opone a varios dirigentes sunitas y kurdos que le reprochan su autoritarismo. Las últimas semanas se multiplicaron los llamados para una moción de censura.

La acción de las instituciones políticas está casi paralizada, mientras que el país continúa enfrentándose a graves problemas de seguridad.

La violencia en Irak tuvo un repunte en 2006 y 2007 aunque más recientemente los ataques amainaron. En mayo de este año, murieron 132 iraquíes en actos de violencia, informaron fuentes oficiales.

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