Alemania plantea un rescate suave de España a través del fondo bancario estatal
Berlín admitiría que solo se impusiesen condiciones al sector financiero
El Gobierno de Merkel rechaza la ayuda directa a la banca a que aspira España
Juan Gómez / Luis Doncel
Berlín / Bruselas, El País
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, tiene su solución para la crisis: “Encerraría a los líderes europeos en una habitación, cogería la llave y los dejaría allí hasta que acordaran un exhaustivo y completo plan”, aseguró este miércoles en Letonia. Pero los líderes andan sueltos y no terminan de ponerse de acuerdo. España necesita apoyo europeo para sanear la banca, pero no quiere pedir un rescate en toda regla. El Gobierno alemán rechaza una ayuda directa de los fondos europeos de rescate a la banca e insiste en que el dinero solo puede ser facilitado al Estado. Pero Berlín está dispuesto a admitir que la ayuda tenga un carácter especial que diferencie el rescate español de los de otros países como Grecia, Irlanda y Portugal, de modo que las condiciones impuestas sean más suaves, según señalaron EL PAÍS fuentes al tanto de la posición germana, que está siendo estudiada en Europa.
En Berlín creen que no hay tiempo para cambiar los acuerdos actuales, que impiden la inyección directa de dinero en la banca, y se plantea un modelo de rescate en que Europa transferiría el dinero al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español, que se encargaría de sanear, liquidar ordenadamente o fusionar a los bancos problemáticos. El rescate de España a través del FROB cumpliría con la exigencia alemana de que la ayuda sea facilitada al Estado, pero al tiempo marcaría diferencias. El dinero facilitado iría destinado exclusivamente al saneamiento del sector financiero, con lo que podría bastar con unos 50.000 o 60.000 millones, la cifra en que la mayoría de los analistas estiman las necesidades de la banca. A su vez, dado este ámbito restringido, y aunque Berlín no quiere comprometerse, cabría la posibilidad de que las condiciones impuestas a España se limitaran al propio sector financiero.
El calado de las reformas estructurales emprendidas en España, se dice en la trastienda del Ejecutivo alemán, haría innecesaria una intervención en toda regla. Las duras condiciones impuestas por la troika (el FMI, el BCE y la Comisión Europea) a Grecia, Irlanda y Portugal para sus respectivos rescates tenían el objetivo de forzar unas reformas que, según explican fuentes del Ejecutivo alemán, en España ya van por el camino correcto. Suena a mensaje de apoyo al Gobierno conservador de Mariano Rajoy, pero también es un recado a los mercados: se trata de destacar que el problema español, a diferencia del griego, son sus bancos.
La postura oficial del Gobierno alemán, en todo caso, es que hay que “esperar los datos fundamentales de las auditorías” sobre la situación de la banca española. En palabras del portavoz de Hacienda Martin Kotthaus, es necesario “evitar más especulaciones sobre qué debería hacer o no hacer España”. Fuentes próximas al Gobierno alemán explicaban el miércoles la necesidad de “seguir los acontecimientos según su curso” antes de comentar las modalidades de un “hipotético” rescate a la banca española. La decisión de solicitar ayuda de los fondos europeos “está en manos del Gobierno español”.
En esa petición de paciencia coincide con el Ejecutivo español, que rechaza pronunciarse sobre el planteamiento alemán. El ministro de Economía, Luis de Guindos, desayunó con las portadas de periódicos como el Financial Times, The Wall Street Journal o Le Monde con las palabras de su colega de Gabinete Cristóbal Montoro admitiendo que España tiene cerradas las puertas del mercado. Guindos se esforzó por transmitir confianza negando un rescate inminente del sistema financiero. “No estamos preparando absolutamente nada”, dijo Guindos en el Parlamento Europeo.
El titular de Economía añadió que su Gobierno está dispuesto a “tomar las decisiones que tenga que tomar” para recapitalizar el sector cuando el próximo lunes se conozca el informe del FMI sobre el sistema financiero español y antes de 15 días los que España ha encargado a dos consultoras. Estas evaluaciones mostrarán que “el problema está circunscrito a determinadas entidades, que de alguna forma ya han sido tratadas y encapsuladas por el Gobierno”, aseguró. Guindos, que negó presiones de los eurodiputados alemanes para solicitar el salvamento, se reunió con el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, responsable último en Bruselas de dar la luz verde a las ayudas a la banca.
Bastaría con unos 50.000 o 60.000 millones para sanear el sector
El comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, también tuvo que responder a preguntas sobre España en la presentación de la propuesta comunitaria de reforma del sector financiero. El francés afirmó que es necesario estudiar “seriamente” la posibilidad de usar el fondo de rescate para inyectar dinero en los bancos directamente, sin pasar por el Estado, algo que es imposible si no se cambian las normas vigentes.
Bruselas asegura que por el momento no ha recibido ninguna petición de ayuda por parte de España. “Algo que es lógico, porque aún no se conocen las necesidades de recapitalización de los bancos”, aseguró el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios. La Comisión asegura que “la financiación del Estado español está asegurada”.
Un rescate sin estigmas para España
El Gobierno español preferiría que el rescate se produjese mediante una inyección directa de dinero a los bancos, de forma que se evitase el estigma de que el Estado ha sido rescatado. Guindos se entrevistó este miércoles con Pierre Moscovici, ministro de economía de Francia, que se ha mostrado abierto a esa idea, lo mismo que la Comisión Europea. Pero la mayoría lo descarta, dado que la ayuda directa no encaja con los Tratados en fase de ratificación y la negativa alemana dificulta enormemente esa posibilidad.
Según recordó en su rueda de prensa el portavoz de la canciller Angela Merkel Steffen Seibert, las ayudas no pueden ir directamente a los bancos afectados, sino que tienen que pasar por el Estado y estarán “sujetas a condiciones”.
La opción del FROB está pendiente de comprobación legal. Pero estas serían, se dice en Alemania, cuestiones de detalle. Berlín aduce que, una vez se conozcan las necesidades de la banca española y se sepa si España es capaz o no de rescatarla por sí misma, “la cosa estará bastante clara”.
Media hora después de que terminara la rueda de prensa del Gobierno alemán en Berlín, comenzaba en Fráncfort la conferencia del presidente del Banco Central Europeo (BCE). Mario Draghi también se referió a la necesidad de conocer con detalle la situación de la banca antes de hablar de rescates. El BCE, dijo, no quiere “empujar a nadie” a que solicite ayudas europeas. Al igual que los portavoces del Gobierno alemán, Draghi ha recordado que la decisión sobre un posible rescate está en manos del Gobierno español. Draghi comentó además que el BCE no tiene la tarea de “compensar la falta de actuación” de otras instituciones, en respuesta a los que le piden que reactive el programa de compra de bonos españoles en los mercados secundarios.
El Gobierno de Merkel rechaza la ayuda directa a la banca a que aspira España
Juan Gómez / Luis Doncel
Berlín / Bruselas, El País
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, tiene su solución para la crisis: “Encerraría a los líderes europeos en una habitación, cogería la llave y los dejaría allí hasta que acordaran un exhaustivo y completo plan”, aseguró este miércoles en Letonia. Pero los líderes andan sueltos y no terminan de ponerse de acuerdo. España necesita apoyo europeo para sanear la banca, pero no quiere pedir un rescate en toda regla. El Gobierno alemán rechaza una ayuda directa de los fondos europeos de rescate a la banca e insiste en que el dinero solo puede ser facilitado al Estado. Pero Berlín está dispuesto a admitir que la ayuda tenga un carácter especial que diferencie el rescate español de los de otros países como Grecia, Irlanda y Portugal, de modo que las condiciones impuestas sean más suaves, según señalaron EL PAÍS fuentes al tanto de la posición germana, que está siendo estudiada en Europa.
En Berlín creen que no hay tiempo para cambiar los acuerdos actuales, que impiden la inyección directa de dinero en la banca, y se plantea un modelo de rescate en que Europa transferiría el dinero al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español, que se encargaría de sanear, liquidar ordenadamente o fusionar a los bancos problemáticos. El rescate de España a través del FROB cumpliría con la exigencia alemana de que la ayuda sea facilitada al Estado, pero al tiempo marcaría diferencias. El dinero facilitado iría destinado exclusivamente al saneamiento del sector financiero, con lo que podría bastar con unos 50.000 o 60.000 millones, la cifra en que la mayoría de los analistas estiman las necesidades de la banca. A su vez, dado este ámbito restringido, y aunque Berlín no quiere comprometerse, cabría la posibilidad de que las condiciones impuestas a España se limitaran al propio sector financiero.
El calado de las reformas estructurales emprendidas en España, se dice en la trastienda del Ejecutivo alemán, haría innecesaria una intervención en toda regla. Las duras condiciones impuestas por la troika (el FMI, el BCE y la Comisión Europea) a Grecia, Irlanda y Portugal para sus respectivos rescates tenían el objetivo de forzar unas reformas que, según explican fuentes del Ejecutivo alemán, en España ya van por el camino correcto. Suena a mensaje de apoyo al Gobierno conservador de Mariano Rajoy, pero también es un recado a los mercados: se trata de destacar que el problema español, a diferencia del griego, son sus bancos.
La postura oficial del Gobierno alemán, en todo caso, es que hay que “esperar los datos fundamentales de las auditorías” sobre la situación de la banca española. En palabras del portavoz de Hacienda Martin Kotthaus, es necesario “evitar más especulaciones sobre qué debería hacer o no hacer España”. Fuentes próximas al Gobierno alemán explicaban el miércoles la necesidad de “seguir los acontecimientos según su curso” antes de comentar las modalidades de un “hipotético” rescate a la banca española. La decisión de solicitar ayuda de los fondos europeos “está en manos del Gobierno español”.
En esa petición de paciencia coincide con el Ejecutivo español, que rechaza pronunciarse sobre el planteamiento alemán. El ministro de Economía, Luis de Guindos, desayunó con las portadas de periódicos como el Financial Times, The Wall Street Journal o Le Monde con las palabras de su colega de Gabinete Cristóbal Montoro admitiendo que España tiene cerradas las puertas del mercado. Guindos se esforzó por transmitir confianza negando un rescate inminente del sistema financiero. “No estamos preparando absolutamente nada”, dijo Guindos en el Parlamento Europeo.
El titular de Economía añadió que su Gobierno está dispuesto a “tomar las decisiones que tenga que tomar” para recapitalizar el sector cuando el próximo lunes se conozca el informe del FMI sobre el sistema financiero español y antes de 15 días los que España ha encargado a dos consultoras. Estas evaluaciones mostrarán que “el problema está circunscrito a determinadas entidades, que de alguna forma ya han sido tratadas y encapsuladas por el Gobierno”, aseguró. Guindos, que negó presiones de los eurodiputados alemanes para solicitar el salvamento, se reunió con el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, responsable último en Bruselas de dar la luz verde a las ayudas a la banca.
Bastaría con unos 50.000 o 60.000 millones para sanear el sector
El comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, también tuvo que responder a preguntas sobre España en la presentación de la propuesta comunitaria de reforma del sector financiero. El francés afirmó que es necesario estudiar “seriamente” la posibilidad de usar el fondo de rescate para inyectar dinero en los bancos directamente, sin pasar por el Estado, algo que es imposible si no se cambian las normas vigentes.
Bruselas asegura que por el momento no ha recibido ninguna petición de ayuda por parte de España. “Algo que es lógico, porque aún no se conocen las necesidades de recapitalización de los bancos”, aseguró el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios. La Comisión asegura que “la financiación del Estado español está asegurada”.
Un rescate sin estigmas para España
El Gobierno español preferiría que el rescate se produjese mediante una inyección directa de dinero a los bancos, de forma que se evitase el estigma de que el Estado ha sido rescatado. Guindos se entrevistó este miércoles con Pierre Moscovici, ministro de economía de Francia, que se ha mostrado abierto a esa idea, lo mismo que la Comisión Europea. Pero la mayoría lo descarta, dado que la ayuda directa no encaja con los Tratados en fase de ratificación y la negativa alemana dificulta enormemente esa posibilidad.
Según recordó en su rueda de prensa el portavoz de la canciller Angela Merkel Steffen Seibert, las ayudas no pueden ir directamente a los bancos afectados, sino que tienen que pasar por el Estado y estarán “sujetas a condiciones”.
La opción del FROB está pendiente de comprobación legal. Pero estas serían, se dice en Alemania, cuestiones de detalle. Berlín aduce que, una vez se conozcan las necesidades de la banca española y se sepa si España es capaz o no de rescatarla por sí misma, “la cosa estará bastante clara”.
Media hora después de que terminara la rueda de prensa del Gobierno alemán en Berlín, comenzaba en Fráncfort la conferencia del presidente del Banco Central Europeo (BCE). Mario Draghi también se referió a la necesidad de conocer con detalle la situación de la banca antes de hablar de rescates. El BCE, dijo, no quiere “empujar a nadie” a que solicite ayudas europeas. Al igual que los portavoces del Gobierno alemán, Draghi ha recordado que la decisión sobre un posible rescate está en manos del Gobierno español. Draghi comentó además que el BCE no tiene la tarea de “compensar la falta de actuación” de otras instituciones, en respuesta a los que le piden que reactive el programa de compra de bonos españoles en los mercados secundarios.