Se acerca decisión de Israel sobre ataque contra Irán: fuentes
Jerusalén, AFP
Una puerta lleva desde la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén central, directamente a una habitación modestamente amoblada, decorada con pinturas modernas de artistas israelíes y una copia de la declaración de independencia.
Es en ese lugar donde pronto podría tomarse una de las decisiones militares más importantes de la década: si lanzar o no un ataque israelí contra el programa nuclear de Irán.
El tiempo para tomar esa decisión se acaba y el humor en Jerusalén se está endureciendo.
Irán continúa enriqueciendo uranio, desafiando la presión internacional y afirmando que necesita el combustible para su programa nuclear civil.
Occidente está convencido de que el objetivo real de Teherán es construir una bomba atómica, algo que el Estado judío nunca aceptará porque sus líderes consideran a un Irán armado nuclearmente como una amenaza a su propia existencia.
Sumando a la presión internacional, el embajador estadounidense ante Israel, Daniel Shapiro, dijo esta semana que los planes estadounidenses para atacar Irán están "listos" y que la opción está "completamente disponible".
El rol central que juega Irán en las delibraciones de Netanyahu se refleja en el enorme mapa de Oriente Medio que cuelga en la puerta de su oficina. Israel figura a un costado, con Irán tomando el lugar central.
Expertos afirman que dentro de pocos meses, buena parte del programa nuclear de Irán habrá sido trasladado a las profundidades de la montaña Fordow, lo que haría más difícil realizar un ataque militar exitoso.
CIERRE
Mientras se acerca el plazo final para tomar una decisión, los pronunciamientos públicos de los principales funcionarios y militares israelíes han cambiado.
Tras duras advertencias sobre un posible ataque a inicios de este año, el lenguaje israelí se ha más moderado en el último tiempo y las pistas sobre sus intenciones son más díficiles de discernir.
"La cúpula del Gobierno se ha cerrado", dijo un funcionario. "Nadie está diciendo nada públicamente. Eso por sí mismo te dice mucho sobre en qué lugar están las cosas", agregó.
La semana pasada, Netanyahu causó una gran sorpresa política al crear una coalición de unidad nacional y retrasar las elecciones, que todos pensaban que eran inevitables.
La maniobra también llevó a especulaciones respecto a que el líder israelí quería un Gobierno fuerte y amplio para liderar una campaña militar.
La inclusión del general Shaul Mofaz, ex jefe de Estado Conjunto y veterano soldado nacido en Irán, alimentó esas especulaciones, pese a que tanto Mofaz como Netanyahu niegan que Irán haya sido mencionado en las negociaciones para formar una coalición.
"Creo que han tomado una decisión de atacar", comentó una figura israelí de alto rango. "Va a suceder. La ventana de oportunidad es antes de las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre. De este modo, lograrán que los estadounidenses lo apoyen", añadió.
Los cercanos a Netanyahu están más cautelosos y afirman que no se debería especular sobre un ataque contra Irán.
Ese ataque podría tener consecuencias devastadoras en todo el volátil Oriente Medio. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, llegó a predecir la semana pasada en una entrevista con Reuters que eso sería "el fin del mundo".
Los israelíes temen particularmente represalias de milicias aliadas de Irán, como las guerrillas de Hezbollah en el sur del Líbano y los combatientes de Hamas en la Franja de Gaza. Se cree que ambos poseen grandes arsenales de cohetes que podrían alcanzar grandes poblados y ciudades israelíes.
Uno de los principales líderes de Hezbollah, el jeque Naim Qassem, dijo a Reuters en febrero que un ataque israelí contra Irán encendería todo Oriente Medio.
"Ya se fueron los días en que Israel decide atacar y la gente está silenciosa", afirmó.
Una puerta lleva desde la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén central, directamente a una habitación modestamente amoblada, decorada con pinturas modernas de artistas israelíes y una copia de la declaración de independencia.
Es en ese lugar donde pronto podría tomarse una de las decisiones militares más importantes de la década: si lanzar o no un ataque israelí contra el programa nuclear de Irán.
El tiempo para tomar esa decisión se acaba y el humor en Jerusalén se está endureciendo.
Irán continúa enriqueciendo uranio, desafiando la presión internacional y afirmando que necesita el combustible para su programa nuclear civil.
Occidente está convencido de que el objetivo real de Teherán es construir una bomba atómica, algo que el Estado judío nunca aceptará porque sus líderes consideran a un Irán armado nuclearmente como una amenaza a su propia existencia.
Sumando a la presión internacional, el embajador estadounidense ante Israel, Daniel Shapiro, dijo esta semana que los planes estadounidenses para atacar Irán están "listos" y que la opción está "completamente disponible".
El rol central que juega Irán en las delibraciones de Netanyahu se refleja en el enorme mapa de Oriente Medio que cuelga en la puerta de su oficina. Israel figura a un costado, con Irán tomando el lugar central.
Expertos afirman que dentro de pocos meses, buena parte del programa nuclear de Irán habrá sido trasladado a las profundidades de la montaña Fordow, lo que haría más difícil realizar un ataque militar exitoso.
CIERRE
Mientras se acerca el plazo final para tomar una decisión, los pronunciamientos públicos de los principales funcionarios y militares israelíes han cambiado.
Tras duras advertencias sobre un posible ataque a inicios de este año, el lenguaje israelí se ha más moderado en el último tiempo y las pistas sobre sus intenciones son más díficiles de discernir.
"La cúpula del Gobierno se ha cerrado", dijo un funcionario. "Nadie está diciendo nada públicamente. Eso por sí mismo te dice mucho sobre en qué lugar están las cosas", agregó.
La semana pasada, Netanyahu causó una gran sorpresa política al crear una coalición de unidad nacional y retrasar las elecciones, que todos pensaban que eran inevitables.
La maniobra también llevó a especulaciones respecto a que el líder israelí quería un Gobierno fuerte y amplio para liderar una campaña militar.
La inclusión del general Shaul Mofaz, ex jefe de Estado Conjunto y veterano soldado nacido en Irán, alimentó esas especulaciones, pese a que tanto Mofaz como Netanyahu niegan que Irán haya sido mencionado en las negociaciones para formar una coalición.
"Creo que han tomado una decisión de atacar", comentó una figura israelí de alto rango. "Va a suceder. La ventana de oportunidad es antes de las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre. De este modo, lograrán que los estadounidenses lo apoyen", añadió.
Los cercanos a Netanyahu están más cautelosos y afirman que no se debería especular sobre un ataque contra Irán.
Ese ataque podría tener consecuencias devastadoras en todo el volátil Oriente Medio. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, llegó a predecir la semana pasada en una entrevista con Reuters que eso sería "el fin del mundo".
Los israelíes temen particularmente represalias de milicias aliadas de Irán, como las guerrillas de Hezbollah en el sur del Líbano y los combatientes de Hamas en la Franja de Gaza. Se cree que ambos poseen grandes arsenales de cohetes que podrían alcanzar grandes poblados y ciudades israelíes.
Uno de los principales líderes de Hezbollah, el jeque Naim Qassem, dijo a Reuters en febrero que un ataque israelí contra Irán encendería todo Oriente Medio.
"Ya se fueron los días en que Israel decide atacar y la gente está silenciosa", afirmó.