Los presuntos envenamientos de niñas por talibanes provocan histeria colectiva
Kabul, AFP
Los casos de niñas en edad escolar presuntamente envenenadas por los insurgentes talibanes figuran a menudo en los titulares de la prensa en Afganistán pero faltan pruebas para demostrar esos hechos, que pueden explicarse por la histeria colectiva, según los expertos.
La semana pasada, un presunto "ataque" contra una escuela de niñas en Tajar, una provincia del norte del país, terminó con 120 alumnas en el hospital, muchas de ellas después de haberse desmayado, otras quejándose de dolores.
Como es corriente en este tipo de casos, los responsables acusaron a los talibanes, que cuando estaban en el poder impedían a las niñas ir a la escuela, de haber contaminado el aire con un "polvo tóxico".
En dos ocasiones este mismo año, unos presuntos ataques con gas y con agua envenenada sirvieron para explicar el desmayo de escolares que luego salieron del hospital muy rápidamente después de los hechos. Los exámenes efectuados a los afectados no indicaron presencia alguna de veneno o gas, según el ministerio del Interior.
La fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF) realizó exámenes similares después de que 200 alumnos enfermaran en una escuela de la provincia de Jost (este), con resultado negativo.
En ausencia de pruebas científicas, el sociólogo Robert Bartholomew estima que estos supuestos envenenamientos tienen "todas las características de una enfermedad psicógena (cuya causa es únicamente psíquica) de masa, también conocida como histeria colectiva". Bartholomew dijo haber estudiado más de 600 casos de histeria colectiva en escuelas en Europa remontándose hasta 1566. "El episodio afgano entra seguramente en este contexto", afirmó.
"Los signos indicadores en Afganistán incluyen la preponderancia de niñas escolares, la ausencia flagrante de agentes tóxicos, síntomas pasajeros y benignos, un desencadenamiento y un restablecimiento rápidos, la presencia de un olor extraño y una ansiedad generada por un contexto de guerra", enumeró el especialista.
Casos similares se han observado en zonas de combate en las últimas décadas, como en los territorios palestinos en 1983, en Georgia en 1989 y en Kosovo en 1990, destacó el especialista.
En Afganistán, "el miedo pánico, en particular a los insurgentes talibanes", podría ser una de las causas, dijo.
Al cabo de más de 30 años de "guerra, de pobreza, de disputas familiares y de migraciones ", la mitad de la población sufre "traumatismos, depresión y ansiedad", afirmó Bachir Ahmad Sarwari, director de los servicios departamentales de salud mental.
El domingo, cuando decenas de niñas de la misma escuela de Tajar se desmayaban una vez más, según los medios locales, en un comunicado, los talibanes se "disociaron completamente" de los presuntos envenenamientos. A pesar de los desmentidos, los insurgentes aparecen como los culpables perfectos porque cuando estaban en el poder (1996-2001), rechazaban el acceso a las escuelas a las niñas y prohibían a sus madres trabajar o simplemente salir de sus casas sin compañía.
Una niña afgana que podría haber sido envenenada recibe tratamiento en un hospital en Kabul el 25 de agosto de 2010. Los casos de niñas en edad escolar presuntamente envenenadas por los insurgentes talibanes figuran a menudo en los titulares de la prensa en Afganistán pero faltan pruebas para demostrar esos hechos, que pueden explicarse por la histeria colectiva, según los expertos.
Los casos de niñas en edad escolar presuntamente envenenadas por los insurgentes talibanes figuran a menudo en los titulares de la prensa en Afganistán pero faltan pruebas para demostrar esos hechos, que pueden explicarse por la histeria colectiva, según los expertos.
La semana pasada, un presunto "ataque" contra una escuela de niñas en Tajar, una provincia del norte del país, terminó con 120 alumnas en el hospital, muchas de ellas después de haberse desmayado, otras quejándose de dolores.
Como es corriente en este tipo de casos, los responsables acusaron a los talibanes, que cuando estaban en el poder impedían a las niñas ir a la escuela, de haber contaminado el aire con un "polvo tóxico".
En dos ocasiones este mismo año, unos presuntos ataques con gas y con agua envenenada sirvieron para explicar el desmayo de escolares que luego salieron del hospital muy rápidamente después de los hechos. Los exámenes efectuados a los afectados no indicaron presencia alguna de veneno o gas, según el ministerio del Interior.
La fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF) realizó exámenes similares después de que 200 alumnos enfermaran en una escuela de la provincia de Jost (este), con resultado negativo.
En ausencia de pruebas científicas, el sociólogo Robert Bartholomew estima que estos supuestos envenenamientos tienen "todas las características de una enfermedad psicógena (cuya causa es únicamente psíquica) de masa, también conocida como histeria colectiva". Bartholomew dijo haber estudiado más de 600 casos de histeria colectiva en escuelas en Europa remontándose hasta 1566. "El episodio afgano entra seguramente en este contexto", afirmó.
"Los signos indicadores en Afganistán incluyen la preponderancia de niñas escolares, la ausencia flagrante de agentes tóxicos, síntomas pasajeros y benignos, un desencadenamiento y un restablecimiento rápidos, la presencia de un olor extraño y una ansiedad generada por un contexto de guerra", enumeró el especialista.
Casos similares se han observado en zonas de combate en las últimas décadas, como en los territorios palestinos en 1983, en Georgia en 1989 y en Kosovo en 1990, destacó el especialista.
En Afganistán, "el miedo pánico, en particular a los insurgentes talibanes", podría ser una de las causas, dijo.
Al cabo de más de 30 años de "guerra, de pobreza, de disputas familiares y de migraciones ", la mitad de la población sufre "traumatismos, depresión y ansiedad", afirmó Bachir Ahmad Sarwari, director de los servicios departamentales de salud mental.
El domingo, cuando decenas de niñas de la misma escuela de Tajar se desmayaban una vez más, según los medios locales, en un comunicado, los talibanes se "disociaron completamente" de los presuntos envenenamientos. A pesar de los desmentidos, los insurgentes aparecen como los culpables perfectos porque cuando estaban en el poder (1996-2001), rechazaban el acceso a las escuelas a las niñas y prohibían a sus madres trabajar o simplemente salir de sus casas sin compañía.
Una niña afgana que podría haber sido envenenada recibe tratamiento en un hospital en Kabul el 25 de agosto de 2010. Los casos de niñas en edad escolar presuntamente envenenadas por los insurgentes talibanes figuran a menudo en los titulares de la prensa en Afganistán pero faltan pruebas para demostrar esos hechos, que pueden explicarse por la histeria colectiva, según los expertos.