La sangre más antigua jamás encontrada

Redacción
BBC Mundo
Un grupo de científicos tuvo el privilegio de observar las células de sangre más antiguas jamás analizadas. Una herida de flecha de hace 5.300 años guardaba este hallazgo. El antiguo herido no es otro que Oetzi, el cadáver que se encontró congelado en los Alpes Italianos en 1991.
Pero llegar a estas muestras no fue fácil. Las células de sangre tienden a degradarse rápidamente. La dificultad de hallar su presencia hizo que anteriores observaciones sobre Oetzi no dieran resultado.

Ahora, un nuevo estudio del Journal of the Royal Society muestra que la excelente preservación de Oetzi llega incluso hasta la sangre que derramó poco antes de morir.

El hallazgo representa, por lejos, las células de sangre más antiguas jamás observadas.

Se trata del último capítulo en lo podría ser descrito como el misterio del crimen más antiguo.

Desde que Oetzi fue encontrado por excursionistas con una flecha clavada en su espalda, los expertos determinaron que murió de sus heridas y hasta pudieron conocer qué fue lo último que había comido.

"Como la fibrina está presente en heridas frescas y luego se degrada, la teoría de que Oetzi murió apenas fue herido por la flecha, como se había planteado, y no unos días después, ya no puede ser sostenida."

Albert Zink, investigador.

Ha habido mucho debate sobre si cayó muerto en el lugar o fue enterrado allí por otras personas.

En febrero, Albert Zink y sus colegas del Instituto Eurac para Momias y el Hombre de Hielo en Bolzano, Italia, publicaron el genoma completo de Oetzi.

Una clave en forma de donut

Un estudio anterior hecho por este grupo, publicado en Lancet, mostró que una herida en una mano de Oetzi contenía hemoglobina, una proteína encontrada en la sangre, a pesar de que se presumía que la naturaleza delicada de las células rojas de la sangre impediría tal preservación.

Oetzi

Después del hallazgo del cadáver, los científicos realizaron una reconstrucción de la apariencia que tuvo Oetzi en sus días.

Zink y sus colegas colaboraron con investigadores en el Center for Smart Interfaces (Centro para Superficies Inteligentes) de la Universidad de Darmstadt, en Alemania, y utilizaron un microscopio de fuerza atómica para observar pequeños cortes de tejido tomados de un área que rodea la herida de flecha.

La técnica usa una pequeña punta de metal de apenas unos átomos de ancho, que se arrastra sobre la superficie para tomar una muestra. El movimiento de la punta es registrado y da como resultado un mapa 3D de extraordinaria resolución.

El equipo encontró que la muestra de Oetzi contenía estructuras con una "delatora" forma de rosquilla, tal como la que tienen los glóbulos rojos de la sangre.

Para asegurar que las estructuras eran células conservadas y no una contaminación de algún tipo, confirmaron el hallazgo usando una técnica láser llamada espectroscopia Raman. Los resultados también indicaron la presencia de hemoglobina y de fibrina, una proteína asociada a la coagulación.

Pero los niveles de fibrina eran mucho más bajos de lo que se esperaría en heridas frescas.

"Como la fibrina está presente en heridas frescas y luego se degrada, la teoría de que Oetzi murió apenas fue herido por la flecha, como se había planteado, y no unos días después, ya no puede ser sostenida", resalta el profesor Zink.

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