La oposición siria muestra señales de división; ejército mantiene ataques
Damasco, AFP
El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal núcleo opositor, mostró este jueves señales evidentes de división, al punto que el líder Burhan Ghaliun dijo que estaba listo para renunciar cuando un nuevo dirigente sea electo, luego de las fuertes críticas por su reelección.
"No aceptaré ser el candidato de la división, no estoy atado a un puesto, y por lo tanto anuncio que me retiraré cuando sea elegido un nuevo candidato, ya sea por consenso o a través de nuevas elecciones", informó Ghaliun, ratificado el martes al frente del CNS.
Pocas horas antes, los Comités Locales de Coordinación (LCC), que organizan las protestas contra el gobierno, habían amenazado con retirarse del CNS, y denunciaron el "monopolio" del poder en el interior del núcleo opositor.
Las principales críticas al CNS mencionan en la enorme influencia de los Hermanos Musulmanes y su falta de coordinación con los militantes.
En especial, los militantes criticaron vivamente la reelección de Ghaliun, por estimar que el dirigente había sido impuesto por los Hermanos Musulmanes.
Partidario de una izquierda nacionalista árabe, Ghaliun había emergido como una personalidad capaz de servir como elemento unificador en el interior de un Consejo compuesto de múltiples tendencias, incluyendo islamistas, nacionalistas y liberales.
Como contrapartida a esta oposición dividida, el gobierno logró una expresión de apoyo de parte de Rusia, donde el Primer Ministro, Dmitri Medvedev alertó a países occidentales contra intervenciones militares "precipitadas" que pueden llevar extremistas al poder o convertir conflictos regionales y guerras con armas nucleares.
En este escenario, el ejército sirio concentraba el jueves sus ataques en la ciudad de Rastane, un importante bastión de las fuerzas rebeldes, que el miércoles fueron definidas por el presidente Bashar al Asad como "un bando de criminales".
Situada en la provincia de Homs, Rastane fue violentamente bombardeada desde la madrugada por parte del ejército, denunció la entidad opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La ciudad recibió casi "tres obuses por minuto", dijo a la AFP Rami Abdel Rahmane, presidente del OSDH, una entidad basada en Londres.
Rodeada por el ejército, Rastane abriga, según los militantes, un número elevado de oficiales rebeldes, que se defienden ferozmente.
Desde hace varios meses, esta ciudad escapa al control de las tropas gubernamentales, que en varias ocasiones han tratado de ocuparla. El 14 de mayo, 23 soldados murieron en un intento de ataque.
El miércoles, las tropas sirias llevaron a cabo cruentas ofensivas en varias regiones del país, en particular en las provincias de Deraa (sur) e Idleb (noroeste), así como en Homs, provocando la muertes de al menos 44 personas, en su mayoría civiles, según el OSDH.
En tanto, el presidente al Asad afirmó a una cadena de televisión rusa que las legislativas del 7 de mayo, boicoteadas por la oposición, habían mostrado que los sirios sostenían al gobierno frente a la oposición y los "terroristas".
Por otra parte, acusó a la oposición de recibir "armas y dinero" de diferentes países extranjeros, lamentando que los países occidentales hablen sólo de la "violencia del gobierno y no tengan jamás una palabra sobre los terroristas".
Citando a responsables estadounidenses y extranjeros, el diario Washington Post publicó el miércoles que Estados Unidos ayudaba y coordinaba la llegada a Siria de armas destinadas a los rebeldes, aunque no había entregado por ahora este armamento.
El miércoles, el ministro israelí de Defensa Ehud Barak declaró en una entrevista a la cadena CNN que el presidente sirio Bashar al Asad está "condenado" al fracaso.
En 14 meses, más de 12.000 personas han muerto en Siria, en su mayoría civiles, según el OSDH. Por otra parte, decenas de miles de sirios han debido refugiarse en los países vecinos.
Las violencias se han extendido al Líbano donde enfrentamientos entre opositores y partidarios del régimen sirio se han producido casi diariamente y desde el sábado en Trípoli, la gran ciudad del norte.
Imagen distribuida por la opositora Shaam News Network que muestra la destrucción provocada por los ataques en la localidad siria de Rastam, en el centro del país, el miércoles 16 de mayo. AFP está utilizando imágenes de fuentes alternativas al no estar autorizada a cubrir estos hechos, por lo que no se responsabiliza de posibles alteraciones del contenido de las mismas.
El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal núcleo opositor, mostró este jueves señales evidentes de división, al punto que el líder Burhan Ghaliun dijo que estaba listo para renunciar cuando un nuevo dirigente sea electo, luego de las fuertes críticas por su reelección.
"No aceptaré ser el candidato de la división, no estoy atado a un puesto, y por lo tanto anuncio que me retiraré cuando sea elegido un nuevo candidato, ya sea por consenso o a través de nuevas elecciones", informó Ghaliun, ratificado el martes al frente del CNS.
Pocas horas antes, los Comités Locales de Coordinación (LCC), que organizan las protestas contra el gobierno, habían amenazado con retirarse del CNS, y denunciaron el "monopolio" del poder en el interior del núcleo opositor.
Las principales críticas al CNS mencionan en la enorme influencia de los Hermanos Musulmanes y su falta de coordinación con los militantes.
En especial, los militantes criticaron vivamente la reelección de Ghaliun, por estimar que el dirigente había sido impuesto por los Hermanos Musulmanes.
Partidario de una izquierda nacionalista árabe, Ghaliun había emergido como una personalidad capaz de servir como elemento unificador en el interior de un Consejo compuesto de múltiples tendencias, incluyendo islamistas, nacionalistas y liberales.
Como contrapartida a esta oposición dividida, el gobierno logró una expresión de apoyo de parte de Rusia, donde el Primer Ministro, Dmitri Medvedev alertó a países occidentales contra intervenciones militares "precipitadas" que pueden llevar extremistas al poder o convertir conflictos regionales y guerras con armas nucleares.
En este escenario, el ejército sirio concentraba el jueves sus ataques en la ciudad de Rastane, un importante bastión de las fuerzas rebeldes, que el miércoles fueron definidas por el presidente Bashar al Asad como "un bando de criminales".
Situada en la provincia de Homs, Rastane fue violentamente bombardeada desde la madrugada por parte del ejército, denunció la entidad opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La ciudad recibió casi "tres obuses por minuto", dijo a la AFP Rami Abdel Rahmane, presidente del OSDH, una entidad basada en Londres.
Rodeada por el ejército, Rastane abriga, según los militantes, un número elevado de oficiales rebeldes, que se defienden ferozmente.
Desde hace varios meses, esta ciudad escapa al control de las tropas gubernamentales, que en varias ocasiones han tratado de ocuparla. El 14 de mayo, 23 soldados murieron en un intento de ataque.
El miércoles, las tropas sirias llevaron a cabo cruentas ofensivas en varias regiones del país, en particular en las provincias de Deraa (sur) e Idleb (noroeste), así como en Homs, provocando la muertes de al menos 44 personas, en su mayoría civiles, según el OSDH.
En tanto, el presidente al Asad afirmó a una cadena de televisión rusa que las legislativas del 7 de mayo, boicoteadas por la oposición, habían mostrado que los sirios sostenían al gobierno frente a la oposición y los "terroristas".
Por otra parte, acusó a la oposición de recibir "armas y dinero" de diferentes países extranjeros, lamentando que los países occidentales hablen sólo de la "violencia del gobierno y no tengan jamás una palabra sobre los terroristas".
Citando a responsables estadounidenses y extranjeros, el diario Washington Post publicó el miércoles que Estados Unidos ayudaba y coordinaba la llegada a Siria de armas destinadas a los rebeldes, aunque no había entregado por ahora este armamento.
El miércoles, el ministro israelí de Defensa Ehud Barak declaró en una entrevista a la cadena CNN que el presidente sirio Bashar al Asad está "condenado" al fracaso.
En 14 meses, más de 12.000 personas han muerto en Siria, en su mayoría civiles, según el OSDH. Por otra parte, decenas de miles de sirios han debido refugiarse en los países vecinos.
Las violencias se han extendido al Líbano donde enfrentamientos entre opositores y partidarios del régimen sirio se han producido casi diariamente y desde el sábado en Trípoli, la gran ciudad del norte.
Imagen distribuida por la opositora Shaam News Network que muestra la destrucción provocada por los ataques en la localidad siria de Rastam, en el centro del país, el miércoles 16 de mayo. AFP está utilizando imágenes de fuentes alternativas al no estar autorizada a cubrir estos hechos, por lo que no se responsabiliza de posibles alteraciones del contenido de las mismas.