La eurozona esquiva la recesión gracias a la recuperación de Alemania
El PIB de los Diecisiete se estanca en el primer trimestre, según Eurostat
El firme crecimiento del PIB alemán contrasta con el retroceso de Italia y España
Al menos un tercio de los países de la zona euro sigue en recesión
Alejandro Bolaños
Madrid, El País
Si se desprende la piel de estadísticas de la mayor crisis económica en medio siglo, lo que queda al descubierto, capa a capa, es un mundo de contrastes, de desequilibrios larvados durante años. El pesado avance de los países avanzados palidece frente al auge de los emergentes; el ritmo que marca Estados Unidos deja en evidencia a la zona euro. Y en los dominios de la divisa europea, la locomotora alemana se basta para compensar el retroceso de las deprimidas economías del sur. Hasta el punto de evitar al conjunto de los Diecisiete, y a la UE, su segunda recesión en tres años.
Entre enero y marzo, el PIB de la zona euro se mantuvo en el mismo nivel que en el trimestre final de 2011, cuando todos los pronósticos apuntaban a otro retroceso, como el que ya experimentó en aquel periodo (-0,3%). Un crecimiento nulo no es gran cosa, pero sí suficiente para esquivar por los pelos la recesión, que —en su definición más extendida—, exige enlazar dos trimestres en negativo. Una agradable sorpresa protagonizada, casi en exclusiva, por la recuperación de la economía alemana que pulverizó todas las previsiones. El crecimiento francés sigue en suspenso. Y España e Italia, en marcha atrás.
El goteo de estimaciones se abrió a primera hora de la mañana del martes con una nota de la oficina estadística alemana. Destatis informó de que el PIB de la primera economía de la zona euro había avanzado un 0,5% en el primer trimestre. Un crecimiento inesperado por su vigor, que no solo alejaba la recesión de Alemania —el descenso del PIB alemán en un 0,2% al cierre de 2011 queda así como un tropezón aislado—, también de la zona euro.
Para hacerse una idea de lo inesperado del crecimiento alemán basta echar un vistazo a las previsiones más recientes: la predicción media de los expertos consultados por las agencias Reuters y Bloomberg era un escuálido avance del 0,1%; y, hace apenas una semana, la Comisión Europea creía que el PIB alemán reflejaría un crecimiento nulo, no un incremento del 0,5%. A falta de un análisis más detallado, Destatis achacó el crecimiento a las exportaciones y al consumo interno, que contrarrestaron la debilidad de la inversión empresarial.
Lo que es menos sorprendente es que sea Alemania la economía de la zona euro donde se acumulan las buenas noticias. Salvo en lo peor de la Gran Recesión, en 2009, cuando el comercio internacional se desplomó, ha vadeado mucho mejor la crisis que el resto de las grandes economías europeas. La contención salarial y la primacía de su industria le han permitido aprovechar el tirón de las economías emergentes. A la fortaleza del sector exterior suma unas cuentas públicas bajo control, que le han eximido de los peores efectos de la extrema austeridad fiscal que el Gobierno alemán receta a sus socios. Ahora, la recuperación del poder adquisitivo en algunos colectivos de trabajadores propicia incluso una mejora de la demanda interna.
Según Eurostat, al menos un tercio de los países del euro —no se han suministrado estimaciones actualizadas para todos los países— sigue en recesión. Francia, la segunda economía del área, está estancada. Como estaba previsto, Italia (-0,8%) y España (-0,3%) sufren los embates de los ajustes presupuestarios y de la desconfianza de los mercados, que congelan el crédito y la inversión. El mercado laboral español da pie a otro contraste extremo: con una tasa de paro superior al 24%, aún se perdieron un 4% de empleos respecto al arranque de 2011. En Alemania, con el paro en mínimos históricos, los puestos de trabajo aumentaron un 1,5%.
Este primer avance estadístico confirma que Holanda, dentro de la zona euro, y Reino Unido, en la UE, también están en recesión. Y aporta alguna otra sorpresa positiva: Bélgica registró un crecimiento del 0,3%, algo que tampoco estaba en el radar de los expertos. Más llamativos aún son los datos de Portugal: Bruselas anticipaba una caída trimestral del 1%, cuando apenas se ha dejado un 0,1%, la décima parte. Portugal (e Irlanda, sin datos actualizados aún) estaría así más cerca de salir de la recesión. No es el caso, ni por asomo, de Grecia, el tercero de los países auxiliados por la UE, sin mayoría parlamentaria que asuma las draconianas exigencias del segundo plan de rescate.
Las divergencias también marcan el debate sobre el crecimiento, que protagonizará una cumbre europea la próxima semana. Y, si acaso, el avance estadístico divulgado el martes, lo encona. Porque Alemania, con los datos en la mano, tendrá más argumentos para defender su modelo, para exigir a los demás reformas estructurales y austeridad fiscal. Igual que los pésimos datos de los países más vulnerables, como España o Italia, sirven para argumentar que esa receta, sin la muleta de inversiones europeas, sin graduar la dosis, es lo más parecido a una condena.
El firme crecimiento del PIB alemán contrasta con el retroceso de Italia y España
Al menos un tercio de los países de la zona euro sigue en recesión
Alejandro Bolaños
Madrid, El País
Si se desprende la piel de estadísticas de la mayor crisis económica en medio siglo, lo que queda al descubierto, capa a capa, es un mundo de contrastes, de desequilibrios larvados durante años. El pesado avance de los países avanzados palidece frente al auge de los emergentes; el ritmo que marca Estados Unidos deja en evidencia a la zona euro. Y en los dominios de la divisa europea, la locomotora alemana se basta para compensar el retroceso de las deprimidas economías del sur. Hasta el punto de evitar al conjunto de los Diecisiete, y a la UE, su segunda recesión en tres años.
Entre enero y marzo, el PIB de la zona euro se mantuvo en el mismo nivel que en el trimestre final de 2011, cuando todos los pronósticos apuntaban a otro retroceso, como el que ya experimentó en aquel periodo (-0,3%). Un crecimiento nulo no es gran cosa, pero sí suficiente para esquivar por los pelos la recesión, que —en su definición más extendida—, exige enlazar dos trimestres en negativo. Una agradable sorpresa protagonizada, casi en exclusiva, por la recuperación de la economía alemana que pulverizó todas las previsiones. El crecimiento francés sigue en suspenso. Y España e Italia, en marcha atrás.
El goteo de estimaciones se abrió a primera hora de la mañana del martes con una nota de la oficina estadística alemana. Destatis informó de que el PIB de la primera economía de la zona euro había avanzado un 0,5% en el primer trimestre. Un crecimiento inesperado por su vigor, que no solo alejaba la recesión de Alemania —el descenso del PIB alemán en un 0,2% al cierre de 2011 queda así como un tropezón aislado—, también de la zona euro.
Para hacerse una idea de lo inesperado del crecimiento alemán basta echar un vistazo a las previsiones más recientes: la predicción media de los expertos consultados por las agencias Reuters y Bloomberg era un escuálido avance del 0,1%; y, hace apenas una semana, la Comisión Europea creía que el PIB alemán reflejaría un crecimiento nulo, no un incremento del 0,5%. A falta de un análisis más detallado, Destatis achacó el crecimiento a las exportaciones y al consumo interno, que contrarrestaron la debilidad de la inversión empresarial.
Lo que es menos sorprendente es que sea Alemania la economía de la zona euro donde se acumulan las buenas noticias. Salvo en lo peor de la Gran Recesión, en 2009, cuando el comercio internacional se desplomó, ha vadeado mucho mejor la crisis que el resto de las grandes economías europeas. La contención salarial y la primacía de su industria le han permitido aprovechar el tirón de las economías emergentes. A la fortaleza del sector exterior suma unas cuentas públicas bajo control, que le han eximido de los peores efectos de la extrema austeridad fiscal que el Gobierno alemán receta a sus socios. Ahora, la recuperación del poder adquisitivo en algunos colectivos de trabajadores propicia incluso una mejora de la demanda interna.
Según Eurostat, al menos un tercio de los países del euro —no se han suministrado estimaciones actualizadas para todos los países— sigue en recesión. Francia, la segunda economía del área, está estancada. Como estaba previsto, Italia (-0,8%) y España (-0,3%) sufren los embates de los ajustes presupuestarios y de la desconfianza de los mercados, que congelan el crédito y la inversión. El mercado laboral español da pie a otro contraste extremo: con una tasa de paro superior al 24%, aún se perdieron un 4% de empleos respecto al arranque de 2011. En Alemania, con el paro en mínimos históricos, los puestos de trabajo aumentaron un 1,5%.
Este primer avance estadístico confirma que Holanda, dentro de la zona euro, y Reino Unido, en la UE, también están en recesión. Y aporta alguna otra sorpresa positiva: Bélgica registró un crecimiento del 0,3%, algo que tampoco estaba en el radar de los expertos. Más llamativos aún son los datos de Portugal: Bruselas anticipaba una caída trimestral del 1%, cuando apenas se ha dejado un 0,1%, la décima parte. Portugal (e Irlanda, sin datos actualizados aún) estaría así más cerca de salir de la recesión. No es el caso, ni por asomo, de Grecia, el tercero de los países auxiliados por la UE, sin mayoría parlamentaria que asuma las draconianas exigencias del segundo plan de rescate.
Las divergencias también marcan el debate sobre el crecimiento, que protagonizará una cumbre europea la próxima semana. Y, si acaso, el avance estadístico divulgado el martes, lo encona. Porque Alemania, con los datos en la mano, tendrá más argumentos para defender su modelo, para exigir a los demás reformas estructurales y austeridad fiscal. Igual que los pésimos datos de los países más vulnerables, como España o Italia, sirven para argumentar que esa receta, sin la muleta de inversiones europeas, sin graduar la dosis, es lo más parecido a una condena.