Haití, entre el cólera y la parálisis política
Martelly cumple un año en el poder en un país con medio millón de personas en campos de desplazados
Maye Primera
Miami, El País
Michel Martelly ha celebrado esta semana su primer año en la Presidencia de Haití como si se tratara del primer día. Apenas el pasado miércoles, el presidente haitiano, un antiguo músico muy popular, logró formar por segunda vez un Gobierno, tras superar un nuevo episodio de la crisis política que ha mantenido paralizada la reconstrucción de la isla, devastada en enero de 2010 por un terremoto que mató a unas 300.000 personas. A un año de su toma de posesión, medio millón de haitianos sigue viviendo en campamentos para damnificados. La epidemia de cólera, que estalló en octubre de 2010 y que ha causado la muerte de unas 7.000 personas, se sigue cobrando vidas. Y cientos de ex soldados armados han tomado los viejos cuarteles para exigir al presidente que cumpla su promesa de restablecer el Ejército, desmantelado en 2004 tras la caída del entonces mandatario Jean-Bertrand Aristide.
Michel Martelly era un cantante de kompa (música popular, mezcla de reggae, soka y merengue) cuando asumió la presidencia de Haití el 14 de mayo de 2011, bajo una carpa que hacía las veces de Parlamento, en medio de un apagón eléctrico. Era la primera vez en la agitada historia de Haití en que un presidente electo recibía el poder de manos de otro, también electo por el voto popular. Era el estreno político de Martelly y los haitianos lo llevaron hasta allí justo por el hartazgo de la política de partidos y por su carisma. Pero esa apuesta, sin embargo, no ha dado los resultados esperados.
Desde que asumió el poder, Martelly se ha enfrascado en una guerra política con el Parlamento —que cuenta con una mayoría de diputados partidarios de René Preval, el anterior presidente— que ha paralizado a su Gobierno. Durante este primer año, nombró a cuatro primeros ministros y solo dos obtuvieron el visto bueno del Parlamento. El primero de ellos, el médico Garry Conille, asumió el cargo cinco meses después de la instalación del nuevo Gobierno y renunció en febrero pasado. Después de tres meses de vacío político, el miércoles tomó posesión como primer ministro Laurent Lamothe, ministro de Asuntos Exteriores, antiguo tenista y empresario de telecomunicaciones que ha hecho fortuna en África.
El presidente Martelly y su nuevo primer ministro tienen los mismos retos de hace un año. De los 650.000 haitianos que en mayo de 20011 aún vivían en campamentos para damnificados del terremoto, solo 150.000 han sido reubicados. La mayoría de ellos ha recibido dinero del Gobierno o de las alcaldías para desalojar las plazas públicas y los terrenos privados donde levantaron sus tiendas de campaña hace más de dos años.
Por otra parte, la epidemia de cólera que comenzó en octubre de 2011 y que ha matado a unas 7.000 personas, sigue cobrándose víctimas, aunque el Gobierno dice tenerlo todo bajo control. De acuerdo a cifras de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, los casos de cólera se cuadruplicaron en abril y se estima que este año podrían enfermar unas 250.000 personas más. “Se ha hecho demasiado poco para pensar que el cólera no iba a volver en 2012. Es preocupante que las autoridades sanitarias no estén mejor preparadas y que se aferren a mensajes tranquilizadores que nada tienen que ver con la realidad”, ha señalado al respecto Gaëtan Drossart, coordinador general de la misión de Médicos Sin Fronteras en Haití.
Maye Primera
Miami, El País
Michel Martelly ha celebrado esta semana su primer año en la Presidencia de Haití como si se tratara del primer día. Apenas el pasado miércoles, el presidente haitiano, un antiguo músico muy popular, logró formar por segunda vez un Gobierno, tras superar un nuevo episodio de la crisis política que ha mantenido paralizada la reconstrucción de la isla, devastada en enero de 2010 por un terremoto que mató a unas 300.000 personas. A un año de su toma de posesión, medio millón de haitianos sigue viviendo en campamentos para damnificados. La epidemia de cólera, que estalló en octubre de 2010 y que ha causado la muerte de unas 7.000 personas, se sigue cobrando vidas. Y cientos de ex soldados armados han tomado los viejos cuarteles para exigir al presidente que cumpla su promesa de restablecer el Ejército, desmantelado en 2004 tras la caída del entonces mandatario Jean-Bertrand Aristide.
Michel Martelly era un cantante de kompa (música popular, mezcla de reggae, soka y merengue) cuando asumió la presidencia de Haití el 14 de mayo de 2011, bajo una carpa que hacía las veces de Parlamento, en medio de un apagón eléctrico. Era la primera vez en la agitada historia de Haití en que un presidente electo recibía el poder de manos de otro, también electo por el voto popular. Era el estreno político de Martelly y los haitianos lo llevaron hasta allí justo por el hartazgo de la política de partidos y por su carisma. Pero esa apuesta, sin embargo, no ha dado los resultados esperados.
Desde que asumió el poder, Martelly se ha enfrascado en una guerra política con el Parlamento —que cuenta con una mayoría de diputados partidarios de René Preval, el anterior presidente— que ha paralizado a su Gobierno. Durante este primer año, nombró a cuatro primeros ministros y solo dos obtuvieron el visto bueno del Parlamento. El primero de ellos, el médico Garry Conille, asumió el cargo cinco meses después de la instalación del nuevo Gobierno y renunció en febrero pasado. Después de tres meses de vacío político, el miércoles tomó posesión como primer ministro Laurent Lamothe, ministro de Asuntos Exteriores, antiguo tenista y empresario de telecomunicaciones que ha hecho fortuna en África.
El presidente Martelly y su nuevo primer ministro tienen los mismos retos de hace un año. De los 650.000 haitianos que en mayo de 20011 aún vivían en campamentos para damnificados del terremoto, solo 150.000 han sido reubicados. La mayoría de ellos ha recibido dinero del Gobierno o de las alcaldías para desalojar las plazas públicas y los terrenos privados donde levantaron sus tiendas de campaña hace más de dos años.
Por otra parte, la epidemia de cólera que comenzó en octubre de 2011 y que ha matado a unas 7.000 personas, sigue cobrándose víctimas, aunque el Gobierno dice tenerlo todo bajo control. De acuerdo a cifras de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, los casos de cólera se cuadruplicaron en abril y se estima que este año podrían enfermar unas 250.000 personas más. “Se ha hecho demasiado poco para pensar que el cólera no iba a volver en 2012. Es preocupante que las autoridades sanitarias no estén mejor preparadas y que se aferren a mensajes tranquilizadores que nada tienen que ver con la realidad”, ha señalado al respecto Gaëtan Drossart, coordinador general de la misión de Médicos Sin Fronteras en Haití.