Francia se aleja de la OTAN en Afganistán
Hollande marca distancia con sus ausencia durante la intervención de Obama
Antonio Caño
Chicago, El País
La ausencia de François Hollande en los discursos que este lunes pronunciaron en la sesión plenaria de la OTAN el presidente Barack Obama y el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, fue el mejor indicador de que esta poderosa alianza militar afronta un futuro sin Francia en Afganistán, quizá incluso un futuro con menor participación de ese país en próximas operaciones en otras partes del mundo.
Hollande entró en la sala de la sesión justo después de que Obama y Rasmussen habían concluido sus intervenciones. Era la única silla vacía en esos momentos. Los periodistas autorizados a estar presentes en ese lugar escucharon decir al ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, "tenemos que explicar las cosas", una posible referencia a la necesidad de justificar la ausencia, al menos ante los anfitriones, Estados Unidos y la propia organización de la OTAN. Posteriormente, el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, comentó a la prensa que Hollande había tenido dos reuniones bilaterales por la mañana, con el presidente de Polonia y con el secretario general de la ONU, y que eso ocasionó el retraso.
Cuando el presidente francés entró en la sala, conversó unos minutos con la canciller alemana, Angela Merkel, antes de tomar su asiento. La sesión de ayer estuvo íntegramente dedicada a Afganistán. Hollande ha confirmado en esta cumbre su intención de retirar todas las tropas francesas, algo más de 3.000, a finales de este año, rompiendo la unidad con la que ha sido ratificado aquí el plan de retirada inicialmente propuesto por EE UU.
La OTAN seguirá, pues, adelante en Afganistán sin Francia, o al menos con un papel secundario para ese país, puesto que Hollande prometió a Obama en Washington que podría seguir contribuyendo a la misión en Afganistán "por otros medios". La última fase de la guerra, como estaba previsto, consiste en una transición del papel de la OTAN de fuerzas de combate al de fuerzas de apoyo en 2013 y el cese definitiva de participación militar en 2014. "En la medida en que el Ejército afgano sea más fuerte, nuestras fuerzas se irán reduciendo", dijo Rasmussen.
Francia no esperará a ese momento. Aunque, en su día, el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, se comprometió con el calendario que concluye en 2014, Hollande ha corregido ese compromiso y ha colocado, políticamente, a la OTAN al borde una difícil crisis. Militarmente, la aportación francesa en Afganistán no es ya relevante de cara al futuro. En una perspectiva más amplia, la OTAN ha sobrevivido muchos años sin la participación de Francia en su estructura militar. Pero, políticamente, la posición de Hollande abre algunos interrogantes sobre si la OTAN podrá jugar en el futuro un papel como el que ha tenido recientemente, por ejemplo, en Libia.
Probablemente, solo el hecho de que Obama fue informado personalmente por Hollande de la retirada anticipada de Afganistán, y que entre los dos presidentes parece haber surgido una buena comunicación, ha evitado que la decisión provoque males mayores. El presidente norteamericano no se refirió ayer a la postura de su colega francés, pero sí defendió la vigencia de la misión en Afganistán y su carácter internacional, que es lo mismo que criticar el paso dado por Hollande.
"Se trata de una misión internacional", manifestó Obama, "y lo es porque la región y el mundo tienen un profundo interés en un Afganistán estable, seguro y que no vuelva a ser la base de ataques contra otras naciones". El presidente norteamericano aludió también a la necesidad de completar la misión, de no abandonarla precipitadamente, porque "esta es la única forma de preservar el duro trabajo que se ha hecho hasta ahora".
Tanto Obama como Rasmussen sostuvieron el compromiso que la comunidad internacional tiene asumido con el pueblo afgano. Ambos dijeron que abandonar ahora a ese país, después de más década de guerra, sería una irresponsabilidad por parte de la OTAN. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se limitó a expresar su “respeto” por “la decisión de Francia”, pero advirtió de que la posición del Gobierno español sigue siendo: “En Afganistán entramos juntos y saldremos juntos”.
Obama asume un riesgo con la prolongación de la guerra durante un año más. Este conflicto es ya muy impopular en EE UU, y su extensión puede perjudicar al presidente de cara a las elecciones de noviembre. Aunque pierda intensidad, como ha advertido el jefe de las tropas internacionales en Afganistán, general John Allen, todavía habrá combate a lo largo del año que viene y el próximo. Todavía morirán soldados norteamericanos y aún pueden producirse graves reveses militares.
No va a ser fácil mantener la unidad de la OTAN en esas condiciones. Se ha conseguido en esta cumbre. La retirada francesa no ha dado lugar a la desbandada masiva que se temía. Más de 50 países siguen aún comprometidos con la misión. Pero, seguramente, con poca fe. Asumido ya que no se va a conseguir una transformación radical de Afganistán, no es fácil seguir encontrando razones para combatir. Obama considera que sí, que aún se pueden crear en ese país condiciones favorables para crear cierta estabilidad en el futuro, que, según sus propias palabras, "el Afganistán de hoy es radicalmente diferente al de hace una década".
Las tropas de la OTAN que permanezcan en Afganistán el año próximo continuarán combatiendo a los rebeldes talibanes, aunque la iniciativa la lleve el Ejército afgano, precisó esta noche en la cumbre atlántica de Chicago el jefe de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general norteamericano John Allen.
“Es importante dejar claro que el tránsito de misión de combate a misión de apoyo [lo que ocurrirá a mediados de 2013] no significa que nuestros soldados dejen de combatir; seguirán implicados en la guerra”, declaró el general Allen mientras los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN discuten la fase final de la guerra, la que debe dar lugar a la retirada definitiva a finales de 2014.
Antonio Caño
Chicago, El País
La ausencia de François Hollande en los discursos que este lunes pronunciaron en la sesión plenaria de la OTAN el presidente Barack Obama y el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, fue el mejor indicador de que esta poderosa alianza militar afronta un futuro sin Francia en Afganistán, quizá incluso un futuro con menor participación de ese país en próximas operaciones en otras partes del mundo.
Hollande entró en la sala de la sesión justo después de que Obama y Rasmussen habían concluido sus intervenciones. Era la única silla vacía en esos momentos. Los periodistas autorizados a estar presentes en ese lugar escucharon decir al ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, "tenemos que explicar las cosas", una posible referencia a la necesidad de justificar la ausencia, al menos ante los anfitriones, Estados Unidos y la propia organización de la OTAN. Posteriormente, el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, comentó a la prensa que Hollande había tenido dos reuniones bilaterales por la mañana, con el presidente de Polonia y con el secretario general de la ONU, y que eso ocasionó el retraso.
Cuando el presidente francés entró en la sala, conversó unos minutos con la canciller alemana, Angela Merkel, antes de tomar su asiento. La sesión de ayer estuvo íntegramente dedicada a Afganistán. Hollande ha confirmado en esta cumbre su intención de retirar todas las tropas francesas, algo más de 3.000, a finales de este año, rompiendo la unidad con la que ha sido ratificado aquí el plan de retirada inicialmente propuesto por EE UU.
La OTAN seguirá, pues, adelante en Afganistán sin Francia, o al menos con un papel secundario para ese país, puesto que Hollande prometió a Obama en Washington que podría seguir contribuyendo a la misión en Afganistán "por otros medios". La última fase de la guerra, como estaba previsto, consiste en una transición del papel de la OTAN de fuerzas de combate al de fuerzas de apoyo en 2013 y el cese definitiva de participación militar en 2014. "En la medida en que el Ejército afgano sea más fuerte, nuestras fuerzas se irán reduciendo", dijo Rasmussen.
Francia no esperará a ese momento. Aunque, en su día, el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, se comprometió con el calendario que concluye en 2014, Hollande ha corregido ese compromiso y ha colocado, políticamente, a la OTAN al borde una difícil crisis. Militarmente, la aportación francesa en Afganistán no es ya relevante de cara al futuro. En una perspectiva más amplia, la OTAN ha sobrevivido muchos años sin la participación de Francia en su estructura militar. Pero, políticamente, la posición de Hollande abre algunos interrogantes sobre si la OTAN podrá jugar en el futuro un papel como el que ha tenido recientemente, por ejemplo, en Libia.
Probablemente, solo el hecho de que Obama fue informado personalmente por Hollande de la retirada anticipada de Afganistán, y que entre los dos presidentes parece haber surgido una buena comunicación, ha evitado que la decisión provoque males mayores. El presidente norteamericano no se refirió ayer a la postura de su colega francés, pero sí defendió la vigencia de la misión en Afganistán y su carácter internacional, que es lo mismo que criticar el paso dado por Hollande.
"Se trata de una misión internacional", manifestó Obama, "y lo es porque la región y el mundo tienen un profundo interés en un Afganistán estable, seguro y que no vuelva a ser la base de ataques contra otras naciones". El presidente norteamericano aludió también a la necesidad de completar la misión, de no abandonarla precipitadamente, porque "esta es la única forma de preservar el duro trabajo que se ha hecho hasta ahora".
Tanto Obama como Rasmussen sostuvieron el compromiso que la comunidad internacional tiene asumido con el pueblo afgano. Ambos dijeron que abandonar ahora a ese país, después de más década de guerra, sería una irresponsabilidad por parte de la OTAN. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se limitó a expresar su “respeto” por “la decisión de Francia”, pero advirtió de que la posición del Gobierno español sigue siendo: “En Afganistán entramos juntos y saldremos juntos”.
Obama asume un riesgo con la prolongación de la guerra durante un año más. Este conflicto es ya muy impopular en EE UU, y su extensión puede perjudicar al presidente de cara a las elecciones de noviembre. Aunque pierda intensidad, como ha advertido el jefe de las tropas internacionales en Afganistán, general John Allen, todavía habrá combate a lo largo del año que viene y el próximo. Todavía morirán soldados norteamericanos y aún pueden producirse graves reveses militares.
No va a ser fácil mantener la unidad de la OTAN en esas condiciones. Se ha conseguido en esta cumbre. La retirada francesa no ha dado lugar a la desbandada masiva que se temía. Más de 50 países siguen aún comprometidos con la misión. Pero, seguramente, con poca fe. Asumido ya que no se va a conseguir una transformación radical de Afganistán, no es fácil seguir encontrando razones para combatir. Obama considera que sí, que aún se pueden crear en ese país condiciones favorables para crear cierta estabilidad en el futuro, que, según sus propias palabras, "el Afganistán de hoy es radicalmente diferente al de hace una década".
Las tropas de la OTAN que permanezcan en Afganistán el año próximo continuarán combatiendo a los rebeldes talibanes, aunque la iniciativa la lleve el Ejército afgano, precisó esta noche en la cumbre atlántica de Chicago el jefe de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general norteamericano John Allen.
“Es importante dejar claro que el tránsito de misión de combate a misión de apoyo [lo que ocurrirá a mediados de 2013] no significa que nuestros soldados dejen de combatir; seguirán implicados en la guerra”, declaró el general Allen mientras los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN discuten la fase final de la guerra, la que debe dar lugar a la retirada definitiva a finales de 2014.