Cumbre europea para el crecimiento dominada por la incertidumbre en Grecia
BRUSELAS, AFP
Los dirigentes europeos debaten el miércoles medidas para reactivar el crecimiento, en una cena en Bruselas que estará dominada por el pánico de una posible salida de Grecia del euro y las dudas sobre la banca española.
El presidente francés, el socialista Francois Hollande, hará su estreno en una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) presentando los eurobonos como una de las principales recetas para salir de la crisis, una opción que la canciller alemana, la conservadora Angela Merkel, rechaza y Austria califica de "tontería".
Alemania defiende a cambio la disciplina fiscal y reformas estructurales en desmedro de medidas como los eurobonos, una emisión conjunta de deuda de los países de la Eurozona para compartir riesgos y evitar diferencias entre las primas de riesgo de los 17 países de la unión monetaria.
Una fuente europea señaló sin embargo que Francia podría obtener esta noche un compromiso de Alemania, si Hollande coopera con los esfuerzos de Merkel para lograr una ratificación rápida en la Unión Europea (UE) del pacto de disciplina fiscal.
"Eso sería un verdadero acuerdo franco-alemán", consideró una fuente europea.
Incluso el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, exhortó a "todas las partes a no oponerse por principio a las eurobonos".
España, que sería uno de los principales benfeciarios, planteó que no tiene objeción alguna a debatir el asunto, pero sugirió que puede distraer a la UE de lo que deben de ser sus prioridades. Sobre todo, porque el tiempo para encontrar soluciones apremia.
Es así que en el menú de la cita se colaron varios temas de difícil digestión, entre ellos la incertidumbre en Grecia y las dudas sobre la solvencia de la banca española.
El ex primer ministro Lucas Papademos admitió la posibilidad de una salida de Grecia del euro y señaló que "hay preparativos" para ese escenario.
"Aunque ese escenario sea poco probable y no sea deseable para Grecia ni para otros países, no puede excluirse que existan preparativos para contener las consecuencias potenciales de una salida de Grecia del euro", dijo al Wall Street Journal.
Los griegos están convocados por segunda vez a las urnas el 17 de junio, después que las primeras elecciones celebradas el 6 de mayo no permitieron a ninguna formación obtener una mayoría para gobernar.
La situación en Grecia es "muy preocupante", consideró el El Bundesbank, Banco Central Alemán, en su informe mensual, en el que advirtió que si la situación no cambia, Atenas se juega "la próxima entrega de ayudas (europeas e internacionales)".
También la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió del riesgo de "contagio" en caso de una salida de Grecia, y mencionó la posibilidad de un "incremento de la ayuda" europea a ese país para evitarla.
La incertidumbre sobre Grecia sacudió a los mercados que abrieron en fuerte baja: el índice FTSE-100 de Londres perdía 1,25%, el Dax de Fráncfort registraba una baja de 1,29%, el CAC 40 de París 1,26% y el Ibex de Madrid bajaba 1,52%.
Los Veintisiete se reúnen un día después de que la OCDE advirtiera de que el agravamiento de la crisis de la Eurozona es el mayor riesgo para la reactivación de la economía mundial y que el FMI exhortara a la unión monetaria a "un mayor esfuerzo".
Los debates estarán consagrados además a la falta de solvencia y credibilidad de la banca en España, y su impacto inmediato en la cotización de la deuda de ese país, cuarta economía de la Eurozona.
Sin embargo, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy intentará demostrar que el sector bancario puede recuperar solvencia sin recurrir a la ayuda externa.
A cambio, el mandatario conservador, que se reúne con Hollande antes de la cena de la UE, intentará convencer a sus socios de una mayor intervención del Banco Central Europeo (BCE) para que inyecte más liquidez y compre deuda de los países que cumplen con la austeridad en los mercados, de manera de reducir los costes de financiación de España.
Según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), las pérdidas de la banca española por su cartera crediticia podrían llegar a 260.000 millones de euros (332.000 millones de dólares), y el sector podría necesitar 60.000 millones de euros para mantenerse a flote.
Los dirigentes europeos debaten el miércoles medidas para reactivar el crecimiento, en una cena en Bruselas que estará dominada por el pánico de una posible salida de Grecia del euro y las dudas sobre la banca española.
El presidente francés, el socialista Francois Hollande, hará su estreno en una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) presentando los eurobonos como una de las principales recetas para salir de la crisis, una opción que la canciller alemana, la conservadora Angela Merkel, rechaza y Austria califica de "tontería".
Alemania defiende a cambio la disciplina fiscal y reformas estructurales en desmedro de medidas como los eurobonos, una emisión conjunta de deuda de los países de la Eurozona para compartir riesgos y evitar diferencias entre las primas de riesgo de los 17 países de la unión monetaria.
Una fuente europea señaló sin embargo que Francia podría obtener esta noche un compromiso de Alemania, si Hollande coopera con los esfuerzos de Merkel para lograr una ratificación rápida en la Unión Europea (UE) del pacto de disciplina fiscal.
"Eso sería un verdadero acuerdo franco-alemán", consideró una fuente europea.
Incluso el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, exhortó a "todas las partes a no oponerse por principio a las eurobonos".
España, que sería uno de los principales benfeciarios, planteó que no tiene objeción alguna a debatir el asunto, pero sugirió que puede distraer a la UE de lo que deben de ser sus prioridades. Sobre todo, porque el tiempo para encontrar soluciones apremia.
Es así que en el menú de la cita se colaron varios temas de difícil digestión, entre ellos la incertidumbre en Grecia y las dudas sobre la solvencia de la banca española.
El ex primer ministro Lucas Papademos admitió la posibilidad de una salida de Grecia del euro y señaló que "hay preparativos" para ese escenario.
"Aunque ese escenario sea poco probable y no sea deseable para Grecia ni para otros países, no puede excluirse que existan preparativos para contener las consecuencias potenciales de una salida de Grecia del euro", dijo al Wall Street Journal.
Los griegos están convocados por segunda vez a las urnas el 17 de junio, después que las primeras elecciones celebradas el 6 de mayo no permitieron a ninguna formación obtener una mayoría para gobernar.
La situación en Grecia es "muy preocupante", consideró el El Bundesbank, Banco Central Alemán, en su informe mensual, en el que advirtió que si la situación no cambia, Atenas se juega "la próxima entrega de ayudas (europeas e internacionales)".
También la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió del riesgo de "contagio" en caso de una salida de Grecia, y mencionó la posibilidad de un "incremento de la ayuda" europea a ese país para evitarla.
La incertidumbre sobre Grecia sacudió a los mercados que abrieron en fuerte baja: el índice FTSE-100 de Londres perdía 1,25%, el Dax de Fráncfort registraba una baja de 1,29%, el CAC 40 de París 1,26% y el Ibex de Madrid bajaba 1,52%.
Los Veintisiete se reúnen un día después de que la OCDE advirtiera de que el agravamiento de la crisis de la Eurozona es el mayor riesgo para la reactivación de la economía mundial y que el FMI exhortara a la unión monetaria a "un mayor esfuerzo".
Los debates estarán consagrados además a la falta de solvencia y credibilidad de la banca en España, y su impacto inmediato en la cotización de la deuda de ese país, cuarta economía de la Eurozona.
Sin embargo, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy intentará demostrar que el sector bancario puede recuperar solvencia sin recurrir a la ayuda externa.
A cambio, el mandatario conservador, que se reúne con Hollande antes de la cena de la UE, intentará convencer a sus socios de una mayor intervención del Banco Central Europeo (BCE) para que inyecte más liquidez y compre deuda de los países que cumplen con la austeridad en los mercados, de manera de reducir los costes de financiación de España.
Según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), las pérdidas de la banca española por su cartera crediticia podrían llegar a 260.000 millones de euros (332.000 millones de dólares), y el sector podría necesitar 60.000 millones de euros para mantenerse a flote.