Choques Beirut dejan dos muertos tras muerte clérigo anti-Assad

Albireh, Reuters
Cientos de hombres armados islamistas dispararon al aire el lunes cuando despedían los restos de un clérigo musulmán suní cuya muerte desató enfrentamientos en las calles de Líbano, trasladando la violencia de la revuelta siria al país vecino.

Sheikh Ahmed Abdul Wahid, opositor del presidente sirio Bashar al-Assad, fue asesinado un día antes en un puesto de control militar libanés en una parte del país donde los suníes simpatizan con los rebeldes sirios.

Manifestantes bloquearon rutas y quemaron neumáticos en la norteña provincia de Akka y protestas similares en Beirut dieron lugar a combates armados con ametralladoras y granadas propulsadas a cohete.

Los choques del lunes entre militantes del Movimiento Futuro, leal al ex primer ministro Saad al-Hariri, contrario a Siria, y miembros de un partido pro-Siria dejaron dos muertos y fueron los peores en Beirut desde que un conflicto sectario llevó a Líbano al borde de la guerra civil en el 2008.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo en una reunión con el presidente francés Francois Hollande que está "extremadamente preocupado" por el riesgo de que se desate una guerra civil en Siria y por "el estallido de violencia relacionada en Líbano", según el organismo.

El Departamento de Estado estadounidense instó a "todas las partes a ejercer la moderación y el respeto por la seguridad y la estabilidad de Líbano".

Khaled Daher, miembro de Movimiento Futuro en el Parlamento, dijo que Abdul Wahid fue víctima de un "asesinato intencional" por parte de tropas libanesas leales a Damasco. Siria reclama a Líbano que interrumpa el suministro de armas a los rebeldes mayoritariamente suníes en el país.

Siria inundó Líbano con tropas al comienzo de su guerra civil de 1975 a 1991 y dominó a su pequeño vecino durante una década. Aún conserva una significativa influencia sobre el aparato de inteligencia y el Ejército libaneses.

La revuelta de 14 meses ha sacudido a Líbano, donde combates entre los musulmanes suníes, los partidarios de Assad que pertenecen a su secta minoritaria alauita y las tropas libanesas dejaron ocho muertos en la ciudad norteña de Trípoli la semana pasada.

Las personas que asistieron al funeral llevaron los cuerpos de Abdul Wahid y Muhammed Mraib, otro hombre muerto en el puesto de control, a una mezquita en Albireh, donde el cadáver del segundo fue envuelto con los estandartes del Ejército de Siria Libre y el Movimiento Futuro.

El primer ministro libanés, oriundo de Trípoli, llamó a la calma y prometió medidas para preservar la paz civil. Fuentes judiciales dijeron que 20 soldados están siendo interrogados por el incidente, luego de demandas para que sean procesados.

En Siria, donde un plan de paz propuesto por la ONU no logró detener la violencia, activistas de la oposición dijeron que las fuerzas de Assad extendieron una ofensiva en la provincia central de Hama.

Las fuerzas sirias bombardearon y luego atacaron el lunes el pueblo de Qastoun, dijo el jefe del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, Rami Abdelrahman, luego de lo que definió como la matanza de 41 personas un día antes en la cercana Souran.

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