Atacante de al-Qaida era informante de la CIA
WASHINGTON, AP
El mes pasado, los servicios de espionaje estadounidenses se enteraron de que la rama en Yemen de al-Qaida pretendía lanzar un ataque espectacular utilizando un nuevo tipo de bomba, casi indetectable, a bordo de un avión con destino a Estados Unidos, dijeron funcionarios.
Sin embargo, el hombre con que los terroristas contaban para realizar el ataque en realidad era un informante que trabajaba para la CIA y los servicios de espionaje de Arabia Saudí, revelaron el martes funcionarios estadounidenses y yemeníes a The Associated Press. La dramática operación encubierta frustró el ataque antes de que siquiera tuviera oportunidad de concretarse.
Se trata del más reciente intento fallido de al-Qaida, que en repetidas ocasiones ha estado cerca de detonar una bomba a bordo de un avión de pasajeros. Para Estados Unidos, fue una victoria que además le permitió a los servicios de inteligencia norteamericanos hacerse de la bomba intacta, para estudiarla.
Los funcionarios hablaron con la AP bajo condición de anonimato debido a lo delicado de la operación. La cooperación del terrorista potencial fue informada por primera vez el martes por el diario Los Angeles Times.
El FBI todavía está analizando el explosivo, que estaba destinado a ser escondido en la ropa interior de un atacante suicida que viajaría como pasajero.
Los funcionarios dijeron que era una versión mejorada de la bomba que no estalló a bordo de un avión sobre Detroit en la Navidad de 2009. Esta nueva bomba no tenían componentes de metal y utilizaba un producto químico —azida de plomo— que se suponía iba ser un detonante en el complot de 2010 para atacar aviones de carga, dijeron los funcionarios.
Los procedimientos de seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos se mantuvieron sin cambios el martes, un reflejo tanto de la confianza de Estados Unidos en sus sistemas de seguridad como del reconocimiento de que el gobierno no puede esperar de manera realista que los viajeros toleren mucho más.
Además, el aumento de los costos y las demoras a las compañías aéreas y empresas de transporte podría tener un impacto económico global. “Yo no esperaría ningún cambio real para las personas que viajan”, dijo el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers.
“Existe la preocupación de que la seguridad en el extranjero no se corresponda con la nuestra. Eso es un desafío permanente”, agregó.
Mientras los controles de seguridad de las aerolíneas en Estados Unidos significan pasar a través de una serie de onerosos y a veces embarazosos cacheos y revisiones a través de escáner, los procedimientos en el extranjero son heterogéneos. Estados Unidos no puede obligar a otros países a adoptar de forma permanente las costosas y molestas medidas que se han vuelto comunes en los aeropuertos estadounidenses en la última década.
La Administración de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos envió algunos consejos a compañías aéreas y aeropuertos internacionales acerca de las medidas de seguridad que podrían evitar un ataque con un explosivo oculto. Son los mismos consejos que Estados Unidos ha emitido antes, pero se creyó que podrían llamar la atención de nuevo a la luz del complot frustrado.
De momento, los estadounidenses viajaron el martes, aparentemente con poca preocupación.
“Estábamos nerviosos... por un minuto”, dijo Nan Gartner, un jubilado que se dirigía a Italia desde el aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York. “Pero entonces pensamos, ‘no vamos a ningún lugar cerca de Yemen, así que estamos bien’’’.
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Los periodistas de The Associated Press Kimberly Dozier, Ted Bridis, Bob Burns, Bradley Klapper y Alan Fram en Washington; Ahmed Al-Haj en Saná, Yemen; Verena Dobnik en Nueva York; Paisley Dodds en Londres; Matthew Lee en Nueva Delhi; y Slobodan Lekic en Bruselas colaboraron para este despacho.
El mes pasado, los servicios de espionaje estadounidenses se enteraron de que la rama en Yemen de al-Qaida pretendía lanzar un ataque espectacular utilizando un nuevo tipo de bomba, casi indetectable, a bordo de un avión con destino a Estados Unidos, dijeron funcionarios.
Sin embargo, el hombre con que los terroristas contaban para realizar el ataque en realidad era un informante que trabajaba para la CIA y los servicios de espionaje de Arabia Saudí, revelaron el martes funcionarios estadounidenses y yemeníes a The Associated Press. La dramática operación encubierta frustró el ataque antes de que siquiera tuviera oportunidad de concretarse.
Se trata del más reciente intento fallido de al-Qaida, que en repetidas ocasiones ha estado cerca de detonar una bomba a bordo de un avión de pasajeros. Para Estados Unidos, fue una victoria que además le permitió a los servicios de inteligencia norteamericanos hacerse de la bomba intacta, para estudiarla.
Los funcionarios hablaron con la AP bajo condición de anonimato debido a lo delicado de la operación. La cooperación del terrorista potencial fue informada por primera vez el martes por el diario Los Angeles Times.
El FBI todavía está analizando el explosivo, que estaba destinado a ser escondido en la ropa interior de un atacante suicida que viajaría como pasajero.
Los funcionarios dijeron que era una versión mejorada de la bomba que no estalló a bordo de un avión sobre Detroit en la Navidad de 2009. Esta nueva bomba no tenían componentes de metal y utilizaba un producto químico —azida de plomo— que se suponía iba ser un detonante en el complot de 2010 para atacar aviones de carga, dijeron los funcionarios.
Los procedimientos de seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos se mantuvieron sin cambios el martes, un reflejo tanto de la confianza de Estados Unidos en sus sistemas de seguridad como del reconocimiento de que el gobierno no puede esperar de manera realista que los viajeros toleren mucho más.
Además, el aumento de los costos y las demoras a las compañías aéreas y empresas de transporte podría tener un impacto económico global. “Yo no esperaría ningún cambio real para las personas que viajan”, dijo el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers.
“Existe la preocupación de que la seguridad en el extranjero no se corresponda con la nuestra. Eso es un desafío permanente”, agregó.
Mientras los controles de seguridad de las aerolíneas en Estados Unidos significan pasar a través de una serie de onerosos y a veces embarazosos cacheos y revisiones a través de escáner, los procedimientos en el extranjero son heterogéneos. Estados Unidos no puede obligar a otros países a adoptar de forma permanente las costosas y molestas medidas que se han vuelto comunes en los aeropuertos estadounidenses en la última década.
La Administración de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos envió algunos consejos a compañías aéreas y aeropuertos internacionales acerca de las medidas de seguridad que podrían evitar un ataque con un explosivo oculto. Son los mismos consejos que Estados Unidos ha emitido antes, pero se creyó que podrían llamar la atención de nuevo a la luz del complot frustrado.
De momento, los estadounidenses viajaron el martes, aparentemente con poca preocupación.
“Estábamos nerviosos... por un minuto”, dijo Nan Gartner, un jubilado que se dirigía a Italia desde el aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York. “Pero entonces pensamos, ‘no vamos a ningún lugar cerca de Yemen, así que estamos bien’’’.
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Los periodistas de The Associated Press Kimberly Dozier, Ted Bridis, Bob Burns, Bradley Klapper y Alan Fram en Washington; Ahmed Al-Haj en Saná, Yemen; Verena Dobnik en Nueva York; Paisley Dodds en Londres; Matthew Lee en Nueva Delhi; y Slobodan Lekic en Bruselas colaboraron para este despacho.