La Casa Blanca niega querer intimidar al Supremo sobre la reforma sanitaria
Washington, EFE
La Casa Blanca negó hoy que el presidente de EE.UU., Barack Obama, intente intimidar al Tribunal Supremo para que, en su dictamen de junio próximo, reafirme la constitucionalidad de la reforma sanitaria de 2010.
Durante su acostumbrada rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, defendió los argumentos que expuso Obama el lunes sobre la constitucionalidad de la reforma sanitaria y sus advertencias contra el "activismo" de los jueces del Supremo.
El lunes, Obama expresó confianza en que el Tribunal Supremo dejará en pie la reforma sanitaria si bien uno de sus componentes, el seguro médico obligatorio a partir de 2014, ha suscitado la repulsa de los republicanos y grupos conservadores afines.
"Confío en que el Tribunal Supremo no tomará lo que sería un paso extraordinario y sin precedentes de revocar una ley que se aprobó por una firme mayoría en un Congreso elegido democráticamente", dijo Obama, durante una rueda de prensa conjunta con su par mexicano, Felipe Calderón, y el primer ministro canadiense, Stephen Harper, al término de una cumbre trilateral.
Era la primera vez que el mandatario estadounidense se pronunciaba públicamente sobre el asunto que examina el Tribunal Supremo, y que, según los observadores, tendrá un impacto en las urnas en noviembre próximo.
Para Obama, el caso ante el Tribunal Supremo es un "buen ejemplo" del conflicto constitucional que plantea el hecho de que los jueces puedan revocar una ley, por lo que reiteró su optimismo de que el Supremo reconocerá esa realidad y "no dará ese paso".
En ese sentido, Carney destacó el historial de 85 años del Tribunal Supremo que, "sin excepciones", ha respetado la autoridad del Congreso de aprobar leyes "que regulen asuntos de importancia económica nacional como el cuidado de la salud".
Carney negó las críticas que consideran que, con sus declaraciones del lunes, el mandatario estadounidense intenta presionar al Tribunal Supremo, en vez de permitir que los nueve magistrados emitan su dictamen en junio próximo.
Obama sólo defendía la constitucionalidad de la reforma sanitaria y por qué cree que el Tribunal Supremo debe preservar su precedente de "deferir al Congreso su autoridad de aprobar legislación para regular" asuntos económicos como el sistema de salud de EE.UU., reiteró Carney.
"Eso es lo contrario de intimidación. Simplemente estaba haciendo una observación sobre el precedente y el hecho de que espera que el tribunal se adhiera a ese precedente", enfatizó el portavoz.
La Casa Blanca negó hoy que el presidente de EE.UU., Barack Obama, intente intimidar al Tribunal Supremo para que, en su dictamen de junio próximo, reafirme la constitucionalidad de la reforma sanitaria de 2010.
Durante su acostumbrada rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, defendió los argumentos que expuso Obama el lunes sobre la constitucionalidad de la reforma sanitaria y sus advertencias contra el "activismo" de los jueces del Supremo.
El lunes, Obama expresó confianza en que el Tribunal Supremo dejará en pie la reforma sanitaria si bien uno de sus componentes, el seguro médico obligatorio a partir de 2014, ha suscitado la repulsa de los republicanos y grupos conservadores afines.
"Confío en que el Tribunal Supremo no tomará lo que sería un paso extraordinario y sin precedentes de revocar una ley que se aprobó por una firme mayoría en un Congreso elegido democráticamente", dijo Obama, durante una rueda de prensa conjunta con su par mexicano, Felipe Calderón, y el primer ministro canadiense, Stephen Harper, al término de una cumbre trilateral.
Era la primera vez que el mandatario estadounidense se pronunciaba públicamente sobre el asunto que examina el Tribunal Supremo, y que, según los observadores, tendrá un impacto en las urnas en noviembre próximo.
Para Obama, el caso ante el Tribunal Supremo es un "buen ejemplo" del conflicto constitucional que plantea el hecho de que los jueces puedan revocar una ley, por lo que reiteró su optimismo de que el Supremo reconocerá esa realidad y "no dará ese paso".
En ese sentido, Carney destacó el historial de 85 años del Tribunal Supremo que, "sin excepciones", ha respetado la autoridad del Congreso de aprobar leyes "que regulen asuntos de importancia económica nacional como el cuidado de la salud".
Carney negó las críticas que consideran que, con sus declaraciones del lunes, el mandatario estadounidense intenta presionar al Tribunal Supremo, en vez de permitir que los nueve magistrados emitan su dictamen en junio próximo.
Obama sólo defendía la constitucionalidad de la reforma sanitaria y por qué cree que el Tribunal Supremo debe preservar su precedente de "deferir al Congreso su autoridad de aprobar legislación para regular" asuntos económicos como el sistema de salud de EE.UU., reiteró Carney.
"Eso es lo contrario de intimidación. Simplemente estaba haciendo una observación sobre el precedente y el hecho de que espera que el tribunal se adhiera a ese precedente", enfatizó el portavoz.