Ira griega mantiene lejos a los turistas alemanes


Corinto, Reuters
Los turistas alemanes son escasos en Grecia en estos días, ya que están asustados por los informes de sentimientos antigermánicos en algunos sitios, temerosos de quedar atrapados por las huelgas y las imágenes de televisión de furiosos disturbios en contra de los planes de austeridad.

¿Quién en su sano juicio, después de todo, querría ir de vacaciones a un lugar donde lo podrían llamar nazi?

La escasez de alemanes es especialmente notable en los puntos turísticos como Corinto, una encantadora y antigua ciudad situada a 80 kilómetros al oeste de Atenas.

Debido a que el turismo aporta un 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Grecia y a que los alemanes son el mayor grupo de visitantes, su ausencia está causando dolor.

"Los alemanes no están viniendo aquí este año pero no hay razón para que estén asustados", dijo Nicki Nastouli, que trabaja en una tienda para turistas y en un restaurante cerca del borde del Canal del Corinto.

"No van a venir debido a los problemas. Pero nosotros no tenemos un problema con el pueblo alemán, sólo con su Gobierno", agregó.

Y qué problema. Los manifestantes en los disturbios en Atenas han quemado banderas alemanas y han acarreado una efigie de la canciller alemana, Angela Merkel, en un uniforme nazi.

Las caricaturas de los periódicos griegos representan a Merkel y al ministro de Finanzas Wolfgang Schaeuble como guardias en campos de concentración con griegos en su interior.

"A nadie en Grecia le agrada Merkel", dijo Yannis Kalyerakos, de 51 años, gerente de aeropuerto que visita el canal con su familia.

"Los griegos no tienen problemas con los alemanes, aunque es su Gobierno alemán el que está culpando a los griegos de que todo está mal", agregó.

Una caída en las reservas turísticas desde Alemania puede dar lugar a un retroceso de un 5,0 por ciento en el total de ingresos del turismo en el 2012, indicó el jefe de la Greek Tourism Enterprises, Andreas Andreadis.

"Ya no se trata de luchas políticas (...) Llegó a la gente de los países, de Alemania y Grecia. Necesitamos restablecer las relaciones entre los dos pueblos y dejar de lado las diferencias entre los banqueros y los políticos", dijo a Reuters.

Los datos de la principal temporada de vacaciones de verano muestra que las reservas anticipadas hechas desde Alemania cayeron en un 30 por ciento. En Berlín, un director de una importante agencia de turismo dijo que el interés de pasar las vacaciones en Grecia se estaba diluyendo.

"Mucha gente tiene dudas sobre si ir a Grecia, porque hay informes de que los alemanes son insultados y hay temores de posibles huelgas (...) Sólo los acérrimos seguidores de Grecia siguen haciendo reservas allí", dijo el director llamado Matthias.

CAMBIAR LA CARA DE EUROPA

Los griegos se quejan de que el Gobierno de Merkel - que exige fuertes recortes en los gastos como en el precio en los rescates de la deuda - está estrangulando su economía, empeorando una crisis de cinco años de duración que ha dejado casi a una cuarta parte de los trabajadores griegos sin empleo.

Las emociones están a flor de piel en la antesala de una apresurada elección el 6 de mayo, la primera desde que estalló la crisis de la deuda en el 2009.

Se espera que los dos principales partidos gobernantes del país tengan un gran apoyo. Los partidos marginales quieren entrar al Parlamento canalizando el resentimiento anti alemán.

"La actual dirigencia alemana está tratando de cambiar la cara de Europa", dijo Panos Kammenos, líder de un partido rebelde de derecha conocido como "Griegos Independientes" que apareció de la nada con un 11 por ciento en las encuestas de opinión.

"Trata de convertir una Europa de estados independientes en una Europa dominada por Alemania", dijo a Reuters.

La mayoría de los griegos aceptan la necesidad de hacer cambios profundos después de décadas de un despilfarro en el gasto estatal.

Pero muchos creen que los políticos alemanes quieren ir más allá - para infringir un castigo para su tranquila cultura - incluso si esto hace que la crisis empeore.

"Merkel y su Gobierno quieren cambiar la forma de vida de los griegos", dijo Marina Metsopoulos, de 43 años, una camarera en un café de Corinto no tan ocupado.

"Tenemos un estilo de vida diferente. Ahora quieren imponernos el de ellos. Quieren degradar el estilo de vida griego. Esta es una 'guerra económica' de Alemania contra Grecia", agregó.

Metsopoulos, que creció en Canadá antes de regresar a Grecia, dijo que la crisis revivió el sentimiento anti-alemán de la Segunda Guerra Mundial que muchos pensaban que había desaparecido.

Los griegos sufrieron atrocidades a manos de los nazis y de sus aliados fascistas durante la guerra. Sólo en Atenas, 300.000 civiles murieron de inanición durante una ocupación que duró más de tres años. Durante generaciones, se convirtió en un tema que los griegos no abordaban, pero se ha tratado mucho más ahora.

"Los griegos siguieron adelante y trataron de olvidar (...) Luego esto. Si me preguntas a mí, Alemania le debe a Grecia miles de millones por todos los asesinatos y los crímenes de guerra, Alemania le debería pagar a Grecia lo que le debe", dijo Metsopoulos.

Michelle Lavender, una mujer británica de 56 años que ha vivido en Grecia desde hace 11, dijo que podía entender la exasperación contra Alemania después de años de acusaciones con el dedo y de conversaciones duras por parte de los políticos alemanes, especialmente de sus líderes de segundo nivel.

"Hay tal odio por el Gobierno alemán por la forma en que han escogido a Grecia, como si Grecia fuera la única razón de los problemas de la zona euro (...) Grecia está siendo tratada como el chivo expiatorio de todo lo que ha salido mal", dijo.

Pero arremeter en público en contra de los alemanes sólo trae más dificultades a los griegos. El turismo emplea alrededor de un quinto de los 4 millones de mano de obra de Grecia, y los alemanes representan alrededor del 14 por ciento de los visitantes cada año, más que cualquier otra nación.

Los alemanes que han venido a Grecia de todos modos, dicen que el país es tan hospitalario como siempre.

"Lo estamos pasando muy bien y los griegos son increíblemente amables", dijo Christine Peters, una mecánico de Múnich de 30 años que está en Grecia con su marido.

Pero no estaba sorprendida de que muchos de sus compatriotas se mantuvieran alejados. "Es la forma de ser de los alemanes: si hay problemas en algún país, entonces los alemanes no van a ese lugar durante sus vacaciones", concluyó.

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