El país que esteriliza a sus mujeres en secreto
Adolat tiene una mirada impactante, un voz suave y un secreto que la hace sentir avergonzada.
Ella sabe que lo que sucedió no es su responsabilidad, pero no puede evitar sentirse culpable al respecto.
Adolat es de Uzbekistán, donde la vida gira en torno a los niños y donde una gran familia es la definición de éxito personal. Adolat piensa que su vida es un fracaso.
"¿Qué soy después de lo que me pasó?", dice mientras acaricia el cabello de su hija, la niña cuyo nacimiento cambió la vida de Adolat.
"Siempre soñé con tener cuatro -dos hijas y dos hijos- pero después de mi segunda hija no podía quedar embarazada", explica.
Fue a ver a un doctor y descubrió que había sido esterilizada después de dar a luz a su hija mediante cesárea.
"Quedé golpeada. Lloré y pregunté: '¿Pero por qué? ¿Cómo pudieron hacer esto?' El doctor dijo: 'Esa es la ley en Uzbekistán".
Pero esterilización no es, oficialmente, la ley en Uzbekistán.
Programa secreto
Pero la evidencia reunida por la BBC indica que las autoridades uzbecas han implementado un programa en los últimos dos años para esterilizar mujeres a lo largo del país, a menudo sin su consentimiento.
Los periodistas extranjeros no son bienvenidos en Uzbekistán, y en febrero pasado las autoridades me deportaron del país. Conocí a Adolat y muchas otras mujeres uzbecas en la relativa seguridad del vecino Kazajistán. También recogí testimonios por teléfono y correo electrónico, y mediante grabaciones sacadas del país por mensajero.
Ninguna de las mujeres quiso dar su nombre real. Venían de diferentes partes de Uzbekistán y sus historias eran consistentes con aquellas de doctores y profesionales médicos del país.
"Cada año se nos presenta un plan. A cada doctor se le dice a cuántas mujeres se espera que le practique contracepción, cuántas serán esterilizadas", dice una ginecóloga de la capital de Uzbekistán, Taskent.
Como todos los doctores a los que entrevisté, habló bajo condición de mantenerse en el anonimato. Hablar con un periodista extranjero podría significar un tiempo en prisión, en un país en que la tortura a los detenidos es la norma.
"Cada año se nos presenta un plan. A cada doctor se le dice a cuántas mujeres se espera que le practique contracepción, cuántas serán esterilizadas... Hay una cuota. Mi cuota es cuatro mujeres al mes."
Ginecóloga de la capital de Uzbekistán, Taskent.
"Hay una cuota. Mi cuota es cuatro mujeres al mes", dice.
Otras dos fuentes médicas sugieren que hay una presión especialmente fuerte sobre los médicos en las áreas rurales de Uzbekistán, donde se espera que algunos ginecólogos esterilicen a ocho mujeres por semana.
"Una o dos veces al mes, en algunas oportunidades más a menudo, una enfermera de la clínica local llega a mi casa tratando de llevarme al hospital para operarme", dice una madre de tres de la región de Jizzakh.
"Ahora es gratis, pero más adelante tendrás que pagar por ellas, entonces, hazlo ahora", le dice la enfermera a la madre.
Miedo a denunciar
Otra madre dice que experimentó meses de dolor misterioso y abundante sangrado después del nacimiento de su hijo. Entonces se hizo una revisión con ultrasonido y descubrieron que su útero había sido extirpado.
"Sólo me dijeron: '¿para qué necesitas más niños? Ya tienes dos'", recuerda.
La BBC recogió testimonios similares del Valle de Ferghana, la región de Bukhara y dos ciudades cercanas a la capital.
De acuerdo a una fuente del Ministerio de Salud, el programa de esterilización tiene la intención de controlar el crecimiento poblacional de Uzbekistán, que oficialmente sostiene que es de 28 millones. Sin embargo algunos demógrafos son escépticos, al señalar el gran número de personas que han emigrado desde el último censo de 1989, cuando la población era de alrededor de 20 millones.
"Estamos hablando de decenas de miles de mujeres que son esterilizadas a lo largo del país", dice Sukhrob Ismailov, quien dirige al Expert Working Group, una de las pocas ONG que operan en país.
En 2010 encuestó a profesionales médicos a lo largo de siete meses, y reunió evidencia sobre unas 80.000 esterilizaciones en dicho período, pero no hay forma de verificar el número y algunos de los procedimientos fueron llevados a cabo con el consentimiento del paciente.
Los primeros casos de esterilizaciones forzadas se reportaron en 2005 por parte de Gulbakhor Turaeva, una patóloga de la ciudad de Andijan que notó que los úteros de mujeres jóvenes y saludables eran llevados al depósito de cadáveres donde ella trabajaba.
Después de reunir evidencia de 200 esterilizaciones forzadas, encontrando mujeres a la que se les extirparon sus úteros, hizo públicos sus hallazgos y pidió a sus jefes una explicación. En cambio, la echaron.
En 2007 Turaeva fue a prisión, acusada de contrabandear literatura opositora. Como muchos otros, rechazó ser entrevistada para este artículo por miedo a afectar su seguridad y la de sus hijos.
Ese mismo año, el Comité contra la Tortura de Naciones Unidos también informó sobre esterilizaciones e histerectomías en Uzbekistán, y el número de casos de esterilizaciones forzadas pareció disminuir.
Pero de acuerdo a fuentes médicas, en 2009 y 2010 el gobierno uzbeko lanzó directivas ordenando a las clínicas a equiparse para realizar operaciones voluntarias de contracepción. En 2009, los doctores de la capital también fueron enviados a áreas rurales para aumentar la disponibilidad de servicios de esterilización.
Hay evidencia de que entonces el número de esterilizaciones comenzó a crecer nuevamente.
"En teoría, las esterilizaciones deberían ser voluntarias, pero las mujeres realmente no tiene opción", dice un experimentado médico de un hospital provincial que prefiere no dar a conocer su nombre.
"En teoría, las esterilizaciones deberían ser voluntarias, pero las mujeres realmente no tiene opción... Es muy fácil manipular a una mujer, especialmente si es pobre. Puedes decir que su salud sufrirá si tiene más hijos. Puedes decirle que la esterilización es lo mejor para ella. O puedes simplemente llevar a cabo la operación."
Experimentado médico de un hospital provincial en Uzbekistán.
"Es muy fácil manipular a una mujer, especialmente si es pobre. Puedes decir que su salud sufrirá si tiene más hijos. Puedes decirle que la esterilización es lo mejor para ella. O puedes simplemente llevar a cabo la operación", dice.
Varios doctores con los que hablé dicen que en los últimos dos años ha habido un incremento dramático de las cesáreas, operación que le da a los cirujanos una oportunidad para fácilmente esterilizar a la madre. Estos doctores cuestionan las cifras oficiales de que sólo el 6,8% de las mujeres dan a luz por cesárea.
"Las reglas para hacer una cesárea solían ser estrictas, pero ahora creo que el 80% de las mujeres dan a luz por cesárea. Esto hace muy simple realizar la esterilización y atar las trompas de Falopio", dice un cirujano en un hospital de la capital, Taskent.
Cuestión de ranking
Varios doctores y profesionales médicos dicen que la esterilización forzada no es sólo un medio de control demográfico sino también un extraño atajo para disminuir las tasas de mortalidad de madres y niños.
"Es una formula simple, menos mujeres dan a luz, menos de ellas mueren", dice un cirujano.
El resultado es que ayuda al país a mejorar su posición en el ranking internacional de mortalidad de madres y niños.
"Uzbekistán parece estar obsesionado con números y rankings internacionales", dice Steve Swerdlow, director de Human Rights Watch para Asia Central.
"Creo que es típico de dictaduras que necesitan construir una narrativa erigida sobre algo diferente a la verdad", explica.
Swerdlow cree que los gobiernos extranjeros podrían hacer más. Hasta hace poco, el presidente uzbeco Islam Karimov era un paria en Occidente, pero en los últimos años tanto Estados Unidos como la Unión Europea han levantado las sanciones al país, incluyendo la prohibición norteamericana sobre la venta de armas.
Esto está relacionado aparentemente con el empeoramiento de la relación de Estados Unidos con Pakistán y el incremento por parte de la OTAN del uso de rutas a través de Asia Central -incluyendo Uzbekistán- para llevar y traer suministros y tropas desde y hacia Afganistán.
Un número de dignatarios occidentales visitaron Uzbekistán en los últimos meses, pero pocos han hecho algún comentario en público sobre los derechos humanos en el país.
"Karimov ha logrado llegar al punto en su relación con Occidente en el que no hay consecuencias por sus acciones y abusos de derechos humanos", dice Swerdlow.
"Hay un silencio ensordecedor en lo que se refiere a derechos humanos. Las informaciones de esterilizadas hacen urgente romper el silencio", sostiene.
En una respuesta escrita, a pedido de la BBC para que comente sobre la cuestión, el gobierno uzbeco dijo que las acusaciones de un programa de esterilización forzada eran injuriosas y no tenían ninguna relación con la realidad.
El gobierno también dijo que la contracepción quirúrgica no estaba difundida y que sólo se llevaba a cabo en forma voluntaria, después de consultar con un especialista y con el consentimiento de ambos padres.
El gobierno uzbeco resaltó que el nivel de protección de madres y bebes en el país es excelente y que podría ser considerado un modelo para países de todo el mundo.
Sin embargo, Nigora es una de muchas mujeres para quienes la esterilización forzada es una realidad. Se le practicó una cesárea de emergencia. Un día después se le dijo que había sido esterilizada. El mismo día su recién nacido murió.
Nigora tiene 24 años y nunca tendrá hijos.