Bolivia: indígenas pactan la paz con base en la quinua
LA PAZ, AP
Si las pingües ganancias que genera la quinua alimentan disputas, también pueden fomentar la paz en comunidades indígenas rivales que cultivan el cereal en una región árida y pobre del altiplano boliviano.
Las comunidades aymaras de Coroma y Quillacas, que el pasado mes se enfrentaron con palos, piedras y bombas de dinamita por un campo de quinua en una zona limítrofe no delimitada, acordaron compartir en paz la cosecha del cotizado grano en una zona a 310 kilómetros al sur de La Paz.
"El acta firmada por las autoridades originarias acuerda dividir la cosecha de quinua por partes iguales, con el fin de bajar la tensión en esa zona en conflicto", dijo en un comunicado el Ministerio de Autonomías, que intercedió en el arreglo amistoso.
La disputa limítrofe es anterior a la creación de Bolivia en 1825 pero los indígenas siempre vivieron en paz hasta que la quinua cobró auge mundial por sus ricas propiedades alimenticias.
Aridas y deshabitadas, esas tierras colectivas están a casi 5.000 metros de altitud en una región castigada por helados vientos de la cordillera pero son las más aptas para la quinua real, la más cotizada en el mercado.
En pocos años la región ubicada entre los departamentos de Oruro y Potosí se repobló desatando un auge inusitado entre comunidades originarias. Antenas satelitales y autos cuatro por cuatro pueden verse estos días de cosecha en campos de quinua cuyas flores pintan de sepia y amarillo la meseta.
Unas 50 hectáreas fueron sembradas este año en la zona en disputa, una planicie que divide a ambas comunidades. Resta por elegirse a los encargados de recoger el fruto y, para evitar susceptibilidades, algunas autoridades originarias han sugerido que sean los soldados y policías que el gobierno llevó a la zona para evitar nuevos choques.
El denominado "grano de oro" de los Andes es el único alimento vegetal que provee diez aminoácidos esenciales para el ser humano, según estudios avalados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas.
Su uso se remonta al tiempo del imperio Inca pero se puso de moda desde que la NASA lo incluyó en la dieta de los astronautas. Hoy está sacando de la pobreza a miles de campesinos del sudoeste.
Bolivia genera 46% de la producción mundial de quinua cuyo precio internacional está 2.800 dólares la tonelada. Cinco años atrás valía 1.000 dólares.
Pero su cultivo intensivo ha puesto en peligro el delicado equilibrio ecológico de la zona, han dicho expertos. Los campesinos están dejando de lado prácticas ancestrales como la rotación de cultivos, para evitar el desgaste de la tierra, alentados por el buen precio del grano.
El calentamiento global ayudó a la expansión de la siembra de quinua, que antes se hacía sólo en las laderas de los cerros y que ahora también se siembra en la planicie, según expertos.
Si las pingües ganancias que genera la quinua alimentan disputas, también pueden fomentar la paz en comunidades indígenas rivales que cultivan el cereal en una región árida y pobre del altiplano boliviano.
Las comunidades aymaras de Coroma y Quillacas, que el pasado mes se enfrentaron con palos, piedras y bombas de dinamita por un campo de quinua en una zona limítrofe no delimitada, acordaron compartir en paz la cosecha del cotizado grano en una zona a 310 kilómetros al sur de La Paz.
"El acta firmada por las autoridades originarias acuerda dividir la cosecha de quinua por partes iguales, con el fin de bajar la tensión en esa zona en conflicto", dijo en un comunicado el Ministerio de Autonomías, que intercedió en el arreglo amistoso.
La disputa limítrofe es anterior a la creación de Bolivia en 1825 pero los indígenas siempre vivieron en paz hasta que la quinua cobró auge mundial por sus ricas propiedades alimenticias.
Aridas y deshabitadas, esas tierras colectivas están a casi 5.000 metros de altitud en una región castigada por helados vientos de la cordillera pero son las más aptas para la quinua real, la más cotizada en el mercado.
En pocos años la región ubicada entre los departamentos de Oruro y Potosí se repobló desatando un auge inusitado entre comunidades originarias. Antenas satelitales y autos cuatro por cuatro pueden verse estos días de cosecha en campos de quinua cuyas flores pintan de sepia y amarillo la meseta.
Unas 50 hectáreas fueron sembradas este año en la zona en disputa, una planicie que divide a ambas comunidades. Resta por elegirse a los encargados de recoger el fruto y, para evitar susceptibilidades, algunas autoridades originarias han sugerido que sean los soldados y policías que el gobierno llevó a la zona para evitar nuevos choques.
El denominado "grano de oro" de los Andes es el único alimento vegetal que provee diez aminoácidos esenciales para el ser humano, según estudios avalados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas.
Su uso se remonta al tiempo del imperio Inca pero se puso de moda desde que la NASA lo incluyó en la dieta de los astronautas. Hoy está sacando de la pobreza a miles de campesinos del sudoeste.
Bolivia genera 46% de la producción mundial de quinua cuyo precio internacional está 2.800 dólares la tonelada. Cinco años atrás valía 1.000 dólares.
Pero su cultivo intensivo ha puesto en peligro el delicado equilibrio ecológico de la zona, han dicho expertos. Los campesinos están dejando de lado prácticas ancestrales como la rotación de cultivos, para evitar el desgaste de la tierra, alentados por el buen precio del grano.
El calentamiento global ayudó a la expansión de la siembra de quinua, que antes se hacía sólo en las laderas de los cerros y que ahora también se siembra en la planicie, según expertos.