Prosiguen las dudas sobre el destino de supuestos restos humanos del 11-S
Washington, EP
Unos documentos publicados este viernes por el Pentágono han revelado las dudas existentes entre los responsables civiles y militares sobre qué hacer con los 1.321 restos humanos recolectados en la base aérea de Dover, en el estado de Delaware, pertenecientes, supuestamente, a víctimas del atentado del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono.
Unos 2.000 folios sobre posibles errores en la recolección de restos de las víctimas desvelan que la decisión final fue incinerar tales pequeños restos humanos y enviarlos a un vertedero, si bien un sector de la Administración estadounidense abogó por arrojar las cenizas al mar.
Sin embargo, dichos restos pertenecían a la "categoría F", que significa que no ha podido ser identificado, ni vinculado a ninguna víctima del 11-S del ataque contra el Pentágono. Gran parte de estos restos "categoría F", se encontraban entremezclados con escombros del edificio y del avión, por lo que fuentes del Gobierno estadounidense no han descartado que pudieran pertenecer al de los terroristas que secuestraron el avión que estrellaron contra el Pentágono o, incluso, que ni siquiera fueran restos humanos.
"Podrían ser restos biológicos, y por lo tanto humanos, pero también podría ser restos de la comida de alguien o del entorno natural", ha admitido la vicesecretaria de Defensa de personal y formación, Jo Ann Rooney.
Por su parte, el capitán naval Craig Malla, que desempeñado las labores de investigador de tales restos en la base de Dover, ha añadido que se exhortó a los trabajadores que se trasladaron a la escena del desastre a que tomaran muestras de todo aquello que pudiera ayudar a identificar a una víctima. Como resultado, ha indicado, miles de muestras aún permanecen sin identificar cuando ya se ha finalizado la investigación.
Estos documentos han acrecentado las preocupaciones entre las familias de las víctimas del 11-S. Sin embargo, Rooney ha sostenido que, en diversas reuniones con este colectivo, les ha insistido en que los cuerpos y restos mortales de sus seres queridos han sido tratados con dignidad y respeto.
En cambio, los correos electrónicos que glosan tales documentos verifican que los responsables militares y civiles dudaron de la consideración que merecían unos restos catalogados como "categoría F", pero que podrían haber pertenecido a víctimas del atentado contra el Pentágono.
En los correos, cargos militares y civiles discrepan sobre el procedimiento a llevar a cabo con estos restos, calificados desde "residuos materiales", a "residuos médicos, "restos humanos", lo que derivó en diferentes soluciones: que las cenizas terminaran en "aguas neutrales", en "un vertedero" o trasladar tal decisión a la empresa que llevara a cabo la cremación.
Finalmente, muchos de los restos considerados "residuos médicos" fueron incinerados y arrojados a un vertedero de forma puntual durante el año 2008. No en vano, ahora, todos han sido cremados y sus cenizas han sido lanzadas al mar.
Unos documentos publicados este viernes por el Pentágono han revelado las dudas existentes entre los responsables civiles y militares sobre qué hacer con los 1.321 restos humanos recolectados en la base aérea de Dover, en el estado de Delaware, pertenecientes, supuestamente, a víctimas del atentado del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono.
Unos 2.000 folios sobre posibles errores en la recolección de restos de las víctimas desvelan que la decisión final fue incinerar tales pequeños restos humanos y enviarlos a un vertedero, si bien un sector de la Administración estadounidense abogó por arrojar las cenizas al mar.
Sin embargo, dichos restos pertenecían a la "categoría F", que significa que no ha podido ser identificado, ni vinculado a ninguna víctima del 11-S del ataque contra el Pentágono. Gran parte de estos restos "categoría F", se encontraban entremezclados con escombros del edificio y del avión, por lo que fuentes del Gobierno estadounidense no han descartado que pudieran pertenecer al de los terroristas que secuestraron el avión que estrellaron contra el Pentágono o, incluso, que ni siquiera fueran restos humanos.
"Podrían ser restos biológicos, y por lo tanto humanos, pero también podría ser restos de la comida de alguien o del entorno natural", ha admitido la vicesecretaria de Defensa de personal y formación, Jo Ann Rooney.
Por su parte, el capitán naval Craig Malla, que desempeñado las labores de investigador de tales restos en la base de Dover, ha añadido que se exhortó a los trabajadores que se trasladaron a la escena del desastre a que tomaran muestras de todo aquello que pudiera ayudar a identificar a una víctima. Como resultado, ha indicado, miles de muestras aún permanecen sin identificar cuando ya se ha finalizado la investigación.
Estos documentos han acrecentado las preocupaciones entre las familias de las víctimas del 11-S. Sin embargo, Rooney ha sostenido que, en diversas reuniones con este colectivo, les ha insistido en que los cuerpos y restos mortales de sus seres queridos han sido tratados con dignidad y respeto.
En cambio, los correos electrónicos que glosan tales documentos verifican que los responsables militares y civiles dudaron de la consideración que merecían unos restos catalogados como "categoría F", pero que podrían haber pertenecido a víctimas del atentado contra el Pentágono.
En los correos, cargos militares y civiles discrepan sobre el procedimiento a llevar a cabo con estos restos, calificados desde "residuos materiales", a "residuos médicos, "restos humanos", lo que derivó en diferentes soluciones: que las cenizas terminaran en "aguas neutrales", en "un vertedero" o trasladar tal decisión a la empresa que llevara a cabo la cremación.
Finalmente, muchos de los restos considerados "residuos médicos" fueron incinerados y arrojados a un vertedero de forma puntual durante el año 2008. No en vano, ahora, todos han sido cremados y sus cenizas han sido lanzadas al mar.