La quita de deuda griega supone pérdidas finales del 78,5% para los inversores
La subasta de los seguros fija el valor de los bonos en el 21,5% tras la reestructuración de la deuda
Atenas, El País
Los bonos griegos en manos de los inversores privados valen un 21,5% de lo que valían, tras el acuerdo de reestructuración de la deuda del país. El pacto entre Grecia y los inversores por el cual estos aceptaron una quita o reducción del 53% del valor nominal de los bonos se traducirá, por tanto, en unas pérdidas reales del 78,5% para todos los bancos y fondos de inversión que poseen esos títulos de deuda helena. Porque la pérdida final no solo contempla esa quita teórica del 53%, sino que calcula el valor real actual de los bonos recibidos en el canje teniendo en cuenta su plazo, tipo de interés y otros factores.
Esta pérdida final del 78,5% se deduce del resultado de la subasta de los seguros de impago (o credit default swaps) que se llevó a cabo el lunes y que fijó el valor de los bonos griegos en el 21,5%, según los datos de Creditex, la plataforma de negociación electrónica que se encarga de liquidar la subasta. Las aseguradoras tendrán que pagar, por tanto, 78,5 céntimos por cada dólar en bonos griegos que estaban en manos de los inversores asegurados, sobre todo fondos de alto riesgo (hedge funds) lo que sumará un pago de unos 2.500 millones de dólares (1.887 millones de euros) en total por este acuerdo, según distintas valoraciones del mercado.
Los seguros de impago se activan porque los inversores que contaban con esta cobertura se negaron a asumir la quita de deuda de forma voluntaria y fueron forzados. El Gobierno de Atenas logró pactar con la gran banca internacional una quita del 53% sobre toda la deuda helena en propiedad de inversores privados, que sumaba unos 206.000 millones, a través de un canje de bonos que sustituía los existentes por otros. El acuerdo con los acreedores alivia la deuda helena en 100.000 millones y constituye la pata privada de segundo rescate financiero del país. Va ligada a la inyección de 130.000 millones en créditos por parte de los países de la eurozona y también del Fondo Monetario Internacional (FMI), que contribuirá con 28.000 millones.
La gran mayoría de los acreedores privados aceptaron las pérdidas, pero inversores con títulos de deuda por valor de 25.000 millones los rechazaron y fueron obligados. Grecia pudo forzarles mediante la activación de unas cláusulas de acción colectiva (CAC) que implican que, si los propietarios de al menos dos tercios de la deuda sujeta al acuerdo aceptan la quita, el resto se ve forzado.
Esta obligación ha supuesto que se cobren los seguros de impago. Los asegurados no cobran el 100% del valor de los bonos, ya que los títulos de deuda helena no quedan con valor cero tras la reestructuración de la deuda, sino que la subasta ha fijado el valor en ese 21,5%.
La Asociación Internacional de Permutas y Derivados (ISDA), una organización formada por centenares de grupos financieros que fija las reglas de juego en estos derivados, determinó que ha habido un “evento de crédito” o impago de hecho en Grecia, una vez se activaron los CAC, lo que ha llevado al cobro de los CDS.
Había una gran incertidumbre sobre los efectos del cobro de estos seguros en el mercado. En la caída de Lehman Brothers, supuso el arrastre de la aseguradora AIG. Y el anterior presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, temía que la activación de los seguros animase las apuestas de los especuladores por la quiebra de países. Finalmente, “puede tener más implicaciones positivas que negativas para el mercado europeo de bonos”, dijo a Bloomberg Ioannis Sokos, estratega de BNP Paribas en Londres. “Es una demostración clara de que es una herramienta de cobertura que funciona para los tenedores de bonos de otros países periféricos”, dijo, como Portugal, España o Italia. A su juicio, “si Grecia y los países de la UE hubieran invalidado la razón de la existencia de los contratos de CDS, esto hubiera generado presiones para la venta en otros mercados de bonos periféricos”.
Atenas, El País
Los bonos griegos en manos de los inversores privados valen un 21,5% de lo que valían, tras el acuerdo de reestructuración de la deuda del país. El pacto entre Grecia y los inversores por el cual estos aceptaron una quita o reducción del 53% del valor nominal de los bonos se traducirá, por tanto, en unas pérdidas reales del 78,5% para todos los bancos y fondos de inversión que poseen esos títulos de deuda helena. Porque la pérdida final no solo contempla esa quita teórica del 53%, sino que calcula el valor real actual de los bonos recibidos en el canje teniendo en cuenta su plazo, tipo de interés y otros factores.
Esta pérdida final del 78,5% se deduce del resultado de la subasta de los seguros de impago (o credit default swaps) que se llevó a cabo el lunes y que fijó el valor de los bonos griegos en el 21,5%, según los datos de Creditex, la plataforma de negociación electrónica que se encarga de liquidar la subasta. Las aseguradoras tendrán que pagar, por tanto, 78,5 céntimos por cada dólar en bonos griegos que estaban en manos de los inversores asegurados, sobre todo fondos de alto riesgo (hedge funds) lo que sumará un pago de unos 2.500 millones de dólares (1.887 millones de euros) en total por este acuerdo, según distintas valoraciones del mercado.
Los seguros de impago se activan porque los inversores que contaban con esta cobertura se negaron a asumir la quita de deuda de forma voluntaria y fueron forzados. El Gobierno de Atenas logró pactar con la gran banca internacional una quita del 53% sobre toda la deuda helena en propiedad de inversores privados, que sumaba unos 206.000 millones, a través de un canje de bonos que sustituía los existentes por otros. El acuerdo con los acreedores alivia la deuda helena en 100.000 millones y constituye la pata privada de segundo rescate financiero del país. Va ligada a la inyección de 130.000 millones en créditos por parte de los países de la eurozona y también del Fondo Monetario Internacional (FMI), que contribuirá con 28.000 millones.
La gran mayoría de los acreedores privados aceptaron las pérdidas, pero inversores con títulos de deuda por valor de 25.000 millones los rechazaron y fueron obligados. Grecia pudo forzarles mediante la activación de unas cláusulas de acción colectiva (CAC) que implican que, si los propietarios de al menos dos tercios de la deuda sujeta al acuerdo aceptan la quita, el resto se ve forzado.
Esta obligación ha supuesto que se cobren los seguros de impago. Los asegurados no cobran el 100% del valor de los bonos, ya que los títulos de deuda helena no quedan con valor cero tras la reestructuración de la deuda, sino que la subasta ha fijado el valor en ese 21,5%.
La Asociación Internacional de Permutas y Derivados (ISDA), una organización formada por centenares de grupos financieros que fija las reglas de juego en estos derivados, determinó que ha habido un “evento de crédito” o impago de hecho en Grecia, una vez se activaron los CAC, lo que ha llevado al cobro de los CDS.
Había una gran incertidumbre sobre los efectos del cobro de estos seguros en el mercado. En la caída de Lehman Brothers, supuso el arrastre de la aseguradora AIG. Y el anterior presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, temía que la activación de los seguros animase las apuestas de los especuladores por la quiebra de países. Finalmente, “puede tener más implicaciones positivas que negativas para el mercado europeo de bonos”, dijo a Bloomberg Ioannis Sokos, estratega de BNP Paribas en Londres. “Es una demostración clara de que es una herramienta de cobertura que funciona para los tenedores de bonos de otros países periféricos”, dijo, como Portugal, España o Italia. A su juicio, “si Grecia y los países de la UE hubieran invalidado la razón de la existencia de los contratos de CDS, esto hubiera generado presiones para la venta en otros mercados de bonos periféricos”.