La marcha indígena ecuatoriana empieza con los oficialistas esperándoles en Quito
Quito, AFP
Una marcha indígena contra el Gobierno de Rafael Correa, apoyada por grupos de oposición, empezó el jueves un recorrido de dos semanas hacia Quito, donde seguidores del mandatario también se movilizaron para "resistir" ante lo que consideran un intento desestabilizador.
La concentración oficialista, convocada por Correa, reunió a miles de personas, sobrepasando ampliamente a la marcha aborigen, al copar la Plaza de la Independencia, en el centro de la capital y frente a la casa presidencial, constató la AFP.
La movilización indígena partió del poblado amazónico de El Pangui (700 km sureste de Quito) con unas 500 personas, dijo a la AFP el prefecto (gobernador) de la provincia de Zamora Chinchipe, Salvador Quishpe, uno de sus líderes.
Agregó que más nativos se sumarán durante el recorrido, que arribará a Quito el 22 de marzo e incluye el paso por el corredor andino, con fuerte presencia aborigen.
"La gente está muy motivada, en cada pueblo se irán uniendo más", afirmó Quishpe, quien denunció la infiltración de "personal de inteligencia".
Estimaciones de otros presentes en El Pangui cifraron en dos centenares los manifestantes, que rechazan la minería a gran escala impulsada por Correa y exigen la promulgación de leyes sobre el manejo del agua y la redistribución de tierras, en tanto denuncian la criminalización de la protesta social.
"Ha sido un total fracaso (...) creo que son más los organizadores que los convocados", declaró a la prensa Correa, quien tiene el apoyo de otros grupos indígenas y el lunes firmó con la empresa china Ecuacorriente el primer contrato a escala industrial para explotar cobre en la zona de El Pangui.
Luego dijo ante sus partidarios que "dicen que se tomarán Quito el 22 de marzo, aquí estaremos, no pasarán, ya el país no es el de antes".
"En paz, en democracia, pero con firmeza, aquí estaremos para defender la revolución", añadió el presidente socialista en un encendido discurso que incluyó pasajes en quichua (idioma indígena).
Empero, la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor agrupación de aborígenes que organizó la protesta, llamó a su ex aliado Correa a evitar el triunfalismo.
"Le pido al presidente que se tranquilice, que no adelante nada, pues vamos a continuar en nuestro proceso de lucha", dijo a la AFP el titular de la Conaie, Humberto Cholango.
Estimó que, pese al número de manifestantes, la "evaluación es aceptable frente a lo que se tenía previsto", sostuvo que el tramo del jueves, de unos 65 km hasta Zamora (capital provincial), transcurrió sin incidentes, y reiteró que el objetivo no es derrocar a Correa, en el poder desde enero de 2007.
Los nativos se consideran la tercera parte de la población ecuatoriana, de 14,5 millones.
Correa, con un apoyo mayoritario según encuestas que le dan hasta 80% de respaldo, incluido el de algunos sectores aborígenes, denuncia que la protesta es financiada por la derecha y busca desestabilizarlo, por lo que llamó a sus partidarios a mantenerse movilizados.
Más temprano manifestó en su cuenta de Twitter que en la marcha están aliados la "supuesta extrema izquierda" y la "extrema derecha, aupados por ciertos medios de comunicación".
La protesta indígena es apoyada por el Movimiento Popular Democrático (MPD), un partido de izquierda que aglutina a la Unión Nacional de Educadores (UNE), y antiguos miembros del gobierno que sostienen que el Ejecutivo extravió su proyecto político.
Las movilizaciones son "una medición de fuerzas y una especie de poner a punto las huestes para la contienda electoral" del próximo 17 de febrero, en la que el presidente no descarta la reelección hasta 2017, declaró a la AFP Simón Pachano, analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Añadió que "será la oportunidad de ver el poder de convocatoria del movimiento indígena", que decayó en la actual administración tras propiciar el derrocamiento de los presidentes Abdalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en 2000.
Correa es el mandatario que más ha durado en el cargo desde 1996, período en el cual Ecuador tuvo ocho gobernantes, tres de ellos defenestrados, y se convirtió en el país más inestable de la región.
Una marcha indígena contra el Gobierno de Rafael Correa, apoyada por grupos de oposición, empezó el jueves un recorrido de dos semanas hacia Quito, donde seguidores del mandatario también se movilizaron para "resistir" ante lo que consideran un intento desestabilizador.
La concentración oficialista, convocada por Correa, reunió a miles de personas, sobrepasando ampliamente a la marcha aborigen, al copar la Plaza de la Independencia, en el centro de la capital y frente a la casa presidencial, constató la AFP.
La movilización indígena partió del poblado amazónico de El Pangui (700 km sureste de Quito) con unas 500 personas, dijo a la AFP el prefecto (gobernador) de la provincia de Zamora Chinchipe, Salvador Quishpe, uno de sus líderes.
Agregó que más nativos se sumarán durante el recorrido, que arribará a Quito el 22 de marzo e incluye el paso por el corredor andino, con fuerte presencia aborigen.
"La gente está muy motivada, en cada pueblo se irán uniendo más", afirmó Quishpe, quien denunció la infiltración de "personal de inteligencia".
Estimaciones de otros presentes en El Pangui cifraron en dos centenares los manifestantes, que rechazan la minería a gran escala impulsada por Correa y exigen la promulgación de leyes sobre el manejo del agua y la redistribución de tierras, en tanto denuncian la criminalización de la protesta social.
"Ha sido un total fracaso (...) creo que son más los organizadores que los convocados", declaró a la prensa Correa, quien tiene el apoyo de otros grupos indígenas y el lunes firmó con la empresa china Ecuacorriente el primer contrato a escala industrial para explotar cobre en la zona de El Pangui.
Luego dijo ante sus partidarios que "dicen que se tomarán Quito el 22 de marzo, aquí estaremos, no pasarán, ya el país no es el de antes".
"En paz, en democracia, pero con firmeza, aquí estaremos para defender la revolución", añadió el presidente socialista en un encendido discurso que incluyó pasajes en quichua (idioma indígena).
Empero, la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor agrupación de aborígenes que organizó la protesta, llamó a su ex aliado Correa a evitar el triunfalismo.
"Le pido al presidente que se tranquilice, que no adelante nada, pues vamos a continuar en nuestro proceso de lucha", dijo a la AFP el titular de la Conaie, Humberto Cholango.
Estimó que, pese al número de manifestantes, la "evaluación es aceptable frente a lo que se tenía previsto", sostuvo que el tramo del jueves, de unos 65 km hasta Zamora (capital provincial), transcurrió sin incidentes, y reiteró que el objetivo no es derrocar a Correa, en el poder desde enero de 2007.
Los nativos se consideran la tercera parte de la población ecuatoriana, de 14,5 millones.
Correa, con un apoyo mayoritario según encuestas que le dan hasta 80% de respaldo, incluido el de algunos sectores aborígenes, denuncia que la protesta es financiada por la derecha y busca desestabilizarlo, por lo que llamó a sus partidarios a mantenerse movilizados.
Más temprano manifestó en su cuenta de Twitter que en la marcha están aliados la "supuesta extrema izquierda" y la "extrema derecha, aupados por ciertos medios de comunicación".
La protesta indígena es apoyada por el Movimiento Popular Democrático (MPD), un partido de izquierda que aglutina a la Unión Nacional de Educadores (UNE), y antiguos miembros del gobierno que sostienen que el Ejecutivo extravió su proyecto político.
Las movilizaciones son "una medición de fuerzas y una especie de poner a punto las huestes para la contienda electoral" del próximo 17 de febrero, en la que el presidente no descarta la reelección hasta 2017, declaró a la AFP Simón Pachano, analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Añadió que "será la oportunidad de ver el poder de convocatoria del movimiento indígena", que decayó en la actual administración tras propiciar el derrocamiento de los presidentes Abdalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en 2000.
Correa es el mandatario que más ha durado en el cargo desde 1996, período en el cual Ecuador tuvo ocho gobernantes, tres de ellos defenestrados, y se convirtió en el país más inestable de la región.