La OTAN logra un acuerdo para financiar su programa de aviones espía
Bruselas, EFE
Los países de la OTAN lograron hoy un acuerdo para comprar cinco aviones espía no tripulados y poner así en marcha su programa de vigilancia terrestre, en el que trabajan desde 1992.
El proyecto, cuyos aviones tendrán su base en Sigonella (Italia), tiene como objetivo ofrecer a los responsables militares una imagen global de la situación sobre el terreno obtenida a gran altura e independientemente de las condiciones meteorológicas y de luz.
La OTAN había encontrado hasta ahora grandes dificultades para financiar esta iniciativa, que en 2010 definió como un objetivo prioritario.
Finalmente, trece países (Bulgaria, República Checa, Estonia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Estados Unidos) se harán cargo de la compra de cinco "drones" Global Hawk Block de fabricación estadounidense.
Aunque sólo esos Estados pagarán por los aviones, éstos serán mantenidos y operados por la OTAN en beneficio de los 28 miembros, que se harán cargo de forma conjunta de esos costes operativos.
Está previsto que los aparatos estén disponibles entre 2015 y 2017, informó la organización.
Reino Unido y Francia aportarán al dispositivo sistemas de vigilancia adicionales que ya tienen a su disposición.
España, que originalmente estaba involucrada más directamente en el proyecto, decidió abandonarlo en 2009 junto con otros socios, al considerar que los cambios introducidos sobre los planes originales habían disminuido su interés desde el punto de vista de los retornos industriales, como en la generación de puestos de trabajo.
El ministro francés de Defensa, Gérard Longuet, culpó hoy a la delegación española de las dificultades finales para sacar adelante el acuerdo, haciendo referencia a sus problemas presupuestarios.
Según fuentes diplomáticas, España reclamó que los costes operativos del sistema se repartiesen entre todos los aliados, y que no se excluyese a Francia y Reino Unido por aportar sus propios programas.
Aunque todos los países -incluida España- se han comprometido a participar en esa financiación, queda por resolver exactamente qué aportación económica corresponderá a cada uno, algo que se pretende cerrar de aquí al mes de abril, según las mismas fuentes.
El programa, denominado Alliance Ground Surveillance (AGS), se sumará a los sistemas de vigilancia aérea con los que ya cuenta la Alianza Atlántica.
Los países de la OTAN lograron hoy un acuerdo para comprar cinco aviones espía no tripulados y poner así en marcha su programa de vigilancia terrestre, en el que trabajan desde 1992.
El proyecto, cuyos aviones tendrán su base en Sigonella (Italia), tiene como objetivo ofrecer a los responsables militares una imagen global de la situación sobre el terreno obtenida a gran altura e independientemente de las condiciones meteorológicas y de luz.
La OTAN había encontrado hasta ahora grandes dificultades para financiar esta iniciativa, que en 2010 definió como un objetivo prioritario.
Finalmente, trece países (Bulgaria, República Checa, Estonia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Estados Unidos) se harán cargo de la compra de cinco "drones" Global Hawk Block de fabricación estadounidense.
Aunque sólo esos Estados pagarán por los aviones, éstos serán mantenidos y operados por la OTAN en beneficio de los 28 miembros, que se harán cargo de forma conjunta de esos costes operativos.
Está previsto que los aparatos estén disponibles entre 2015 y 2017, informó la organización.
Reino Unido y Francia aportarán al dispositivo sistemas de vigilancia adicionales que ya tienen a su disposición.
España, que originalmente estaba involucrada más directamente en el proyecto, decidió abandonarlo en 2009 junto con otros socios, al considerar que los cambios introducidos sobre los planes originales habían disminuido su interés desde el punto de vista de los retornos industriales, como en la generación de puestos de trabajo.
El ministro francés de Defensa, Gérard Longuet, culpó hoy a la delegación española de las dificultades finales para sacar adelante el acuerdo, haciendo referencia a sus problemas presupuestarios.
Según fuentes diplomáticas, España reclamó que los costes operativos del sistema se repartiesen entre todos los aliados, y que no se excluyese a Francia y Reino Unido por aportar sus propios programas.
Aunque todos los países -incluida España- se han comprometido a participar en esa financiación, queda por resolver exactamente qué aportación económica corresponderá a cada uno, algo que se pretende cerrar de aquí al mes de abril, según las mismas fuentes.
El programa, denominado Alliance Ground Surveillance (AGS), se sumará a los sistemas de vigilancia aérea con los que ya cuenta la Alianza Atlántica.