Grecia da por cerrados los recortes y confía en lograr el rescate
Papademos pacta con Merkel y Monti los últimos flecos del plan de salvamento
Atenas, El País
Grecia se siente vista para sentencia. Pantelis Kapsis, portavoz del Gobierno, se sienta en una silla tras despachar con su jefe, el primer ministro, Lukas Papademos. “Esperamos que vaya bien el lunes, pero no se puede anticipar nada, todo es muy difícil”, dice Kapsis. Atenas asegura que ha cumplido con todos los requisitos que se le han pedido para acceder al segundo rescate financiero del país, incluido el que teóricamente era el último escollo, un recorte de 325 millones por las pensiones que no quería volver a bajar y al final ha bajado, pero el verdadero obstáculo del país es difícil de poner en números, porque tiene que ver con algo tan gaseoso y, al tiempo crucial, como la confianza.
Ayer, el primer ministro, Papademos, trató de ganársela en una conferencia telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, y su homólogo italiano, Mario Monti de cara a la cumbre del Eurogrupo, que debe tomar la decisión final. “Esos 325 millones eran visto como algo simbólico para los socios del euro, una muestra de si íbamos a poder conseguir los objetivos, por eso era importante, ahora hemos mostrado que no ha quedado nada abierto”, apunta Kapsis.
Berlín, después de unos días de escalada dialéctica con sus socios griegos, y Roma dieron una respuesta pública poco clara, y expresaron su optimismo respecto a que los ministros de la eurozona “encontrarán una solución a las cuestiones abiertas” en la cita, según las palabras del portavoz de Merkel. Nada más. Pero tampoco nada menos.
Porque estas han sido las dos semanas en las que de forma más explícita Europa, o básicamente Alemania, le ha dicho a Grecia que su tiempo que se agota, y que la zona euro puede sobrevivir sin ellos. El país debía comprometerse a nuevas medidas de austeridad, por valor de 3.300 millones este año, para recibir un rescate de 130.000 millones de euros, que pueden subir a 145.000, por parte de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional y una quita del 50% de la deuda en manos de bancos y fondos de inversión, un plan de salvamento financiero que lleva negociándose desde hace meses. Para 2012 y 2013, el plan de reformas y ajustes alcanza los 13.000 millones.
El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäeuble, no dio tregua y advirtió de que Grecia debe usar las ayudas primordialmente para reducir su deuda, que se sitúa por encima del 160% del PIB y debería bajar hasta el 120% en 2020 gracias al rescate, objetivo del que Europa y los mercados dudan. Aun así, el lenguaje de estos últimos indica que el pacto está cerca. La Bolsa española subió un 1,16% tras cerrar el jueves con un descenso del 2%, y la prima de riesgo, el diferencial de interés del bonos a 10 años respecto a la referencia alemana, bajó 12 puntos, hasta 331 puntos básicos.
El Gobierno transitorio que lidera Papademos acabó de pactar una rebaja en las pensiones de la que han trascendido muchas versiones pero que, según el Ejecutivo, está aún por hoy por concretar, aunque se valoran reducir las superiores a 1.300 euros. El plan también incluye una rebaja del 22% en el salario mínimo y el recorte de 150.000 plazas de funcionario hasta 2015, tras otra ola de recortes, lo que está provocando una gran contestación social en el país. Esto también preocupa en Europa, así como la celebración de elecciones en abril.
El segundo salvamento de Grecia incluye la quita de la mitad de la deuda con los acreedores privados, que suman 206.000 millones, sin contar con los bancos centrales, que se resisten a participar en esta parte del rescate. En esta línea, el Banco Central Europeo está negociando con Grecia en nombre de los bancos centrales miembros de eximir a los bonos griegos en sus carteras de inversión a partir de una reestructuración de la deuda, según dos autoridades de la zona euro, informa Bloomberg. El propio BCE se protege con un canje de bonos exentos de participar. La inyección de dinero debe llegar antes del 20 de marzo, cuando Grecia debe pagar una deuda de 14.500 millones.
Atenas, El País
Grecia se siente vista para sentencia. Pantelis Kapsis, portavoz del Gobierno, se sienta en una silla tras despachar con su jefe, el primer ministro, Lukas Papademos. “Esperamos que vaya bien el lunes, pero no se puede anticipar nada, todo es muy difícil”, dice Kapsis. Atenas asegura que ha cumplido con todos los requisitos que se le han pedido para acceder al segundo rescate financiero del país, incluido el que teóricamente era el último escollo, un recorte de 325 millones por las pensiones que no quería volver a bajar y al final ha bajado, pero el verdadero obstáculo del país es difícil de poner en números, porque tiene que ver con algo tan gaseoso y, al tiempo crucial, como la confianza.
Ayer, el primer ministro, Papademos, trató de ganársela en una conferencia telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, y su homólogo italiano, Mario Monti de cara a la cumbre del Eurogrupo, que debe tomar la decisión final. “Esos 325 millones eran visto como algo simbólico para los socios del euro, una muestra de si íbamos a poder conseguir los objetivos, por eso era importante, ahora hemos mostrado que no ha quedado nada abierto”, apunta Kapsis.
Berlín, después de unos días de escalada dialéctica con sus socios griegos, y Roma dieron una respuesta pública poco clara, y expresaron su optimismo respecto a que los ministros de la eurozona “encontrarán una solución a las cuestiones abiertas” en la cita, según las palabras del portavoz de Merkel. Nada más. Pero tampoco nada menos.
Porque estas han sido las dos semanas en las que de forma más explícita Europa, o básicamente Alemania, le ha dicho a Grecia que su tiempo que se agota, y que la zona euro puede sobrevivir sin ellos. El país debía comprometerse a nuevas medidas de austeridad, por valor de 3.300 millones este año, para recibir un rescate de 130.000 millones de euros, que pueden subir a 145.000, por parte de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional y una quita del 50% de la deuda en manos de bancos y fondos de inversión, un plan de salvamento financiero que lleva negociándose desde hace meses. Para 2012 y 2013, el plan de reformas y ajustes alcanza los 13.000 millones.
El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäeuble, no dio tregua y advirtió de que Grecia debe usar las ayudas primordialmente para reducir su deuda, que se sitúa por encima del 160% del PIB y debería bajar hasta el 120% en 2020 gracias al rescate, objetivo del que Europa y los mercados dudan. Aun así, el lenguaje de estos últimos indica que el pacto está cerca. La Bolsa española subió un 1,16% tras cerrar el jueves con un descenso del 2%, y la prima de riesgo, el diferencial de interés del bonos a 10 años respecto a la referencia alemana, bajó 12 puntos, hasta 331 puntos básicos.
El Gobierno transitorio que lidera Papademos acabó de pactar una rebaja en las pensiones de la que han trascendido muchas versiones pero que, según el Ejecutivo, está aún por hoy por concretar, aunque se valoran reducir las superiores a 1.300 euros. El plan también incluye una rebaja del 22% en el salario mínimo y el recorte de 150.000 plazas de funcionario hasta 2015, tras otra ola de recortes, lo que está provocando una gran contestación social en el país. Esto también preocupa en Europa, así como la celebración de elecciones en abril.
El segundo salvamento de Grecia incluye la quita de la mitad de la deuda con los acreedores privados, que suman 206.000 millones, sin contar con los bancos centrales, que se resisten a participar en esta parte del rescate. En esta línea, el Banco Central Europeo está negociando con Grecia en nombre de los bancos centrales miembros de eximir a los bonos griegos en sus carteras de inversión a partir de una reestructuración de la deuda, según dos autoridades de la zona euro, informa Bloomberg. El propio BCE se protege con un canje de bonos exentos de participar. La inyección de dinero debe llegar antes del 20 de marzo, cuando Grecia debe pagar una deuda de 14.500 millones.