Grecia aprueba más recortes en medio de incendios y graves disturbios
El Parlamento se pliega a las exigencias de la UE para las nuevas ayudas
La propuesta del Gobierno de Papademos se aprueba con 199 de los 300 votos de la cámara
Atenas, El País
Las llamas se comían ayer en Atenas cafés, bancos, tiendas, almacenes y cines. Una manifestación de decenas de miles de personas acabó en una revuelta con fogatas, destrozos y escenas inquietantes como la de algún policía aislado mientras un grupo reventaba la puerta de una casa de cambio. Este fue el escenario en el que los parlamentarios griegos aprobaron anoche, con el voto de 199 de los 300 miembros de la cámara, el plan de rescate que debería salvar a Grecia de una quiebra desordenada y garantizar su permanencia en el euro. Lo hicieron en medio de la agitación social, bajo los ojos trémulos de Europa y la amenaza de Berlín, después de meses de negociaciones erráticas y todos los ultimatos burlados.
Fuera de Parlamento, entre cócteles molotov, la policía plagaba la legendaria plaza Syntagma de gases lacrimógenos para ahuyentar a los manifestantes que protestaban contra los sacrificios sociales que conlleva ese salvamento económico. Eran 25.000, según la policía, 100.000, según fuentes de los organizadores que citó Efe, una masa descomunal que se desparramó por la zona central de la capital. El número de detenidos y heridos estaba sin confirmar y los medios griegos hablaban de varias decenas.
Al menos 17 edificios, la mayoría históricos, fueron pasto de las llamas en el centro de Atenas, según confirmó el alcalde, Yorgos Kaminis. Cafés, bancos, cines y comercios ardían mientras los diputados votaban. Entre los inmuebles incendiados, el cine Attikon, de 1870, y otro que durante la II Guerra Mundial utilizó la Gestapo como cámara de torturas. Un diputado de izquierdas se quejó de que el gas había llegado al Parlamento.
El primer ministro, el tecnócrata Lukas Papademos, la calificó de la peor alteración del orden desde 2008. La violencia se desató entonces después de que la policía disparase a un escolar de 15 años. “Vandalismo, violencia y destrucción no tiene lugar en un país democrático y no serán tolerados”, dijo. Papademos clamó por que los parlamentarios aprobasen un rescate que debía llevar al país “a suelo firme”. También Venizelos hizo el enésimo llamamiento a la responsabilidad. “Esta medianoche, antes de que los mercados abran, el Parlamento griego debe enviar un mensaje”. Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deberían liberar el segundo rescate, de 130.000 millones, aunque puede incrementarse en 15.000.
En total, 199 parlamentarios votaron sí, 74 no, cinco se abstuvieron y el resto se ausentó. Los dos grandes partidos que raspaldan el plan y forman el Gobierno interino de Papademos —los socialistas de Pasok y los conservadores de Nueva Democracia— suponen 236 de los 300 miembros de la cámara, pero el Parlamento griego es indómito y 21 miembros de Nueva Democracia y 22 del Pasok rechazaron en plan. El líder conservador, Antonis Samaras, expulsó del partido a los díscolos y su homólogo en el Pasok, el ex exprimer ministro Yorgos Papandreu, hizo lo propio con los suyos y anunció que otros nueve que se abstuvieron no irían en futuras listas lectorales, según los medios locales. Los ultraderechistas de Laos, que dejaron el Gobierno, también expulsaron a dos de los suyos, pero por votar a favor, cuando habían decidido lo contrario. El partido comunista (KKE) y otras pequeñas formaciones de izquierdas también lo rechazaron.
El Gobierno buscaba un amplio respaldo al rescate para mostrar a sus socios europeos que piensa cumplir su palabra. Porque Europa, y especialmente Alemania, desconfía de una Grecia que no acaba de aplicar las reformas. El plan supone un ahorro de 3.300 millones este año, contempla la rebaja del salario mínimo en un 22% y el despido de 15.000 funcionarios en 2012. Además de la inyección del FMI y la UE, la banca renunciará a cobrar la mitad de los 206.000 millones que tiene en deuda helena.
Grecia inauguró el club de los malditos del euro hace dos años, cuando reveló que sus cuentas públicas eran de cartón piedra, su agujero económico mayor a lo revelado y que no podía pagar sus deudas. Atenas necesita el rescate antes del 20 de marzo, cuando vence una deuda de 14.500 millones. Pero la población piensa en los recortes. Konstantina Ierissiotiu, una profesora de francés de 50 años se lamentaba ayer frente al Parlamento: “Mi sueldo ha bajado de 1.000 a 700 euros, y así, con la subida de impuestos, no se puede vivir”. Alexandra, de 21 años, lanzaba un mensaje roto: “Creo que nuestros políticos no tienen otra opción”. ¿Y por qué estaba allí? “Porque, con lo que está pasando aquí, no te puedes quedar en casa”.
La propuesta del Gobierno de Papademos se aprueba con 199 de los 300 votos de la cámara
Atenas, El País
Las llamas se comían ayer en Atenas cafés, bancos, tiendas, almacenes y cines. Una manifestación de decenas de miles de personas acabó en una revuelta con fogatas, destrozos y escenas inquietantes como la de algún policía aislado mientras un grupo reventaba la puerta de una casa de cambio. Este fue el escenario en el que los parlamentarios griegos aprobaron anoche, con el voto de 199 de los 300 miembros de la cámara, el plan de rescate que debería salvar a Grecia de una quiebra desordenada y garantizar su permanencia en el euro. Lo hicieron en medio de la agitación social, bajo los ojos trémulos de Europa y la amenaza de Berlín, después de meses de negociaciones erráticas y todos los ultimatos burlados.
Fuera de Parlamento, entre cócteles molotov, la policía plagaba la legendaria plaza Syntagma de gases lacrimógenos para ahuyentar a los manifestantes que protestaban contra los sacrificios sociales que conlleva ese salvamento económico. Eran 25.000, según la policía, 100.000, según fuentes de los organizadores que citó Efe, una masa descomunal que se desparramó por la zona central de la capital. El número de detenidos y heridos estaba sin confirmar y los medios griegos hablaban de varias decenas.
Al menos 17 edificios, la mayoría históricos, fueron pasto de las llamas en el centro de Atenas, según confirmó el alcalde, Yorgos Kaminis. Cafés, bancos, cines y comercios ardían mientras los diputados votaban. Entre los inmuebles incendiados, el cine Attikon, de 1870, y otro que durante la II Guerra Mundial utilizó la Gestapo como cámara de torturas. Un diputado de izquierdas se quejó de que el gas había llegado al Parlamento.
El primer ministro, el tecnócrata Lukas Papademos, la calificó de la peor alteración del orden desde 2008. La violencia se desató entonces después de que la policía disparase a un escolar de 15 años. “Vandalismo, violencia y destrucción no tiene lugar en un país democrático y no serán tolerados”, dijo. Papademos clamó por que los parlamentarios aprobasen un rescate que debía llevar al país “a suelo firme”. También Venizelos hizo el enésimo llamamiento a la responsabilidad. “Esta medianoche, antes de que los mercados abran, el Parlamento griego debe enviar un mensaje”. Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deberían liberar el segundo rescate, de 130.000 millones, aunque puede incrementarse en 15.000.
En total, 199 parlamentarios votaron sí, 74 no, cinco se abstuvieron y el resto se ausentó. Los dos grandes partidos que raspaldan el plan y forman el Gobierno interino de Papademos —los socialistas de Pasok y los conservadores de Nueva Democracia— suponen 236 de los 300 miembros de la cámara, pero el Parlamento griego es indómito y 21 miembros de Nueva Democracia y 22 del Pasok rechazaron en plan. El líder conservador, Antonis Samaras, expulsó del partido a los díscolos y su homólogo en el Pasok, el ex exprimer ministro Yorgos Papandreu, hizo lo propio con los suyos y anunció que otros nueve que se abstuvieron no irían en futuras listas lectorales, según los medios locales. Los ultraderechistas de Laos, que dejaron el Gobierno, también expulsaron a dos de los suyos, pero por votar a favor, cuando habían decidido lo contrario. El partido comunista (KKE) y otras pequeñas formaciones de izquierdas también lo rechazaron.
El Gobierno buscaba un amplio respaldo al rescate para mostrar a sus socios europeos que piensa cumplir su palabra. Porque Europa, y especialmente Alemania, desconfía de una Grecia que no acaba de aplicar las reformas. El plan supone un ahorro de 3.300 millones este año, contempla la rebaja del salario mínimo en un 22% y el despido de 15.000 funcionarios en 2012. Además de la inyección del FMI y la UE, la banca renunciará a cobrar la mitad de los 206.000 millones que tiene en deuda helena.
Grecia inauguró el club de los malditos del euro hace dos años, cuando reveló que sus cuentas públicas eran de cartón piedra, su agujero económico mayor a lo revelado y que no podía pagar sus deudas. Atenas necesita el rescate antes del 20 de marzo, cuando vence una deuda de 14.500 millones. Pero la población piensa en los recortes. Konstantina Ierissiotiu, una profesora de francés de 50 años se lamentaba ayer frente al Parlamento: “Mi sueldo ha bajado de 1.000 a 700 euros, y así, con la subida de impuestos, no se puede vivir”. Alexandra, de 21 años, lanzaba un mensaje roto: “Creo que nuestros políticos no tienen otra opción”. ¿Y por qué estaba allí? “Porque, con lo que está pasando aquí, no te puedes quedar en casa”.