Argentina y Reino Unido suben el tono tras 30 años de la guerra por Malvinas
Buenos Aires, EFE
Argentina y el Reino Unido han elevado en las últimas semanas el tono de su enfrentamiento por la soberanía de las islas Malvinas, un conflicto reavivado por el trigésimo aniversario de la guerra por el archipiélago y la sombra de la crisis económica.
"Esta escalada dialéctica tiene que ver con los 30 años del conflicto bélico, algo que remueve pasiones y sentimientos ligados al nacionalismo tanto en Argentina como en Gran Bretaña", dijo hoy a Efe Bruno Tondini, catedrático de la Universidad Nacional de La Plata y miembro del Centro Argentino de Estudios Internacionales.
El nuevo "round" en esta histórica disputa -que se remonta a 1833, cuando los británicos ocuparon las islas- tuvo como protagonista en los últimos días al propio primer ministro británico, David Cameron, quien acusó a Argentina de ser una país "colonialista".
Las réplicas no se hicieron esperar y Buenos Aires acusó a Londres de "depredar" los recursos naturales de las islas que "le pertenecen a Argentina" y de desoír las resoluciones de Naciones Unidas que conminan a ambas partes a sentarse a negociar sobre la soberanía del archipiélago, donde viven 2.913 personas.
El paso siguiente de Londres fue anunciar el envío a Malvinas del HMS Dauntless, el destructor más moderno de la Marina Real británica.
La tensión ha subido aún más con la llegada este jueves a las islas del príncipe Guillermo de Inglaterra para realizar allí por seis semanas tareas de formación militar.
El Gobierno de Cristina Fernández se lamentó de que el príncipe llegara a "suelo argentino" con "el uniforme del conquistador y no con la sabiduría del estadista que trabaja al servicio de la paz y el diálogo entre las naciones".
Para Tondini, más allá de las cuestiones políticas, en este nuevo capítulo de la disputa influye la crisis económica global y las necesidades de Cameron de justificar un aumento del gasto militar en momentos de ajustes generalizados.
Según el experto, las islas -que obtienen ingresos por el turismo, la cría de ovejas y licencias de pesca y explotación petrolera- tienen desde hace cuatro años finanzas deficitarias y, si bien Londres no le gira fondos, el gasto británico en defensa colabora con la actividad económica del archipiélago.
"En este nuevo cruce hay una confluencia de factores. El aniversario de la guerra es uno de ellos, pero también los problemas económicos en Europa, que también tienen impacto en Argentina", coincidió Jorge Arias, analista político de la consultora Polilat.
El experto dijo a Efe que se "ha dado una infeliz coincidencia entre ambos Gobiernos para utilizar el factor Malvinas".
"La crisis global -que afecta mayormente a los países centrales, coloca a Gran Bretaña en el umbral de una situación muy difícil y que tiene también su correlato en Argentina porque altera su agenda económica- genera un clima propicio para que estas causas, a las que habitualmente no se echa mano porque desatan demonios a un lado y otro del Atlántico, se vuelvan atractiva", afirmó Arias.
Como factor añadido, Buenos Aires ha sumado en los últimos meses adhesiones en Latinoamérica a su reclamo de soberanía.
Si bien Argentina venía cosechando en diferentes foros internacionales declaraciones de apoyo, el respaldo pasó al terreno de lo concreto a finales del año pasado, cuando los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela en proceso de adhesión) impidieron el ingreso a sus puertos de barcos con bandera de Malvinas.
Según Tondini, Londres "empieza a intranquilizarse" al observar que la región "hace propio" el reclamo argentino, "un cambio en el diagrama de la geopolítica británica que le obliga a reacomodar el escenario".
El experto apuntó que Londres teme que "Argentina, junto a los demás país latinoamericanos, solicite que otros bloques, como la Unión Europea, medien en esta situación".
"Si la Unión Europea incluyera en su agenda la cuestión Malvinas, se abriría para Argentina una instancia diferente. Hipotéticamente, algunos países europeos -a partir de ciertos inconvenientes de orden político o económico que se podrían generar en la relación con Reino Unido- podrían cambiar su visión y acercarse a Argentina", sugirió Tondini.
Argentina y el Reino Unido han elevado en las últimas semanas el tono de su enfrentamiento por la soberanía de las islas Malvinas, un conflicto reavivado por el trigésimo aniversario de la guerra por el archipiélago y la sombra de la crisis económica.
"Esta escalada dialéctica tiene que ver con los 30 años del conflicto bélico, algo que remueve pasiones y sentimientos ligados al nacionalismo tanto en Argentina como en Gran Bretaña", dijo hoy a Efe Bruno Tondini, catedrático de la Universidad Nacional de La Plata y miembro del Centro Argentino de Estudios Internacionales.
El nuevo "round" en esta histórica disputa -que se remonta a 1833, cuando los británicos ocuparon las islas- tuvo como protagonista en los últimos días al propio primer ministro británico, David Cameron, quien acusó a Argentina de ser una país "colonialista".
Las réplicas no se hicieron esperar y Buenos Aires acusó a Londres de "depredar" los recursos naturales de las islas que "le pertenecen a Argentina" y de desoír las resoluciones de Naciones Unidas que conminan a ambas partes a sentarse a negociar sobre la soberanía del archipiélago, donde viven 2.913 personas.
El paso siguiente de Londres fue anunciar el envío a Malvinas del HMS Dauntless, el destructor más moderno de la Marina Real británica.
La tensión ha subido aún más con la llegada este jueves a las islas del príncipe Guillermo de Inglaterra para realizar allí por seis semanas tareas de formación militar.
El Gobierno de Cristina Fernández se lamentó de que el príncipe llegara a "suelo argentino" con "el uniforme del conquistador y no con la sabiduría del estadista que trabaja al servicio de la paz y el diálogo entre las naciones".
Para Tondini, más allá de las cuestiones políticas, en este nuevo capítulo de la disputa influye la crisis económica global y las necesidades de Cameron de justificar un aumento del gasto militar en momentos de ajustes generalizados.
Según el experto, las islas -que obtienen ingresos por el turismo, la cría de ovejas y licencias de pesca y explotación petrolera- tienen desde hace cuatro años finanzas deficitarias y, si bien Londres no le gira fondos, el gasto británico en defensa colabora con la actividad económica del archipiélago.
"En este nuevo cruce hay una confluencia de factores. El aniversario de la guerra es uno de ellos, pero también los problemas económicos en Europa, que también tienen impacto en Argentina", coincidió Jorge Arias, analista político de la consultora Polilat.
El experto dijo a Efe que se "ha dado una infeliz coincidencia entre ambos Gobiernos para utilizar el factor Malvinas".
"La crisis global -que afecta mayormente a los países centrales, coloca a Gran Bretaña en el umbral de una situación muy difícil y que tiene también su correlato en Argentina porque altera su agenda económica- genera un clima propicio para que estas causas, a las que habitualmente no se echa mano porque desatan demonios a un lado y otro del Atlántico, se vuelvan atractiva", afirmó Arias.
Como factor añadido, Buenos Aires ha sumado en los últimos meses adhesiones en Latinoamérica a su reclamo de soberanía.
Si bien Argentina venía cosechando en diferentes foros internacionales declaraciones de apoyo, el respaldo pasó al terreno de lo concreto a finales del año pasado, cuando los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela en proceso de adhesión) impidieron el ingreso a sus puertos de barcos con bandera de Malvinas.
Según Tondini, Londres "empieza a intranquilizarse" al observar que la región "hace propio" el reclamo argentino, "un cambio en el diagrama de la geopolítica británica que le obliga a reacomodar el escenario".
El experto apuntó que Londres teme que "Argentina, junto a los demás país latinoamericanos, solicite que otros bloques, como la Unión Europea, medien en esta situación".
"Si la Unión Europea incluyera en su agenda la cuestión Malvinas, se abriría para Argentina una instancia diferente. Hipotéticamente, algunos países europeos -a partir de ciertos inconvenientes de orden político o económico que se podrían generar en la relación con Reino Unido- podrían cambiar su visión y acercarse a Argentina", sugirió Tondini.