En el Golfo, nadie quiere la guerra pero todos se preparan
Dubái, AFP
Los países árabes del Golfo siguen con inquietud la tensión creciente entre Irán y Estados Unidos y están comprando armas para no verse desprevenidos ante un eventual conflicto, según analistas.
"Ningún país árabe del Golfo quiere la guerra, pero todos se preparan para ello. Es lo que está ocurriendo actualmente en la región", asegura Riad Kahwaji, un especialista en cuestiones militares basado en Dubái.
Los países petroleros del Golfo están inquietos por la tensión entre Washington y Teherán tras las amenazas iraníes de cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita el 35% del crudo transportado por mar en el mundo.
Según Kahwaji, director del INEGMA (Instituto de Análisis Militar de Oriente Próximo y el Golfo), estos países se verían arrastrados a una guerra si, en caso de ataque estadounidense, Irán ataca objetivos situados en sus territorios.
El ejército norteamericano está presente en casi todos los países árabes del Golfo. Según un reciente estudio iraní publicado por el diario árabe Al Hayat, los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico del régimen de Teherán, ya tienen una serie de blancos seleccionados para responder a un eventual ataque estadounidense.
"Ha empezado la cuenta atrás en el Golfo, y no se puede pararla", estima por su lado el analista kuwaití Sami al Faraj, que plantea la posibilidad de ataques estadounidenses o israelíes en Irán.
"Los países del Golfo serán los mayores perdedores, porque están al alcance de los misiles iraníes", observa.
"Por supuesto que estamos inquietos", declaró recientemente el primer ministro de Catar, jeque Hamad ben Jasem al Jalifa, a propósito de la tensión en el Golfo, que tiene de fondo la pugna en torno al programa nuclear iraní.
"Hemos tenido la experiencia de conflictos militares, y sabemos que no hay perdedores ni ganadores en este tipo de enfrentamientos, sobre todo para los países que se encuentran en la periferia de la zona de conflicto", dijo el jeque Hamad, cuyas declaraciones fueron recogidas por la agencia kuwaití Kuna.
"Por eso debemos encontrar otras maneras de solucionar los problemas", añadió el mandatario catarí, preconizando "una participación de los países del Golfo en toda iniciativa destinada a calmar la tensión entre Irán y Occidente".
Para Riad Kahwaji y Sami al Faraj, la vulnerabilidad de los países árabes del Golfo viene de la concentración en las costas de sus instalaciones petroleras e industriales, al alcance de los misiles iraníes.
De ahí, según ellos, la multiplicación de las compras de armas, entre ellas los pedidos recientes de los Emiratos Árabes Unidos de un sistema de defensa antimisiles al grupo estadounidense Lockheed Martin, o de cazabombarderos F-15 por parte de Arabia Saudí.
Lockheed entregará dos sistemas "Thaad" (Terminal High Altitude Area Defense) que incluye radares, interceptores y lanzadores, anunció el Pentágono el 30 de diciembre, precisando que el contrato con los Emiratos asciende a 1.960 millones de dólares.
El 29 de diciembre, en plena escalada de tensión con Irán, Estados Unidos anunció un contrato de venta a Arabia Saudí de 84 cazabombarderos F-15 y de modernización de otros 70 aparatos del mismo tipo, por un valor total de 29.400 millones de dólares.
Más allá de un eventual conflicto militar, los países árabes del Golfo están inquietos por lo que los dos analistas presentan como la voluntad de Irán de extender su influencia en la región.
Según Faraj, "hay dos escuelas de pensamiento en el Golfo" a propósito de esta cuestión. "La primera rechaza un conflicto armado directo con Irán, salvo si se le impone a los países de la región".
"La segunda considera que hay que parar las injerencias de Irán en Siria, en Irak, en Yemen, en Sudán y en el Golfo, donde intenta atizar la tensión entre chiitas y sunitas, preferentemente sin un conflicto armado, pero sin descartarlo del todo", explica.
Los países árabes del Golfo siguen con inquietud la tensión creciente entre Irán y Estados Unidos y están comprando armas para no verse desprevenidos ante un eventual conflicto, según analistas.
"Ningún país árabe del Golfo quiere la guerra, pero todos se preparan para ello. Es lo que está ocurriendo actualmente en la región", asegura Riad Kahwaji, un especialista en cuestiones militares basado en Dubái.
Los países petroleros del Golfo están inquietos por la tensión entre Washington y Teherán tras las amenazas iraníes de cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita el 35% del crudo transportado por mar en el mundo.
Según Kahwaji, director del INEGMA (Instituto de Análisis Militar de Oriente Próximo y el Golfo), estos países se verían arrastrados a una guerra si, en caso de ataque estadounidense, Irán ataca objetivos situados en sus territorios.
El ejército norteamericano está presente en casi todos los países árabes del Golfo. Según un reciente estudio iraní publicado por el diario árabe Al Hayat, los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico del régimen de Teherán, ya tienen una serie de blancos seleccionados para responder a un eventual ataque estadounidense.
"Ha empezado la cuenta atrás en el Golfo, y no se puede pararla", estima por su lado el analista kuwaití Sami al Faraj, que plantea la posibilidad de ataques estadounidenses o israelíes en Irán.
"Los países del Golfo serán los mayores perdedores, porque están al alcance de los misiles iraníes", observa.
"Por supuesto que estamos inquietos", declaró recientemente el primer ministro de Catar, jeque Hamad ben Jasem al Jalifa, a propósito de la tensión en el Golfo, que tiene de fondo la pugna en torno al programa nuclear iraní.
"Hemos tenido la experiencia de conflictos militares, y sabemos que no hay perdedores ni ganadores en este tipo de enfrentamientos, sobre todo para los países que se encuentran en la periferia de la zona de conflicto", dijo el jeque Hamad, cuyas declaraciones fueron recogidas por la agencia kuwaití Kuna.
"Por eso debemos encontrar otras maneras de solucionar los problemas", añadió el mandatario catarí, preconizando "una participación de los países del Golfo en toda iniciativa destinada a calmar la tensión entre Irán y Occidente".
Para Riad Kahwaji y Sami al Faraj, la vulnerabilidad de los países árabes del Golfo viene de la concentración en las costas de sus instalaciones petroleras e industriales, al alcance de los misiles iraníes.
De ahí, según ellos, la multiplicación de las compras de armas, entre ellas los pedidos recientes de los Emiratos Árabes Unidos de un sistema de defensa antimisiles al grupo estadounidense Lockheed Martin, o de cazabombarderos F-15 por parte de Arabia Saudí.
Lockheed entregará dos sistemas "Thaad" (Terminal High Altitude Area Defense) que incluye radares, interceptores y lanzadores, anunció el Pentágono el 30 de diciembre, precisando que el contrato con los Emiratos asciende a 1.960 millones de dólares.
El 29 de diciembre, en plena escalada de tensión con Irán, Estados Unidos anunció un contrato de venta a Arabia Saudí de 84 cazabombarderos F-15 y de modernización de otros 70 aparatos del mismo tipo, por un valor total de 29.400 millones de dólares.
Más allá de un eventual conflicto militar, los países árabes del Golfo están inquietos por lo que los dos analistas presentan como la voluntad de Irán de extender su influencia en la región.
Según Faraj, "hay dos escuelas de pensamiento en el Golfo" a propósito de esta cuestión. "La primera rechaza un conflicto armado directo con Irán, salvo si se le impone a los países de la región".
"La segunda considera que hay que parar las injerencias de Irán en Siria, en Irak, en Yemen, en Sudán y en el Golfo, donde intenta atizar la tensión entre chiitas y sunitas, preferentemente sin un conflicto armado, pero sin descartarlo del todo", explica.