El presidente de Nigeria cesa a toda la cúpula de la policía
Abuya, EP
El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, ha anunciado este miércoles la renovación de toda la cúpula de la Policía, incluidos el inspector general de la Policía, Hafiz Abubakar Ringim, y seis subinspectores, después de las críticas vertidas contra la institución por la huída de un islamista que habría participado en un atentado ocurrido en Navidad.
La "baja definitiva" de Ringim se hace efectiva desde hoy. Según un comunicado de la Presidecia, Jonathan "ha aprobado la designación de Mohamed Abubakar como inspector general de Policía en funciones". Se trata de "un primer paso hacia una reorganización y un reposicionamiento de la Fuerza de la Policía en Nigeria".
Abubakar, de 53 años, lleva en las fuerzas de seguridad desde el año 1979 y, al igual que Ringim, es un musulmán de la zona norte del país. Jonathan, en cambio, es un cristiano procedente del sur de Nigeria.
El Gobierno ha creado una comisión para coordinar la reestructuración de la Policía y, entre otras cuestiones, "determinar las causas generales y específicas de la caída de la confianza pública". En este sentido, debe plantear propuestas que mejoren esta "confianza" y señalar errores que hayan podido cometerse dentro del sistema.
Las autoridades se encuentran en el punto de mira por la creciente violencia perpetrada por la secta islamista Boko Haram, que mató el año pasado a más de medio millar de personas y a más de 250 en las primeras semanas de 2012. Jonathan ha denunciado que algunos milicianos han conseguido infiltrarse en los organismos de seguridad.
Sin embargo, el mayor bochorno sufrido por la Policía nigeriana ha llegado tras la huída del islamista Kabiru Sokoto, detenido por un atentado cometido el 25 de diciembre y que logró escapar cuando era trasladado desde una comisaría a su vivienda de Abaji, a las afueras de la capital, Abuya. El convoy policial sufrió el ataque de un grupo armado que logró liberar a Sokoto.
Fuentes de las fuerzas de seguridad han admitido que este traslado no forma parte de los procedimientos habituales y lo han calificado de "peligroso y sospechoso".
El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, ha anunciado este miércoles la renovación de toda la cúpula de la Policía, incluidos el inspector general de la Policía, Hafiz Abubakar Ringim, y seis subinspectores, después de las críticas vertidas contra la institución por la huída de un islamista que habría participado en un atentado ocurrido en Navidad.
La "baja definitiva" de Ringim se hace efectiva desde hoy. Según un comunicado de la Presidecia, Jonathan "ha aprobado la designación de Mohamed Abubakar como inspector general de Policía en funciones". Se trata de "un primer paso hacia una reorganización y un reposicionamiento de la Fuerza de la Policía en Nigeria".
Abubakar, de 53 años, lleva en las fuerzas de seguridad desde el año 1979 y, al igual que Ringim, es un musulmán de la zona norte del país. Jonathan, en cambio, es un cristiano procedente del sur de Nigeria.
El Gobierno ha creado una comisión para coordinar la reestructuración de la Policía y, entre otras cuestiones, "determinar las causas generales y específicas de la caída de la confianza pública". En este sentido, debe plantear propuestas que mejoren esta "confianza" y señalar errores que hayan podido cometerse dentro del sistema.
Las autoridades se encuentran en el punto de mira por la creciente violencia perpetrada por la secta islamista Boko Haram, que mató el año pasado a más de medio millar de personas y a más de 250 en las primeras semanas de 2012. Jonathan ha denunciado que algunos milicianos han conseguido infiltrarse en los organismos de seguridad.
Sin embargo, el mayor bochorno sufrido por la Policía nigeriana ha llegado tras la huída del islamista Kabiru Sokoto, detenido por un atentado cometido el 25 de diciembre y que logró escapar cuando era trasladado desde una comisaría a su vivienda de Abaji, a las afueras de la capital, Abuya. El convoy policial sufrió el ataque de un grupo armado que logró liberar a Sokoto.
Fuentes de las fuerzas de seguridad han admitido que este traslado no forma parte de los procedimientos habituales y lo han calificado de "peligroso y sospechoso".