Un salto para la Europa del euro
"Es un resultado muy bueno para la zona euro, muy bueno”, afirma Mario Draghi
Bruselas, El País
El clima político en Europa registró un giro radical en las últimas 24 horas. Contra todo pronóstico, todos los países de la UE, excepto Reino Unido, respaldaron la propuesta de sellar un pacto fiscal que implica fortalecer la disciplina y la coordinación económica de los 17 países del euro. El acuerdo se gestó tras una larga noche de negociaciones en la que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, intentaron convencer vanamente al primer ministro británico, David Cameron, de que apoyara las reformas propuestas. Ante la negativa británica, los líderes europeos se vieron forzados a abrir otra vía y alcanzar sus objetivos a través de un nuevo tratado.
Los líderes firmaron también el Tratado de Adhesión de Croacia, que se incorporará como nuevo miembro de la Unión el 1 de julio de 2013. También evaluaron positivamente la evolución de Montenegro con vistas a la apertura de negociaciones de adhesión en junio de 2012 y celebraron los progresos de Serbia que en febrero próximo podría recibir el estatuto de país candidato. A pesar de la crisis, la UE sigue siendo el referente para muchos países.
La cumbre concentró sus esfuerzos en los asuntos económicos especialmente dirigidos a imponer un mayor rigor presupuestario, que implica más austeridad, y una más fuerte coordinación económica, según la batuta de Berlín. Se olvidaron de nuevo las medidas concretas para estimular el crecimiento y el empleo que pudiera aliviar la situación de los 23 millones de desempleados de la Unión.
“Habríamos preferido un cambio completo del tratado a veintisiete, pero al no lograr una decisión unánime tuvimos que adoptar otra decisión”, señaló el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al finalizar la cumbre. El marco legal de la UE plantea serios problemas de funcionamiento. Resulta que el reforzamiento de las normas de los 17 del euro debe ser aprobado unánimemente por los 27 Estados de la UE. Es decir los 17 del euro y los otros 10, aunque no les afecten.
Cameron hizo una mala lectura de este fallo de la construcción europea y pensó que con la exigencia de la unanimidad para cualquier cambio del Tratado tenía un as en la manga y podía detener el avance del euro. Pidió a cambio de no vetar las propuestas una protección para no someterse a las reformas de los mercados financieros aprobadas y en curso de la UE. La Unión se vio así forzada a abrir la vía de un nuevo tratado internacional para los países del euro. Lo que ha descolocado a Reino Unido es que la propuesta de reforzar las obligaciones de los 17 del euro ha sido respaldada por otros nueve Estados que no tienen la moneda única, (Bulgaria, Dinamarca, Polonia, Letonia, Lituania, Rumania, República Checa, Suecia y Hungría), aunque los tres últimos han señalado que deben consultar a sus Parlamentos. Hay que recordar que todos los miembros de la UE tienen la obligación de adoptar el euro, excepto Reino Unido y Dinamarca, que tienen reconocida esta excepción. Es significativo que Dinamarca haya apoyado el acuerdo.
El presidente del Euro grupo, Jean-Claude Juncker, subrayó el error de Londres. “Si quieren jugar un papel central en Europa tienen que formar parte de las políticas comunes que estamos desarrollando”, señaló y añadió: “Un país que no es parte del proceso político sale perdiendo”.
El camino del Tratado internacional será más ágil para la toma de decisiones y está previsto que se apruebe antes de marzo. Pero el nuevo marco no está exento de dificultades. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió ayer de que “la Comisión será activa para garantizar una rápida preparación del nuevo Tratado para que sea plenamente compatible con la legislación comunitaria y preserve el papel de las instituciones europeas”.
En este sentido, el líder de los liberales en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, abogó por que se respete “el método comunitario y el método democrático” en la elaboración del nuevo Tratado, y para ello “lo mejor es incluir el Parlamento Europeo en el proceso”.
La Europa del euro y sus aliados han dado en la madrugada del jueves al viernes un salto cualitativo para asegurar la supervivencia del euro. La importancia del paso adelante dado por los países del euro queda refrendada por el apoyo de las dos instituciones fundamentales, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente del BCE, Mario Draghi, ha asegurado hoy que el acuerdo “se acerca bastante a un buen pacto fiscal”. “Tiene que ser desarrollado y después implementado, pero es un resultado muy bueno para la zona euro, muy bueno”. Las palabras de Draghi allanan el camino a una mayor implicación del BCE en la salvación del euro, a pesar de que ayer insistió en que la solución de la crisis fiscal es responsabilidad de los Gobiernos. Unas manifestaciones obligadas ante la cumbre, que también fueron realizadas por su antecesor Jean-Claude Trichet justo antes de iniciar la compra de bonos de los países con problemas.
El FMI se unió también a ese apoyo del BCE. La directora gerente del FMI, la ex ministra francesa Christine Lagarde, explicó que el acuerdo alcanzado “es un paquete que va realmente en la buena dirección”.
El acuerdo contempla una amplia revisión del fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, (MEDE) para que pueda entrar en vigor en julio de 2012, un año antes de lo previsto y que sus decisiones puedan adoptarse por una mayoría cualificada del 85%, en lugar de la paralizante exigencia de la unanimidad actual. La potencia de fuego del MEDE, actualmente de 500.000 millones, podría ser aumentada en marzo de 2012.
Bruselas, El País
El clima político en Europa registró un giro radical en las últimas 24 horas. Contra todo pronóstico, todos los países de la UE, excepto Reino Unido, respaldaron la propuesta de sellar un pacto fiscal que implica fortalecer la disciplina y la coordinación económica de los 17 países del euro. El acuerdo se gestó tras una larga noche de negociaciones en la que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, intentaron convencer vanamente al primer ministro británico, David Cameron, de que apoyara las reformas propuestas. Ante la negativa británica, los líderes europeos se vieron forzados a abrir otra vía y alcanzar sus objetivos a través de un nuevo tratado.
Los líderes firmaron también el Tratado de Adhesión de Croacia, que se incorporará como nuevo miembro de la Unión el 1 de julio de 2013. También evaluaron positivamente la evolución de Montenegro con vistas a la apertura de negociaciones de adhesión en junio de 2012 y celebraron los progresos de Serbia que en febrero próximo podría recibir el estatuto de país candidato. A pesar de la crisis, la UE sigue siendo el referente para muchos países.
La cumbre concentró sus esfuerzos en los asuntos económicos especialmente dirigidos a imponer un mayor rigor presupuestario, que implica más austeridad, y una más fuerte coordinación económica, según la batuta de Berlín. Se olvidaron de nuevo las medidas concretas para estimular el crecimiento y el empleo que pudiera aliviar la situación de los 23 millones de desempleados de la Unión.
“Habríamos preferido un cambio completo del tratado a veintisiete, pero al no lograr una decisión unánime tuvimos que adoptar otra decisión”, señaló el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al finalizar la cumbre. El marco legal de la UE plantea serios problemas de funcionamiento. Resulta que el reforzamiento de las normas de los 17 del euro debe ser aprobado unánimemente por los 27 Estados de la UE. Es decir los 17 del euro y los otros 10, aunque no les afecten.
Cameron hizo una mala lectura de este fallo de la construcción europea y pensó que con la exigencia de la unanimidad para cualquier cambio del Tratado tenía un as en la manga y podía detener el avance del euro. Pidió a cambio de no vetar las propuestas una protección para no someterse a las reformas de los mercados financieros aprobadas y en curso de la UE. La Unión se vio así forzada a abrir la vía de un nuevo tratado internacional para los países del euro. Lo que ha descolocado a Reino Unido es que la propuesta de reforzar las obligaciones de los 17 del euro ha sido respaldada por otros nueve Estados que no tienen la moneda única, (Bulgaria, Dinamarca, Polonia, Letonia, Lituania, Rumania, República Checa, Suecia y Hungría), aunque los tres últimos han señalado que deben consultar a sus Parlamentos. Hay que recordar que todos los miembros de la UE tienen la obligación de adoptar el euro, excepto Reino Unido y Dinamarca, que tienen reconocida esta excepción. Es significativo que Dinamarca haya apoyado el acuerdo.
El presidente del Euro grupo, Jean-Claude Juncker, subrayó el error de Londres. “Si quieren jugar un papel central en Europa tienen que formar parte de las políticas comunes que estamos desarrollando”, señaló y añadió: “Un país que no es parte del proceso político sale perdiendo”.
El camino del Tratado internacional será más ágil para la toma de decisiones y está previsto que se apruebe antes de marzo. Pero el nuevo marco no está exento de dificultades. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió ayer de que “la Comisión será activa para garantizar una rápida preparación del nuevo Tratado para que sea plenamente compatible con la legislación comunitaria y preserve el papel de las instituciones europeas”.
En este sentido, el líder de los liberales en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, abogó por que se respete “el método comunitario y el método democrático” en la elaboración del nuevo Tratado, y para ello “lo mejor es incluir el Parlamento Europeo en el proceso”.
La Europa del euro y sus aliados han dado en la madrugada del jueves al viernes un salto cualitativo para asegurar la supervivencia del euro. La importancia del paso adelante dado por los países del euro queda refrendada por el apoyo de las dos instituciones fundamentales, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente del BCE, Mario Draghi, ha asegurado hoy que el acuerdo “se acerca bastante a un buen pacto fiscal”. “Tiene que ser desarrollado y después implementado, pero es un resultado muy bueno para la zona euro, muy bueno”. Las palabras de Draghi allanan el camino a una mayor implicación del BCE en la salvación del euro, a pesar de que ayer insistió en que la solución de la crisis fiscal es responsabilidad de los Gobiernos. Unas manifestaciones obligadas ante la cumbre, que también fueron realizadas por su antecesor Jean-Claude Trichet justo antes de iniciar la compra de bonos de los países con problemas.
El FMI se unió también a ese apoyo del BCE. La directora gerente del FMI, la ex ministra francesa Christine Lagarde, explicó que el acuerdo alcanzado “es un paquete que va realmente en la buena dirección”.
El acuerdo contempla una amplia revisión del fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, (MEDE) para que pueda entrar en vigor en julio de 2012, un año antes de lo previsto y que sus decisiones puedan adoptarse por una mayoría cualificada del 85%, en lugar de la paralizante exigencia de la unanimidad actual. La potencia de fuego del MEDE, actualmente de 500.000 millones, podría ser aumentada en marzo de 2012.