Palestinos y peregrinos festejan en Tierra Santa una Navidad pasada por agua
Jerusalén, EFE
Los católicos palestinos y decenas de miles de peregrinos llegados de todo el mundo festejan hoy la Navidad en Belén, Jerusalén y Nazaret, pese a una intensa lluvia que no está impidiendo la celebración de los actos religiosos más importantes.
Las oraciones, misas y peregrinaciones han sido constantes durante toda la jornada, particularmente en Belén, donde se encuentra la Basílica de la Natividad, a la que acuden los creyentes desde la mañana pertrechados con abrigos y paraguas.
Adyacente a la Basílica, la Iglesia de Santa Catalina albergó anoche la principal concentración de feligreses con motivo de la Misa del Gallo, dirigida por el Patriarca Latino de Jerusalén, Fuad Twal.
En la ceremonia celebrada en el templo, que estaba abarrotado de cristianos locales y peregrinos, y que fue transmitida para todo el mundo por la televisión palestina, Twal llamó a los líderes religiosos de Oriente Medio a involucrarse en los "cambios radicales" que está sufriendo la región, así como a "proteger" a su pueblo y ayudarse en sus aspiraciones.
"Nuestra región está atravesando cambios radicales que tienen un impacto en nuestro presente y futuro. No podemos quedarnos como meros espectadores", dijo la máxima autoridad católica en Tierra Santa, según el texto completo de la homilía difundido en la página web del Patriarcado.
"Nosotros, los líderes espirituales y aquellos que tienen en sus manos los destinos de los pueblos, debemos hacer todo lo posible para proteger a nuestro pueblo, trabajar por su supervivencia y cumplir sus aspiraciones. Estamos con nuestro pueblo con todas nuestras fuerzas porque sus sufrimientos y esperanzas son los nuestros", agregó.
Al frente de los feligreses que seguían el culto desde la iglesia (otros miles lo hacían en la Plaza del Pesebre), se encontraban, como es tradición, el presidente palestino, Mahmud Abás; el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Naser Judeh, en representación del rey Abdala II; y los representantes de los países europeos custodios de Tierra Santa: España, Italia, Bélgica y Francia.
Desde el altar de la sección católica del complejo de la Basílica de la Natividad, levantada sobre la gruta en la que la tradición sitúa el nacimiento de Jesús, Twal elogió a Abás por sus "incansables esfuerzos en favor de una paz justa en Oriente Medio, en la que la creación de un Estado palestino es una de las principales aspiraciones".
"Debemos estar orgullosos de que, entre todos los continentes y países del mundo, Dios eligiese Palestina, nuestra querida tierra, como lugar de nacimiento del Salvador, el esperado Mesías", reza la homilía, leída en varios idiomas.
Twal expresó su deseo de que en los pueblos de "Tierra Santa, en Palestina, Israel, Jordania y Chipre, la Navidad ponga fin a la cultura de violencia y muerte, y que eso inspire una solución a las divisiones nacionales e internacionales".
Aunque el Patriarcado ya había manifestado su apoyo a la iniciativa, Twal se limitó en su sermón navideño a recordar, sin entrar en valoraciones, la fracasada petición palestina de ingreso en la ONU el pasado septiembre.
Y condenó la barrera de separación israelí que rodea la ciudad de Belén, ubicada en el territorio palestino ocupado de Cisjordania: "Dios quiere puentes que unen en vez de muros que separan lo que Dios ha unido. Queridos hermanos y hermanas, derribemos los muros de nuestros corazones para derribar los muros de cemento".
Hoy, el patriarca Fuad realiza un acto de felicitaciones y visita luego a las enfermeras franciscanas en la Iglesia de San Salvador, en el barrio cristiano de la ciudad vieja de Jerusalén.
Navidad supone el momento cumbre de la peregrinación a Tierra Santa, principalmente a Belén, donde se han desplazado estos días entre 90.000 y 100.000 personas, en la línea de aumento del turismo a la ciudad desde 2005, en paralelo a la reducción de la inseguridad con el fin de la segunda Intifada.
Los peregrinos empezaron a llegar hace unos días y algunos se quedarán hasta el próximo día 7, tras la Epifanía y en coincidencia con la Navidad ortodoxa, que sigue la mayoría de cristianos locales, mientras que los menos se quedan hasta el 18, cuando los armenios celebran la Navidad.
Entre ellos hay apenas el medio millar de cristianos de Gaza (cuya minúscula comunidad apenas suma en total unas 3.000 personas) que ha recibido un permiso especial de las autoridades militares israelíes para poder salir de la franja.
Los católicos palestinos y decenas de miles de peregrinos llegados de todo el mundo festejan hoy la Navidad en Belén, Jerusalén y Nazaret, pese a una intensa lluvia que no está impidiendo la celebración de los actos religiosos más importantes.
Las oraciones, misas y peregrinaciones han sido constantes durante toda la jornada, particularmente en Belén, donde se encuentra la Basílica de la Natividad, a la que acuden los creyentes desde la mañana pertrechados con abrigos y paraguas.
Adyacente a la Basílica, la Iglesia de Santa Catalina albergó anoche la principal concentración de feligreses con motivo de la Misa del Gallo, dirigida por el Patriarca Latino de Jerusalén, Fuad Twal.
En la ceremonia celebrada en el templo, que estaba abarrotado de cristianos locales y peregrinos, y que fue transmitida para todo el mundo por la televisión palestina, Twal llamó a los líderes religiosos de Oriente Medio a involucrarse en los "cambios radicales" que está sufriendo la región, así como a "proteger" a su pueblo y ayudarse en sus aspiraciones.
"Nuestra región está atravesando cambios radicales que tienen un impacto en nuestro presente y futuro. No podemos quedarnos como meros espectadores", dijo la máxima autoridad católica en Tierra Santa, según el texto completo de la homilía difundido en la página web del Patriarcado.
"Nosotros, los líderes espirituales y aquellos que tienen en sus manos los destinos de los pueblos, debemos hacer todo lo posible para proteger a nuestro pueblo, trabajar por su supervivencia y cumplir sus aspiraciones. Estamos con nuestro pueblo con todas nuestras fuerzas porque sus sufrimientos y esperanzas son los nuestros", agregó.
Al frente de los feligreses que seguían el culto desde la iglesia (otros miles lo hacían en la Plaza del Pesebre), se encontraban, como es tradición, el presidente palestino, Mahmud Abás; el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Naser Judeh, en representación del rey Abdala II; y los representantes de los países europeos custodios de Tierra Santa: España, Italia, Bélgica y Francia.
Desde el altar de la sección católica del complejo de la Basílica de la Natividad, levantada sobre la gruta en la que la tradición sitúa el nacimiento de Jesús, Twal elogió a Abás por sus "incansables esfuerzos en favor de una paz justa en Oriente Medio, en la que la creación de un Estado palestino es una de las principales aspiraciones".
"Debemos estar orgullosos de que, entre todos los continentes y países del mundo, Dios eligiese Palestina, nuestra querida tierra, como lugar de nacimiento del Salvador, el esperado Mesías", reza la homilía, leída en varios idiomas.
Twal expresó su deseo de que en los pueblos de "Tierra Santa, en Palestina, Israel, Jordania y Chipre, la Navidad ponga fin a la cultura de violencia y muerte, y que eso inspire una solución a las divisiones nacionales e internacionales".
Aunque el Patriarcado ya había manifestado su apoyo a la iniciativa, Twal se limitó en su sermón navideño a recordar, sin entrar en valoraciones, la fracasada petición palestina de ingreso en la ONU el pasado septiembre.
Y condenó la barrera de separación israelí que rodea la ciudad de Belén, ubicada en el territorio palestino ocupado de Cisjordania: "Dios quiere puentes que unen en vez de muros que separan lo que Dios ha unido. Queridos hermanos y hermanas, derribemos los muros de nuestros corazones para derribar los muros de cemento".
Hoy, el patriarca Fuad realiza un acto de felicitaciones y visita luego a las enfermeras franciscanas en la Iglesia de San Salvador, en el barrio cristiano de la ciudad vieja de Jerusalén.
Navidad supone el momento cumbre de la peregrinación a Tierra Santa, principalmente a Belén, donde se han desplazado estos días entre 90.000 y 100.000 personas, en la línea de aumento del turismo a la ciudad desde 2005, en paralelo a la reducción de la inseguridad con el fin de la segunda Intifada.
Los peregrinos empezaron a llegar hace unos días y algunos se quedarán hasta el próximo día 7, tras la Epifanía y en coincidencia con la Navidad ortodoxa, que sigue la mayoría de cristianos locales, mientras que los menos se quedan hasta el 18, cuando los armenios celebran la Navidad.
Entre ellos hay apenas el medio millar de cristianos de Gaza (cuya minúscula comunidad apenas suma en total unas 3.000 personas) que ha recibido un permiso especial de las autoridades militares israelíes para poder salir de la franja.