Estados Unidos transfiere a Irak la que fue su principal base militar
Sadam Husein estuvo encarcelado en este complejo durante dos años antes de ser ejecutado
Bagdad, El País
El cierre de Camp Victory no es un paso más en la anunciada retirada estadounidense de Irak. Esa base, situada junto al aeropuerto de Bagdad, ha sido el símbolo de la ocupación del país de los dos ríos. El complejo de villas palaciegas en torno a un lago artificial que Sadam Husein hizo levantar para recibir a sus huéspedes de honor, se transformó desde el principio en el centro de operaciones norteamericano y, paradojas del destino, terminaría sirviendo de cárcel para el mismo tirano antes de su ejecución.
“El Complejo de la Base Victory se ha entregado de forma oficial al representante del Gobierno iraquí esta mañana", ha comunicado en un correo electrónico a los medios de comunicación el coronel Barry Johnson, portavoz del Ejército estadounidense. "La base ya no está bajo control de EEUU y es plenamente propiedad del Gobierno de Irak", añadía el texto.
Durante los ocho años que ha durado la ocupación, ese perímetro de 42 kilómetros llegó a albergar a más de 100.000 personas, entre militares (hasta 42.000), funcionarios de apoyo y empleados de empresas privadas, muchos de ellos mercenarios conocidos con el eufemismo de +contractors+. No fue la mayor de las bases de EEUU (honor que correspondió a Camp Anaconda, a 30 kilómetros al norte de Bagdad), pero si la principal, donde se estableció el mando militar y el centro de análisis y coordinación de los servicios secretos.
Allí vivieron el virrey Paul Bremer y el general David Petraeus. También se alojaron todas las visitas oficiales estadounidenses, para las que se reservaban las mejores habitaciones de los palacios. Al principio, los soldados las identificaban con humor colocando unas fotocopias en la puerta con nombres tan sugerentes como “Suite Babilonia”. Con el tiempo, dentro de las alambradas de espino y torres de vigilancia que protegían el conjunto, llegó a reproducirse el paisaje urbano de una ciudad típica estadounidense.
No faltaban la hamburguesería, los puestos de helados de tamaño gigante, las barberías o los supermercados abastecidos a diario por avión. También se estableció allí la central de correos militar desde la que se distribuían cartas y paquetes a los cientos de miles de soldados que a lo largo de este tiempo pasaron por Irak.
No ha habido ninguna ceremonia pública. Tan sólo “la firma de los papeles como para una transacción inmobiliaria”, ha precisado el portavoz a la agencia France Presse. De hecho, cinco de los nueve palacetes de ese recinto ya habían sido trasferidos a los iraquíes en los últimos meses. Al mismo tiempo, miles de soldados han empezado a abandonar Irak por la frontera de Kuwait. Ya sólo quedan 12.000 soldados de los 170.000 que llegaron a estar destinados en el país. Excepto los 200 que protegerán la Embajada norteamericana, el resto habrá salido antes de que acabe el año tal como se acordó con el Gobierno iraquí.
Bagdad, El País
El cierre de Camp Victory no es un paso más en la anunciada retirada estadounidense de Irak. Esa base, situada junto al aeropuerto de Bagdad, ha sido el símbolo de la ocupación del país de los dos ríos. El complejo de villas palaciegas en torno a un lago artificial que Sadam Husein hizo levantar para recibir a sus huéspedes de honor, se transformó desde el principio en el centro de operaciones norteamericano y, paradojas del destino, terminaría sirviendo de cárcel para el mismo tirano antes de su ejecución.
“El Complejo de la Base Victory se ha entregado de forma oficial al representante del Gobierno iraquí esta mañana", ha comunicado en un correo electrónico a los medios de comunicación el coronel Barry Johnson, portavoz del Ejército estadounidense. "La base ya no está bajo control de EEUU y es plenamente propiedad del Gobierno de Irak", añadía el texto.
Durante los ocho años que ha durado la ocupación, ese perímetro de 42 kilómetros llegó a albergar a más de 100.000 personas, entre militares (hasta 42.000), funcionarios de apoyo y empleados de empresas privadas, muchos de ellos mercenarios conocidos con el eufemismo de +contractors+. No fue la mayor de las bases de EEUU (honor que correspondió a Camp Anaconda, a 30 kilómetros al norte de Bagdad), pero si la principal, donde se estableció el mando militar y el centro de análisis y coordinación de los servicios secretos.
Allí vivieron el virrey Paul Bremer y el general David Petraeus. También se alojaron todas las visitas oficiales estadounidenses, para las que se reservaban las mejores habitaciones de los palacios. Al principio, los soldados las identificaban con humor colocando unas fotocopias en la puerta con nombres tan sugerentes como “Suite Babilonia”. Con el tiempo, dentro de las alambradas de espino y torres de vigilancia que protegían el conjunto, llegó a reproducirse el paisaje urbano de una ciudad típica estadounidense.
No faltaban la hamburguesería, los puestos de helados de tamaño gigante, las barberías o los supermercados abastecidos a diario por avión. También se estableció allí la central de correos militar desde la que se distribuían cartas y paquetes a los cientos de miles de soldados que a lo largo de este tiempo pasaron por Irak.
No ha habido ninguna ceremonia pública. Tan sólo “la firma de los papeles como para una transacción inmobiliaria”, ha precisado el portavoz a la agencia France Presse. De hecho, cinco de los nueve palacetes de ese recinto ya habían sido trasferidos a los iraquíes en los últimos meses. Al mismo tiempo, miles de soldados han empezado a abandonar Irak por la frontera de Kuwait. Ya sólo quedan 12.000 soldados de los 170.000 que llegaron a estar destinados en el país. Excepto los 200 que protegerán la Embajada norteamericana, el resto habrá salido antes de que acabe el año tal como se acordó con el Gobierno iraquí.