El vicepresidente iraquí culpa al primer ministro de la ola de violencia en Bagdad
El 'número dos' de la presidencia acusa a los servicios de seguridad de perseguirle
Tarik al Hachemi, de la etnia suní, está acusado de dirigir a escuadrones de la muerte
Bagdad, El País
El vicepresidente iraquí, el suní Tarik al Hachemi, acusado de dirigir escuadrones de la muerte con delitos de terrorismo a sus espaldas, ha culpado al primer ministro del país, el chií Nuri al Maliki, de la oleada de ataques que sacudió este jueves Bagdad y causó la muerte de al menos 68 personas. Al Hachemi, que huyó el miércoles de la capital para evitar su captura, ha responsabilizado al jefe de Gobierno, en conversación con un periodista de la BBC, de "la crisis nacional" que está abriendo de nuevo la división sectaria que parte el país.
"Lo que ha ocurrido", ha señalado Al Hachemi, "da buena evidencia de la falta de control sobre la administración de los cuerpos de seguridad, que están orientados en la mal dirección". El vicepresidente iraquí ha afirmado que los ataques de ayer en Bagdad, 15 según el Ministerio de Interior, tuvieron lugar porque el Gobierno estaba muy ocupado persiguiendo a "políticos patrióticos".
Bagdad regresó este jueves al pasado, a los peores tiempos de violencia tras la caída de la dictadura de Sadam Husein en marzo de 2003. Una sucesión de atentados con coches bomba y artefactos explosivos sacudió la capital iraquí. Por la noche, se produjo una nueva explosión cerca de un café en el suroeste de la capital, con cinco víctimas mortales más. Fue el primer ataque tras la retirada, el lunes, de las tropas estadounidenses y uno de los más graves en meses.
Los atentados no tuvieron como objetivo los centros militares y de seguridad, sino civiles y causar el máximo daño posible. "Han atacado colegios, trabajadores y la agencia anticorrupción", afirmó el portavoz de las Fuerzas de Seguridad en Bagdad, el general Qassim Atta, según recoge AFP.
El jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), Martin Kobler, ha condenado "enérgicamente" la cadena de atentados con bomba perpetrados este jueves en zonas chiís de Bagdad, que ha dejado 72 muertos y 217 heridos. "Estos horribles crímenes contra el pueblo iraquí deben acabar y la violencia debe acabar también para que este país consiga la prosperidad y seguridad que su pueblo merece", ha dicho Kobler a través de un comunicado.
En este sentido, ha instado a las autoridades iraquíes a "actuar rápidaente, con responsabilidad y unidad para asumir de una vez por todas sus responsabilidades y poner fin a la violencia". "El pueblo de Irak tiene derecho a vivir sin temer por sus vidas", ha subrayado.
La primera consecuencia de la acción judicial contra Al Hachemi ha sido resucitar el fantasma de la división religiosa en el país. El vicepresidente pertenece a la minoría suní (20%) que controlaba el país en la época de Sadam Husein frente al 80% de chiíes. El bloque político de Al Hachemí, Al Iraqiya, el segundo más importante en el Gobierno de unidad nacional que preside Nuri al Maliki. El sábado pasado, Al Iraqiya resolvió suspender su participación en el Parlamento por lo que considera la politización de la Justicia, el incumplimiento de la Constitución y el sectarismo de la fuerzas de seguridad.
Tarik al Hachemi, de la etnia suní, está acusado de dirigir a escuadrones de la muerte
Bagdad, El País
El vicepresidente iraquí, el suní Tarik al Hachemi, acusado de dirigir escuadrones de la muerte con delitos de terrorismo a sus espaldas, ha culpado al primer ministro del país, el chií Nuri al Maliki, de la oleada de ataques que sacudió este jueves Bagdad y causó la muerte de al menos 68 personas. Al Hachemi, que huyó el miércoles de la capital para evitar su captura, ha responsabilizado al jefe de Gobierno, en conversación con un periodista de la BBC, de "la crisis nacional" que está abriendo de nuevo la división sectaria que parte el país.
"Lo que ha ocurrido", ha señalado Al Hachemi, "da buena evidencia de la falta de control sobre la administración de los cuerpos de seguridad, que están orientados en la mal dirección". El vicepresidente iraquí ha afirmado que los ataques de ayer en Bagdad, 15 según el Ministerio de Interior, tuvieron lugar porque el Gobierno estaba muy ocupado persiguiendo a "políticos patrióticos".
Bagdad regresó este jueves al pasado, a los peores tiempos de violencia tras la caída de la dictadura de Sadam Husein en marzo de 2003. Una sucesión de atentados con coches bomba y artefactos explosivos sacudió la capital iraquí. Por la noche, se produjo una nueva explosión cerca de un café en el suroeste de la capital, con cinco víctimas mortales más. Fue el primer ataque tras la retirada, el lunes, de las tropas estadounidenses y uno de los más graves en meses.
Los atentados no tuvieron como objetivo los centros militares y de seguridad, sino civiles y causar el máximo daño posible. "Han atacado colegios, trabajadores y la agencia anticorrupción", afirmó el portavoz de las Fuerzas de Seguridad en Bagdad, el general Qassim Atta, según recoge AFP.
El jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), Martin Kobler, ha condenado "enérgicamente" la cadena de atentados con bomba perpetrados este jueves en zonas chiís de Bagdad, que ha dejado 72 muertos y 217 heridos. "Estos horribles crímenes contra el pueblo iraquí deben acabar y la violencia debe acabar también para que este país consiga la prosperidad y seguridad que su pueblo merece", ha dicho Kobler a través de un comunicado.
En este sentido, ha instado a las autoridades iraquíes a "actuar rápidaente, con responsabilidad y unidad para asumir de una vez por todas sus responsabilidades y poner fin a la violencia". "El pueblo de Irak tiene derecho a vivir sin temer por sus vidas", ha subrayado.
La primera consecuencia de la acción judicial contra Al Hachemi ha sido resucitar el fantasma de la división religiosa en el país. El vicepresidente pertenece a la minoría suní (20%) que controlaba el país en la época de Sadam Husein frente al 80% de chiíes. El bloque político de Al Hachemí, Al Iraqiya, el segundo más importante en el Gobierno de unidad nacional que preside Nuri al Maliki. El sábado pasado, Al Iraqiya resolvió suspender su participación en el Parlamento por lo que considera la politización de la Justicia, el incumplimiento de la Constitución y el sectarismo de la fuerzas de seguridad.