El regreso de Noriega reabre en Panamá las heridas de la dictadura
Panamá, EFE
El inminente regreso a Panamá de Manuel Antonio Noriega, previsto para mañana, domingo, ha revivido en muchos panameños los 21 años de la dictadura militar y ha reabierto heridas que parecían haber cicatrizado desde 1989.
También ha reavivado el recuerdo de la invasión militar lanzada por Estados Unidos en diciembre de 1989, tras dos años de una política infructuosa de asfixia económica al país, como recurso extremo para capturar a quien había sido "su hombre" en Panamá y que había caído en desgracia por sus vínculos con el narcotráfico.
En lo que sí coincide la mayoría de los panameños es en la responsabilidad que tuvo Noriega en que se llegase a la invasión.
"La decisión de Noriega de no optar por una salida 'negociada' tiene que entenderse en función de su vinculación histórica con los organismos de inteligencia norteamericanos, que hasta el último momento le aseguraron que no habría invasión", declaró a Efe el expresidente Ernesto Pérez Balladares (1994-1999).
"Los Estados Unidos pudieron haber hecho una operación quirúrgica para llevarse a Noriega (tan injustificada como la propia invasión), pero optaron por destruir al ejercito panameño, que ellos mismos habían alentado en otros momentos", agregó el exgobernante.
Ese es uno de los principales reproches que le hacen ahora sus antiguos compañeros de armas, que llevase al país a una situación límite que acabó con una invasión que costó cientos de vidas de panameños (nunca se ha sabido la cifra exacta), además de la posterior disolución de las llamadas Fuerzas de Defensa.
"Noriega se cagó en las Fuerzas de Defensa. Él fue el responsable" de su disolución, declaró a Efe uno de sus tenientes coroneles de entonces -que pidió mantener su anonimato-, a quien el Ejército estadounidense no encontró motivos de detención y dejó libre mientras se llevaba en un avión militar a Noriega para ser juzgado por narcotráfico.
"Es el único responsable de todo lo que pasó en su período como comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa", declaró asimismo a Efe el exmayor de las Fuerzas de Defensa Felipe Camargo, que estuvo encarcelado siete años y medio tras la invasión por violaciones a los derechos humanos.
"En ese momento se aplicaba la obediencia debida obligatoria", dijo Camargo, que indicó que para él Noriega perdió toda su "jerarquía" al no asumir su responsabilidad ni salir en su defensa en los casos por los que poco más de una veintena de sus subalternos fueron llevados a juicio en Panamá.
"Noriega es el único que tiene que pedirle perdón al país y dar todas las explicaciones", agregó el exmilitar.
El regreso de Noriega también ha revuelto las pesadillas de las víctimas de la dictadura militar y de sus familiares.
"Ha habido veinte años de democracia y todavía no hay justicia, ni para el país ni para las víctimas", declaró a Efe el médico Guillermo Rolla Pimentel, quien fue perseguido durante la dictadura y tuvo que exiliarse en dos ocasiones, por un total de trece años.
"Creo que es el momento en que el país debe reflexionar y hacer justicia, no solamente con Noriega, con todos los exoficiales que participaron en la dictadura y los civiles que fueron cómplices", agregó Rolla Pimentel, quien indicó que los responsables "siquiera han dicho dónde enterraron a los desaparecidos".
Al igual que Rolla Pimentel, el histórico líder de la Cruzada Civilista Roberto Brenes se mostró contrario a que una vez llegue procedente de Francia, dados sus 77 años y sus padecimientos de salud, a Noriega se le pueda conceder el beneficio de cumplir sus condenas en su domicilio.
"No podemos pasarle a las generaciones futuras el mal ejemplo de perdonar o condonar (el castigo) al delincuente más grande que ha tenido este país", declaró a Efe el dirigente de esa plataforma de agrupaciones cívicas y gremiales que a finales de los años 80 combatió la dictadura de Noriega (1983-1989).
Noriega, que tras su captura el 3 de enero de 1990 por las tropas norteamericanas ha estado encarcelado en Estados Unidos, primero, y luego en Francia por delitos de narcotráfico y lavado de dinero, ha sido juzgado en ausencia en Panamá y tiene pendientes por cumplir en su país varias penas que suman más de 60 años de cárcel.
El Gobierno confirmó hoy que, tras una última revisión médica hecha en Francia, Noriega "se encuentra en condiciones de viajar", por lo que llegará mañana a las 17.30 horas (22.30 GMT) y será trasladado a la cárcel El Renacer.
Noriega fue el último general que sojuzgó Panamá durante el periodo dictatorial inaugurado en 1968 por un golpe encabezado por el general Omar Torrijos, fallecido en 1981.
El inminente regreso a Panamá de Manuel Antonio Noriega, previsto para mañana, domingo, ha revivido en muchos panameños los 21 años de la dictadura militar y ha reabierto heridas que parecían haber cicatrizado desde 1989.
También ha reavivado el recuerdo de la invasión militar lanzada por Estados Unidos en diciembre de 1989, tras dos años de una política infructuosa de asfixia económica al país, como recurso extremo para capturar a quien había sido "su hombre" en Panamá y que había caído en desgracia por sus vínculos con el narcotráfico.
En lo que sí coincide la mayoría de los panameños es en la responsabilidad que tuvo Noriega en que se llegase a la invasión.
"La decisión de Noriega de no optar por una salida 'negociada' tiene que entenderse en función de su vinculación histórica con los organismos de inteligencia norteamericanos, que hasta el último momento le aseguraron que no habría invasión", declaró a Efe el expresidente Ernesto Pérez Balladares (1994-1999).
"Los Estados Unidos pudieron haber hecho una operación quirúrgica para llevarse a Noriega (tan injustificada como la propia invasión), pero optaron por destruir al ejercito panameño, que ellos mismos habían alentado en otros momentos", agregó el exgobernante.
Ese es uno de los principales reproches que le hacen ahora sus antiguos compañeros de armas, que llevase al país a una situación límite que acabó con una invasión que costó cientos de vidas de panameños (nunca se ha sabido la cifra exacta), además de la posterior disolución de las llamadas Fuerzas de Defensa.
"Noriega se cagó en las Fuerzas de Defensa. Él fue el responsable" de su disolución, declaró a Efe uno de sus tenientes coroneles de entonces -que pidió mantener su anonimato-, a quien el Ejército estadounidense no encontró motivos de detención y dejó libre mientras se llevaba en un avión militar a Noriega para ser juzgado por narcotráfico.
"Es el único responsable de todo lo que pasó en su período como comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa", declaró asimismo a Efe el exmayor de las Fuerzas de Defensa Felipe Camargo, que estuvo encarcelado siete años y medio tras la invasión por violaciones a los derechos humanos.
"En ese momento se aplicaba la obediencia debida obligatoria", dijo Camargo, que indicó que para él Noriega perdió toda su "jerarquía" al no asumir su responsabilidad ni salir en su defensa en los casos por los que poco más de una veintena de sus subalternos fueron llevados a juicio en Panamá.
"Noriega es el único que tiene que pedirle perdón al país y dar todas las explicaciones", agregó el exmilitar.
El regreso de Noriega también ha revuelto las pesadillas de las víctimas de la dictadura militar y de sus familiares.
"Ha habido veinte años de democracia y todavía no hay justicia, ni para el país ni para las víctimas", declaró a Efe el médico Guillermo Rolla Pimentel, quien fue perseguido durante la dictadura y tuvo que exiliarse en dos ocasiones, por un total de trece años.
"Creo que es el momento en que el país debe reflexionar y hacer justicia, no solamente con Noriega, con todos los exoficiales que participaron en la dictadura y los civiles que fueron cómplices", agregó Rolla Pimentel, quien indicó que los responsables "siquiera han dicho dónde enterraron a los desaparecidos".
Al igual que Rolla Pimentel, el histórico líder de la Cruzada Civilista Roberto Brenes se mostró contrario a que una vez llegue procedente de Francia, dados sus 77 años y sus padecimientos de salud, a Noriega se le pueda conceder el beneficio de cumplir sus condenas en su domicilio.
"No podemos pasarle a las generaciones futuras el mal ejemplo de perdonar o condonar (el castigo) al delincuente más grande que ha tenido este país", declaró a Efe el dirigente de esa plataforma de agrupaciones cívicas y gremiales que a finales de los años 80 combatió la dictadura de Noriega (1983-1989).
Noriega, que tras su captura el 3 de enero de 1990 por las tropas norteamericanas ha estado encarcelado en Estados Unidos, primero, y luego en Francia por delitos de narcotráfico y lavado de dinero, ha sido juzgado en ausencia en Panamá y tiene pendientes por cumplir en su país varias penas que suman más de 60 años de cárcel.
El Gobierno confirmó hoy que, tras una última revisión médica hecha en Francia, Noriega "se encuentra en condiciones de viajar", por lo que llegará mañana a las 17.30 horas (22.30 GMT) y será trasladado a la cárcel El Renacer.
Noriega fue el último general que sojuzgó Panamá durante el periodo dictatorial inaugurado en 1968 por un golpe encabezado por el general Omar Torrijos, fallecido en 1981.