El Parlamento griego comienza a debatir los decisivos presupuestos de 2012
Atenas, EFE
El Parlamento griego comenzó a debatir hoy las cuentas públicas para 2012, que los sindicatos tachan de "presupuesto del hambre", pero que el Gobierno considera "la última oportunidad" de Grecia para permanecer en el euro.
El objetivo principal es lograr un superávit primario del 1,1 por ciento que, tras el pago de deuda e intereses, llevará a un déficit del 5,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 9 por ciento de 2011.
Las cuentas públicas griegas para 2012 prevén que la economía se contraiga un 2,8 por ciento en su quinto año consecutivo de recesión, aunque algunos diputados, incluso de los partidos gobernantes, creen que la caída de la economía volverá a rondar la cifra de 2011, el 5,5 por ciento.
Se espera que la amplia mayoría de que dispone el Ejecutivo del primer ministro Lukás Papadimos, apoyado por socialistas, conservadores y ultraderechistas, permita aprobar el documento sin contratiempos, en la votación prevista para la medianoche del 7 de diciembre.
El gasto público disminuirá en 5.000 millones de euros al reducir los salarios públicos, las pensiones y el presupuesto de Educación, que será un 60 por ciento más bajo, entre otros recortes.
En cambio, crecen las partidas para armamento militar y para Interior.
También se destinarán 1.230 millones de euros a programas con los que se espera crear unos 210.000 empleos.
Se calcula que los ingresos del Estado aumentarán en 2012 un 7,1 por ciento gracias a la aplicación de nuevos impuestos indirectos y una mayor tasación directa.
Según denuncian varios economistas, la presión fiscal directa se cebará en los particulares, mientras que la de las empresas se reducirá un 22 por ciento.
Los presupuestos también incluyen el ambicioso plan de privatizaciones con el que Atenas pretende recaudar unos 9.300 millones de euros en 2012 y que comenzará con las ventas de las compañías de agua de Atenas y Salónica, las loterías, 39 edificios del Estado, empresas petroleras y compañías armamentísticas.
Aunque las autoridades creen que este objetivo es realizable, en 2011 el Gobierno se ha quedado muy lejos de ingresar 5.000 millones de euros por la venta de activos públicos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido a Grecia de que "fracasar en las privatizaciones tendrá un fuerte impacto en el nivel de deuda".
Con todo, el principal desafío del presupuesto consiste en la quita de cerca de la mitad de la deuda soberana griega que poseen las entidades bancarias y fondos de inversión, con lo que el débito se reduciría del 161 por ciento del PIB previsto para este año al 145,5 por ciento.
Esta condonación se aplicaría a través de un complejo canje voluntario de bonos griegos por otros de menos valor, con menor interés (alrededor de un 6 por ciento) y un vencimiento a más años (entre 20 y 30).
De acuerdo con los datos ofrecidos por el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, los presupuestos del año próximo prevén un ahorro de 5.100 millones de euros a través de este mecanismo.
Sin embargo, el carácter voluntario de este programa y la exigencia de los bancos de que los nuevos bonos tengan un interés del 8 por ciento han levantado dudas sobre su efecto real en el objetivo de reducir la deuda.
Papadimos ya reconoció ayer que las negociaciones con la banca en este tema están siendo "difíciles".
El Parlamento griego comenzó a debatir hoy las cuentas públicas para 2012, que los sindicatos tachan de "presupuesto del hambre", pero que el Gobierno considera "la última oportunidad" de Grecia para permanecer en el euro.
El objetivo principal es lograr un superávit primario del 1,1 por ciento que, tras el pago de deuda e intereses, llevará a un déficit del 5,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 9 por ciento de 2011.
Las cuentas públicas griegas para 2012 prevén que la economía se contraiga un 2,8 por ciento en su quinto año consecutivo de recesión, aunque algunos diputados, incluso de los partidos gobernantes, creen que la caída de la economía volverá a rondar la cifra de 2011, el 5,5 por ciento.
Se espera que la amplia mayoría de que dispone el Ejecutivo del primer ministro Lukás Papadimos, apoyado por socialistas, conservadores y ultraderechistas, permita aprobar el documento sin contratiempos, en la votación prevista para la medianoche del 7 de diciembre.
El gasto público disminuirá en 5.000 millones de euros al reducir los salarios públicos, las pensiones y el presupuesto de Educación, que será un 60 por ciento más bajo, entre otros recortes.
En cambio, crecen las partidas para armamento militar y para Interior.
También se destinarán 1.230 millones de euros a programas con los que se espera crear unos 210.000 empleos.
Se calcula que los ingresos del Estado aumentarán en 2012 un 7,1 por ciento gracias a la aplicación de nuevos impuestos indirectos y una mayor tasación directa.
Según denuncian varios economistas, la presión fiscal directa se cebará en los particulares, mientras que la de las empresas se reducirá un 22 por ciento.
Los presupuestos también incluyen el ambicioso plan de privatizaciones con el que Atenas pretende recaudar unos 9.300 millones de euros en 2012 y que comenzará con las ventas de las compañías de agua de Atenas y Salónica, las loterías, 39 edificios del Estado, empresas petroleras y compañías armamentísticas.
Aunque las autoridades creen que este objetivo es realizable, en 2011 el Gobierno se ha quedado muy lejos de ingresar 5.000 millones de euros por la venta de activos públicos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido a Grecia de que "fracasar en las privatizaciones tendrá un fuerte impacto en el nivel de deuda".
Con todo, el principal desafío del presupuesto consiste en la quita de cerca de la mitad de la deuda soberana griega que poseen las entidades bancarias y fondos de inversión, con lo que el débito se reduciría del 161 por ciento del PIB previsto para este año al 145,5 por ciento.
Esta condonación se aplicaría a través de un complejo canje voluntario de bonos griegos por otros de menos valor, con menor interés (alrededor de un 6 por ciento) y un vencimiento a más años (entre 20 y 30).
De acuerdo con los datos ofrecidos por el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, los presupuestos del año próximo prevén un ahorro de 5.100 millones de euros a través de este mecanismo.
Sin embargo, el carácter voluntario de este programa y la exigencia de los bancos de que los nuevos bonos tengan un interés del 8 por ciento han levantado dudas sobre su efecto real en el objetivo de reducir la deuda.
Papadimos ya reconoció ayer que las negociaciones con la banca en este tema están siendo "difíciles".