EE UU vende armas al Gobierno de Irak pese a las tensiones sectarias
Washington autoriza la transferencia de cazas a los saudíes por 22.700 millones
Washington, El País
A pesar de que Irak se halla al borde de un enfrentamiento fratricida entre facciones chiítas y suníes, la Casa Blanca ha decidido mantener su autorización para vender al Gobierno de ese país 11.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) en concepto de armamento y material bélico, que procederán principalmente de subcontratas militares. A pesar de haber criticado la persecución política de la minoría suní por parte del Gobierno del primer ministro chií Nuri al Maliki, Barack Obama va a poner en sus manos material que podría emplearse en una posible campaña de represión. El sábado, Maliki había advertido de que cualquier intento de las regiones suníes de reclamar una mayor autonomía provocaría "ríos de sangre".
No es la única venta de armas a un aliado en Oriente Próximo que EE UU ultima estos días. La Casa Blanca reveló este jueves que ha autorizado a la subcontrata Boeing la exportación de 84 cazas F-15SA a Arabia Saudí por valor de 29.400 millones de dólares (22.700 millones de euros). "Este acuerdo refuerza la relación sólida y duradera que existe entre EE UU y Arabia Saudí", dijo un portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. "Y realza el compromiso adquirido con una defensa saudí robusta, algo crucial para la seguridad en la región".
En el caso de Arabia Saudí, la venta forma parte de un acuerdo comercial, vigente durante 10 años, de exportación de material bélico por valor de 60.000 millones de dólares (46.400 millones de euros), aprobado por el Capitolio el año pasado. La partida enviada a Irak ahora es más modesta. Bagdad ha pagado la mayoría de las remesas por adelantado.
El producto interior bruto de Irak es de 82.000 millones de dólares (63.400 millones de euros), según el Banco Mundial. El valor de esa transacción supone el 13,4% de la riqueza del país. Entre el material que EE UU enviará a Irak se hallan 18 cazas F-16; 100 misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder, y 50 misiles aire-superficie AGM-65 Maverick. Las subcontratas responsables serán Boeing Corporation, Raytheon Missile Systems, Lockheed Martin y Northrop-Grumman, entre otras.
Ya en octubre, la venta de material bélico (44 vehículos acorazados Humvee y 300 misiles) de EEUU al reino de Bahrein, aliado de Arabia Saudí, provocó airadas protestas en el Congreso. Diversos legisladores se quejaron de que la Casa Blanca vendiera armamento a un régimen sumido en una campaña de represión contra manifestantes prodemocráticos. Los helicópteros Apache que el régimen usaba para controlar las concentraciones eran todos de fabricación norteamericana.
EE UU autoriza la venta de armas con un objetivo claro: contener a Irán, un país gobernado por clérigos chií con el que se disputa la influencia en la región. En los casos de Arabia Saudí y Bahrein, los receptores son gobiernos suníes. Pero en lo que respecta a Irak, Washington está apostando por un gobierno chií, con lazos con Irán.
Durante los 24 años en que Sadam Husein fue presidente de Irak, la minoría suní gobernó con puño de hierro sobre una gran mayoría chií. Sólo tras la invasión norteamericana se invirtieron las tornas y tomaron los chií el poder. Tras las elecciones generales de 2010, ambas facciones religiosas crearon un gobierno de unidad, apoyado por EE UU. Las dos partes firmaron un acuerdo que le cedía el puesto de primer ministro a un chií, Maliki, y les permitía a los suníes participar en la decisión de quién ocupa los ministerios de Defensa e Interior.
Las relaciones entre ambas partes han empeorado en las pasadas dos semanas, después del repliegue definitivo de las tropas norteamericanas. El Gobierno de Maliki emitió una orden de detención contra el vicepresidente, el suní Tariq al Hashemi, para juzgarle por actos de terrorismo. Éste huyó al Kurdistán, una zona que históricamente ha aspirado a la independencia. Siguiendo el ejemplo del Kurdistán, tres provincias de mayoría suní (las de Saladino, Diyala y Anbar) han propuesto una alianza para lograr la autonomía. Maliki advirtió el sábado de que hacerlo generaría "violencia sectaria" y sumiría a Irak "en ríos de sangre".
Washington, El País
A pesar de que Irak se halla al borde de un enfrentamiento fratricida entre facciones chiítas y suníes, la Casa Blanca ha decidido mantener su autorización para vender al Gobierno de ese país 11.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) en concepto de armamento y material bélico, que procederán principalmente de subcontratas militares. A pesar de haber criticado la persecución política de la minoría suní por parte del Gobierno del primer ministro chií Nuri al Maliki, Barack Obama va a poner en sus manos material que podría emplearse en una posible campaña de represión. El sábado, Maliki había advertido de que cualquier intento de las regiones suníes de reclamar una mayor autonomía provocaría "ríos de sangre".
No es la única venta de armas a un aliado en Oriente Próximo que EE UU ultima estos días. La Casa Blanca reveló este jueves que ha autorizado a la subcontrata Boeing la exportación de 84 cazas F-15SA a Arabia Saudí por valor de 29.400 millones de dólares (22.700 millones de euros). "Este acuerdo refuerza la relación sólida y duradera que existe entre EE UU y Arabia Saudí", dijo un portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. "Y realza el compromiso adquirido con una defensa saudí robusta, algo crucial para la seguridad en la región".
En el caso de Arabia Saudí, la venta forma parte de un acuerdo comercial, vigente durante 10 años, de exportación de material bélico por valor de 60.000 millones de dólares (46.400 millones de euros), aprobado por el Capitolio el año pasado. La partida enviada a Irak ahora es más modesta. Bagdad ha pagado la mayoría de las remesas por adelantado.
El producto interior bruto de Irak es de 82.000 millones de dólares (63.400 millones de euros), según el Banco Mundial. El valor de esa transacción supone el 13,4% de la riqueza del país. Entre el material que EE UU enviará a Irak se hallan 18 cazas F-16; 100 misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder, y 50 misiles aire-superficie AGM-65 Maverick. Las subcontratas responsables serán Boeing Corporation, Raytheon Missile Systems, Lockheed Martin y Northrop-Grumman, entre otras.
Ya en octubre, la venta de material bélico (44 vehículos acorazados Humvee y 300 misiles) de EEUU al reino de Bahrein, aliado de Arabia Saudí, provocó airadas protestas en el Congreso. Diversos legisladores se quejaron de que la Casa Blanca vendiera armamento a un régimen sumido en una campaña de represión contra manifestantes prodemocráticos. Los helicópteros Apache que el régimen usaba para controlar las concentraciones eran todos de fabricación norteamericana.
EE UU autoriza la venta de armas con un objetivo claro: contener a Irán, un país gobernado por clérigos chií con el que se disputa la influencia en la región. En los casos de Arabia Saudí y Bahrein, los receptores son gobiernos suníes. Pero en lo que respecta a Irak, Washington está apostando por un gobierno chií, con lazos con Irán.
Durante los 24 años en que Sadam Husein fue presidente de Irak, la minoría suní gobernó con puño de hierro sobre una gran mayoría chií. Sólo tras la invasión norteamericana se invirtieron las tornas y tomaron los chií el poder. Tras las elecciones generales de 2010, ambas facciones religiosas crearon un gobierno de unidad, apoyado por EE UU. Las dos partes firmaron un acuerdo que le cedía el puesto de primer ministro a un chií, Maliki, y les permitía a los suníes participar en la decisión de quién ocupa los ministerios de Defensa e Interior.
Las relaciones entre ambas partes han empeorado en las pasadas dos semanas, después del repliegue definitivo de las tropas norteamericanas. El Gobierno de Maliki emitió una orden de detención contra el vicepresidente, el suní Tariq al Hashemi, para juzgarle por actos de terrorismo. Éste huyó al Kurdistán, una zona que históricamente ha aspirado a la independencia. Siguiendo el ejemplo del Kurdistán, tres provincias de mayoría suní (las de Saladino, Diyala y Anbar) han propuesto una alianza para lograr la autonomía. Maliki advirtió el sábado de que hacerlo generaría "violencia sectaria" y sumiría a Irak "en ríos de sangre".