Corea del Norte afronta la última semana del año con el adiós a Kim Jong-il

Seúl, EFE
Corea del Norte encara la última semana de 2011 en plenos preparativos para las honras fúnebres de Kim Jong-il, previstas para el miércoles, y con Kim Jong-un, el hijo menor del fallecido dictador, cada vez más afianzado en su papel de sucesor.

Mientras la maquinaria propagandística norcoreana ensalza día tras día la figura del joven Kim, quien se cree tiene 29 años, la televisión estatal KCTV mostró hoy por primera vez imágenes de su tío político, Jang Song-taek, en uniforme militar con una insignia de general.

Casado con la hermana menor del dictador, Jang Song-taek carecía hasta ahora del rango de general, pero tras la muerte de Kim podría haber sido promocionado rápidamente para arropar a su sobrino en la transición como una suerte de regente, según la agencia surcoreana Yoonhap.

El cuñado de Kim Jong-il comenzó a trabajar en la década de 1970 en el partido único, donde escaló puestos hasta llegar al Comité Central, y a finales de los 90 era acompañante habitual del líder norcoreano en sus visitas por el país.

Sin embargo, entre 2003 y 2006 cayó en desgracia y estuvo apartado de la cúpula del poder, supuestamente por criticar la política económica del régimen.

Volvió a ocupar un puesto central en 2007, y el año pasado fue nombrado vicepresidente de la Comisión Nacional de Defensa, lo que le convirtió virtualmente en el número dos en la jerarquía norcoreana.

En las imágenes emitidas por KCTV, Jang, de 65 años, aparecía acompañando a Kim Jong-un en el velatorio instalado en el Palacio Memorial de Kumsusan para rendir respetos al fallecido líder norcoreano, junto con otros miembros de la cúpula militar.

Analistas consultados por Yonhap consideraron que el hecho de que altos cargos militares se dejen ver estos días al lado del joven Kim apunta a que en el régimen mantendrá su política de "el Ejército primero", que da prioridad política y presupuestaria a las Fuerzas Armadas.

Éstas cuentan con 1,1 millones de efectivos en un país de 24 millones de habitantes, pero la penuria económica que desde hace décadas vive Corea del Norte se refleja en un arsenal cuya tecnología, en muchos casos, no supera los estándares de los años de la Guerra Fría.

Kim Jong-un, que en septiembre del año pasado fue nombrado general de cuatro estrellas en el primer signo claro de su designación como sucesor, fue definido ayer como "comandante supremo" por el Rodong Sinmun, el periódico del partido único.

El cargo de comandante supremo del Ejército lo ocupaba hasta su muerte el 17 diciembre Kim Jong-il, nombrado a su vez en este puesto, clave para liderar el país, en 1991, tres años antes de que falleciera su padre y fundador del régimen, Kim Il-sung.

Por el velatorio de Kim Jong-il, que se encuentra en el mismo palacio memorial donde se halla el cuerpo embalsamado de su padre, han desfilado estos días los principales cargos del país para mostrar sus respetos al líder que los gobernó durante 17 años.

En el resto del Corea del Norte continúan las expresiones de dolor ante estatuas y carteles con la imagen de Kim, mientras se preparan los actos de la ceremonia fúnebre de esta semana.

Al igual que ocurrió cuando en 1994 murió Kim Il-sung, está previsto que el miércoles un cortejo fúnebre recorra con el cuerpo de Kim Jong-il las calles de Pyongyang para que los ciudadanos le den el último adiós.

A la ceremonia no están invitadas delegaciones extranjeras, aunque el Gobierno surcoreano ha autorizado el viaje de dos grupos, encabezados por la ex primera dama Lee Hee-ho, viuda del expresidente Kim Dae-jung, y la presidenta del grupo Hyundai, Hyun Jeong-eun.

Se trata de una concesión excepcional en vista de que años atrás Pyongyang envió comitivas al Sur cuando fallecieron Kim Dae-jung y el expresidente de Hyundai y esposo de Hyun, Chung Mong-hun, según las autoridades surcoreanas, que han negado en cambio autorización a otros grupos de simpatizantes norcoreanos.

Hoy, Corea del Norte advirtió hoy de consecuencias "catastróficas" en las relaciones intercoreanas si Seúl no permite que viajen a Pyongyang los ciudadanos surcoreanos que deseen mostrar condolencias por la muerte de Kim Jong-il, lo que no ha hecho cambiar de postura a su vecino del Sur.

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