Chávez fracasa en el intento de que Latinoamérica prescinda de la OEA
La Celac no sustituirá al organismo en el que también está EE UU
Caracas, El País
La nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que tiene previsto crearse este fin de semana en Caracas, en el marco de la tercera cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), no destronará a la Organización de Estados Americanos (OEA), dejando fuera del diálogo regional a Estados Unidos y Canadá. En un debate previo a la cumbre de jefes de Estado, que comenzó el viernes, los representantes de los 33 países que conformarán la Celac acordaron que la comunidad sea, por ahora, un foro de integración, que complemente la labor de la decena de organismos ya existentes en la región. Que no sea, como aspiraba el presidente venezolano y anfitrión del evento, Hugo Chávez, un sustituto de ninguno de ellos.
Desde febrero de 2010, cuando se acordó la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños durante la cumbre del Grupo de Río y de la CALC que se realizó en Cancún, Chávez ha insistido en que este nuevo organismo debe reemplazar a la Organización de Estados Americanos y ha asumido la fundación de la Celac como una cruzada personal. La opinión de Chávez, compartida por otros mandatarios que coinciden en su idea del socialismo del siglo XXI, como el ecuatoriano Rafael Correa, es que la OEA es un “instrumento” del Gobierno de los Estados Unidos. Pero ante la duda de sus colegas presidentes, este jueves Hugo Chávez se ha vuelto más cauto en sus declaraciones y ha dicho que “sería aventurado ponerse a delinear con detalle lo que va a significar la CELAC". Sin embargo, dijo también que conserva el deseo de que “a medida que pasen los años, (la Celac) va a dejar atrás a la vieja y desgastada OEA”.
Esta vez, ni siquiera el presidente de Cuba, Raúl Castro, cree posible que se cumplan las aspiraciones de Chávez con respecto a la Celac en el mediano plazo. Castro ha dicho, poco después de aterrizar el viernes en la mañana (hora local) en el aeropuerto que sirve a Caracas, que “si [la Celac] funciona y si tiene éxito, se puede considerar el acontecimiento más grande en los 200 años de semiindependencia, que es lo que habíamos tenido hasta ahora”.
Las declaraciones que ofreció el presidente de Uruguay, José Mujica, al llegar a Caracas también han ido en el mismo sentido. “Tengo expectativas, no tocaremos el cielo pero subiremos unos escaloncitos”, ha dicho Mujica.
El desacuerdo de los países que integrarán la Comunidad con respecto a la idea inicial de Chávez ya se había puesto de manifiesto este jueves, durante una reunión de cancilleres en la que debía decidirse cuál sería naturaleza del nuevo organismo. Durante esta reunión, la ministra de exteriores de México, Patricia Espinosa, ha dicho: “No veo que nadie esté pensando en que se puede eliminar la OEA, ni creo que pueda ser algo que estuviera en el interés de los países de la región”. Y su opinión fue compartida por la mayoría de los países representados en la reunión que sí esperan, sin embargo, que la Celac sea un instrumento para afianzar la integración económica y social de la región.
Pero además de Venezuela, hay otros Estados, como Ecuador, que no pueden esperar a que los años demuestren si la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños será capaz de desmontar a la OEA. “Ese es el destino de la Celac llegar a sustituir a la OEA (...), los temas de la región deben tratarse en la región”, ha insistido el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa, de hecho, trae a Caracas propuestas concretas para reformar el sistema interamericano, especialmente en lo que refiere a la defensa de los derechos humanos. Correa ha endurecido aún más sus críticas contra la OEA desde octubre pasado, cuando Ecuador fue citado a una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tras ser acusado de violar la libertad de expresión. Lo mismo que Chávez, el presidente ecuatoriano dice que “es demasiado obvia la presencia y prevalencia de Estados Unidos” en la OEA y, en su opinión, “se le intenta utilizar para perseguir a los gobiernos progresistas de la región”. De allí que Correa haya planteado, incluso, que la Celac contara desde ya con una comisión de Derechos Humanos que debatiera y sancionara, en América del Sur y no en Washington, los conflictos de la región. Pero todo parece indicar que estos planes, por ahora, tendrán que esperar.
Caracas, El País
La nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que tiene previsto crearse este fin de semana en Caracas, en el marco de la tercera cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), no destronará a la Organización de Estados Americanos (OEA), dejando fuera del diálogo regional a Estados Unidos y Canadá. En un debate previo a la cumbre de jefes de Estado, que comenzó el viernes, los representantes de los 33 países que conformarán la Celac acordaron que la comunidad sea, por ahora, un foro de integración, que complemente la labor de la decena de organismos ya existentes en la región. Que no sea, como aspiraba el presidente venezolano y anfitrión del evento, Hugo Chávez, un sustituto de ninguno de ellos.
Desde febrero de 2010, cuando se acordó la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños durante la cumbre del Grupo de Río y de la CALC que se realizó en Cancún, Chávez ha insistido en que este nuevo organismo debe reemplazar a la Organización de Estados Americanos y ha asumido la fundación de la Celac como una cruzada personal. La opinión de Chávez, compartida por otros mandatarios que coinciden en su idea del socialismo del siglo XXI, como el ecuatoriano Rafael Correa, es que la OEA es un “instrumento” del Gobierno de los Estados Unidos. Pero ante la duda de sus colegas presidentes, este jueves Hugo Chávez se ha vuelto más cauto en sus declaraciones y ha dicho que “sería aventurado ponerse a delinear con detalle lo que va a significar la CELAC". Sin embargo, dijo también que conserva el deseo de que “a medida que pasen los años, (la Celac) va a dejar atrás a la vieja y desgastada OEA”.
Esta vez, ni siquiera el presidente de Cuba, Raúl Castro, cree posible que se cumplan las aspiraciones de Chávez con respecto a la Celac en el mediano plazo. Castro ha dicho, poco después de aterrizar el viernes en la mañana (hora local) en el aeropuerto que sirve a Caracas, que “si [la Celac] funciona y si tiene éxito, se puede considerar el acontecimiento más grande en los 200 años de semiindependencia, que es lo que habíamos tenido hasta ahora”.
Las declaraciones que ofreció el presidente de Uruguay, José Mujica, al llegar a Caracas también han ido en el mismo sentido. “Tengo expectativas, no tocaremos el cielo pero subiremos unos escaloncitos”, ha dicho Mujica.
El desacuerdo de los países que integrarán la Comunidad con respecto a la idea inicial de Chávez ya se había puesto de manifiesto este jueves, durante una reunión de cancilleres en la que debía decidirse cuál sería naturaleza del nuevo organismo. Durante esta reunión, la ministra de exteriores de México, Patricia Espinosa, ha dicho: “No veo que nadie esté pensando en que se puede eliminar la OEA, ni creo que pueda ser algo que estuviera en el interés de los países de la región”. Y su opinión fue compartida por la mayoría de los países representados en la reunión que sí esperan, sin embargo, que la Celac sea un instrumento para afianzar la integración económica y social de la región.
Pero además de Venezuela, hay otros Estados, como Ecuador, que no pueden esperar a que los años demuestren si la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños será capaz de desmontar a la OEA. “Ese es el destino de la Celac llegar a sustituir a la OEA (...), los temas de la región deben tratarse en la región”, ha insistido el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa, de hecho, trae a Caracas propuestas concretas para reformar el sistema interamericano, especialmente en lo que refiere a la defensa de los derechos humanos. Correa ha endurecido aún más sus críticas contra la OEA desde octubre pasado, cuando Ecuador fue citado a una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tras ser acusado de violar la libertad de expresión. Lo mismo que Chávez, el presidente ecuatoriano dice que “es demasiado obvia la presencia y prevalencia de Estados Unidos” en la OEA y, en su opinión, “se le intenta utilizar para perseguir a los gobiernos progresistas de la región”. De allí que Correa haya planteado, incluso, que la Celac contara desde ya con una comisión de Derechos Humanos que debatiera y sancionara, en América del Sur y no en Washington, los conflictos de la región. Pero todo parece indicar que estos planes, por ahora, tendrán que esperar.