Rajoy frente a Monti
Desconocido en Europa, el líder del PP tendrá que hacer mucho más que el primer ministro italiano para sostener a España
Madrid, El País
Mariano Rajoy se acerca a la Moncloa en pésimas circunstancias y sin saberse exactamente en Europa cómo de equipado para responder a la crisis económica y financiera que tiene a la Unión Europea contra las cuerdas y a España casi sonada. Entre los Veintisiete, Rajoy es un desconocido, lo que ya de por sí es malo. El politólogo británico Charles Grant agrava aún más el panorama al aventurar que el líder popular tendrá que competir con Mario Monti, el nuevo primer ministro italiano, a la hora de dar credibilidad a las soluciones que el problema exige. "Los mercados conocen y creen en Monti, lo que podría desviar su atención hacia España", especula Grant. "Rajoy tendrá que hacer mucho más".
Antonio López-Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), el que marca la pauta en la UE y hoy por hoy tiene reducida a un minúsculo rincón a la izquierda continental, cree exagerada la comparación. "Monti va a estar solo unos meses, hasta la primavera, y luego vendrá un Gobierno político", pronostica. "En la UE se espera que Rajoy haga lo que España hizo en 1996 con José María Aznar, lo que nos permitió ser miembros del euro en 1998" a costa de fuertes medidas de austeridad. "Francia y Alemania quieren ver a España en la senda de la normalidad y quieren ayudar".
Grant no se atreve a hacer tales vaticinios. El director del británico Center for European Reform (CER) publicó en 2009 un par de comentarios demoledores sobre lo que José Luis Rodríguez Zapatero había supuesto para el papel de España en la Unión Europea. Uno se titulaba ¿Seguirá España siendo un país pequeño? y el otro, La voz muda de España en la UE. Notaba Grant la paradoja de que junto a un empresariado que ha creado compañías que se extienden por el mundo medren unos políticos pueblerinos. "Aunque España sea uno de los países más proeuropeos, resulta que es el que menos influencia tiene de los seis grandes (Alemania, Francia. Italia, Polonia y Reino Unido, son los otros). Eso no siempre fue así", escribía Grant, que apuntaba cómo países de menor tamaño, como Holanda o Suecia, pesaban (y pesan) más en la UE que la liviana España de Zapatero.
Tras conceder los méritos históricos correspondientes a Felipe González y a un Aznar "menos comprometido con la integración europea, pero aun así una fuerza con la que había que contar"" el politólogo suspendía estrepitosamente a Zapatero. "España no tiene pegada por la personalidad de su jefe de Gobierno. Apenas viajó antes de llegar al poder y no habla idiomas. No ha hecho esfuerzos para establecer alianzas con otros dirigentes o países. Los intereses de Zapatero están en casa".
"Incluso la vuelta al poder del Partido Popular no cambiaría mucho las cosas. Mariano Rajoy tampoco habla otras lenguas y se interesa principalmente por la política nacional", señalaba Grant, sorprendido por los 90 segundos dedicados a la política exterior del debate electoral de 2008 entre Zapatero y Rajoy.
En 2011, con el futuro de la Unión Europea en la cuerda floja, la cosa no ha llegado ni a eso. Europa no estuvo sobre la mesa en el sedicente debate de Rajoy con Alfredo Pérez Rubalcaba, donde se habló largo y tendido sobre las diputaciones, dando así la razón a quienes desde fuera ven a España sometida a una clase política pueblerina. "Pues se va a enterar de lo que es Europa", comenta una fuente diplomática en Bruselas al hacérsele notar tamaña ausencia.
Grant dice ahora que modificaría su visión negativa sobre Zapatero en vista de cómo ha cogido por los cuernos al toro de la crisis. "Ha hecho lo que debía para mantener a España en el euro", reconoce. "Entendió cuál era el problema y lo que había que hacer, aunque fuera a costa de perder el poder".
De Rajoy, por desconocido, Grant no tiene idea precisa. "Apenas se sabe nada de él fuera de España y no parece que haya establecido vínculos con otros dirigentes, lo que me recuerda mucho a Zapatero. De ser así, España seguirá perdiendo peso. Aquí es muy importante establecer conexiones, crear alianzas, aportar ideas...", apunta. "Las familias políticas europeas son cada vez más importantes y no acudir a las reuniones del PPE es un error que deberá corregir con urgencia".
El director del CER considera que "a un político de derechas, como Rajoy, le puede resultar más fácil imponer estrategias de austeridad y reformas estructurales", aunque Grant detecta en el horizonte un inesperado y sorprendente obstáculo: un reconocido economista, antiguo rector de la milanesa universidad de Bocconi, doble comisario europeo en carteras del calado de Mercado Interior y Competencia y miembro del Club Bilderberg, donde se reúnen y secretean los poderosos del mundo. "Con Mario Monti, muy conocido y capacitado para hacer frente a la situación, Italia puede hacer que el interés de los mercados se desvíe hacia España. España con Rajoy tendrá que hacerlo mejor que Italia con Monti. Rajoy tendrá que hacer mucho más".
López-Istúriz matiza la impresión generalizada existente sobre un desconocido Rajoy. "Dos ministros de Economía muy importantes le han pedido que actúe cuanto antes contra el paro", apunta sin identificar a los interlocutores. "Se le va a exigir más porque la situación es ahora más difícil", que la de 1996, cuando la tasa de paro también era del 22%, porque "ahora, además, hay un 46% de paro juvenil. Eso asusta fuera de España. Cuando ha acudido a reuniones del PPE Rajoy ha sido práctico. Antes del verano ya dio garantías a los otros líderes populares de que él reactivaría el país. Es un gran europeísta y no va a ser populista".
El secretario general del PPE justifica las repetidas ausencias del previsible jefe de Gobierno español en las reuniones de sus correligionarios (que otras fuentes cifran en el 50%) en que "como Zapatero tenía muy poca vocación internacional salía poco y el jefe de la oposición tenía que quedarse en España". Lo que sí espera Rajoy es poder algún día entenderse con sus colegas en inglés, según López-Istúriz: "Lo está estudiando, lo que dadas las circunstancias supone un enorme esfuerzo".
Madrid, El País
Mariano Rajoy se acerca a la Moncloa en pésimas circunstancias y sin saberse exactamente en Europa cómo de equipado para responder a la crisis económica y financiera que tiene a la Unión Europea contra las cuerdas y a España casi sonada. Entre los Veintisiete, Rajoy es un desconocido, lo que ya de por sí es malo. El politólogo británico Charles Grant agrava aún más el panorama al aventurar que el líder popular tendrá que competir con Mario Monti, el nuevo primer ministro italiano, a la hora de dar credibilidad a las soluciones que el problema exige. "Los mercados conocen y creen en Monti, lo que podría desviar su atención hacia España", especula Grant. "Rajoy tendrá que hacer mucho más".
Antonio López-Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), el que marca la pauta en la UE y hoy por hoy tiene reducida a un minúsculo rincón a la izquierda continental, cree exagerada la comparación. "Monti va a estar solo unos meses, hasta la primavera, y luego vendrá un Gobierno político", pronostica. "En la UE se espera que Rajoy haga lo que España hizo en 1996 con José María Aznar, lo que nos permitió ser miembros del euro en 1998" a costa de fuertes medidas de austeridad. "Francia y Alemania quieren ver a España en la senda de la normalidad y quieren ayudar".
Grant no se atreve a hacer tales vaticinios. El director del británico Center for European Reform (CER) publicó en 2009 un par de comentarios demoledores sobre lo que José Luis Rodríguez Zapatero había supuesto para el papel de España en la Unión Europea. Uno se titulaba ¿Seguirá España siendo un país pequeño? y el otro, La voz muda de España en la UE. Notaba Grant la paradoja de que junto a un empresariado que ha creado compañías que se extienden por el mundo medren unos políticos pueblerinos. "Aunque España sea uno de los países más proeuropeos, resulta que es el que menos influencia tiene de los seis grandes (Alemania, Francia. Italia, Polonia y Reino Unido, son los otros). Eso no siempre fue así", escribía Grant, que apuntaba cómo países de menor tamaño, como Holanda o Suecia, pesaban (y pesan) más en la UE que la liviana España de Zapatero.
Tras conceder los méritos históricos correspondientes a Felipe González y a un Aznar "menos comprometido con la integración europea, pero aun así una fuerza con la que había que contar"" el politólogo suspendía estrepitosamente a Zapatero. "España no tiene pegada por la personalidad de su jefe de Gobierno. Apenas viajó antes de llegar al poder y no habla idiomas. No ha hecho esfuerzos para establecer alianzas con otros dirigentes o países. Los intereses de Zapatero están en casa".
"Incluso la vuelta al poder del Partido Popular no cambiaría mucho las cosas. Mariano Rajoy tampoco habla otras lenguas y se interesa principalmente por la política nacional", señalaba Grant, sorprendido por los 90 segundos dedicados a la política exterior del debate electoral de 2008 entre Zapatero y Rajoy.
En 2011, con el futuro de la Unión Europea en la cuerda floja, la cosa no ha llegado ni a eso. Europa no estuvo sobre la mesa en el sedicente debate de Rajoy con Alfredo Pérez Rubalcaba, donde se habló largo y tendido sobre las diputaciones, dando así la razón a quienes desde fuera ven a España sometida a una clase política pueblerina. "Pues se va a enterar de lo que es Europa", comenta una fuente diplomática en Bruselas al hacérsele notar tamaña ausencia.
Grant dice ahora que modificaría su visión negativa sobre Zapatero en vista de cómo ha cogido por los cuernos al toro de la crisis. "Ha hecho lo que debía para mantener a España en el euro", reconoce. "Entendió cuál era el problema y lo que había que hacer, aunque fuera a costa de perder el poder".
De Rajoy, por desconocido, Grant no tiene idea precisa. "Apenas se sabe nada de él fuera de España y no parece que haya establecido vínculos con otros dirigentes, lo que me recuerda mucho a Zapatero. De ser así, España seguirá perdiendo peso. Aquí es muy importante establecer conexiones, crear alianzas, aportar ideas...", apunta. "Las familias políticas europeas son cada vez más importantes y no acudir a las reuniones del PPE es un error que deberá corregir con urgencia".
El director del CER considera que "a un político de derechas, como Rajoy, le puede resultar más fácil imponer estrategias de austeridad y reformas estructurales", aunque Grant detecta en el horizonte un inesperado y sorprendente obstáculo: un reconocido economista, antiguo rector de la milanesa universidad de Bocconi, doble comisario europeo en carteras del calado de Mercado Interior y Competencia y miembro del Club Bilderberg, donde se reúnen y secretean los poderosos del mundo. "Con Mario Monti, muy conocido y capacitado para hacer frente a la situación, Italia puede hacer que el interés de los mercados se desvíe hacia España. España con Rajoy tendrá que hacerlo mejor que Italia con Monti. Rajoy tendrá que hacer mucho más".
López-Istúriz matiza la impresión generalizada existente sobre un desconocido Rajoy. "Dos ministros de Economía muy importantes le han pedido que actúe cuanto antes contra el paro", apunta sin identificar a los interlocutores. "Se le va a exigir más porque la situación es ahora más difícil", que la de 1996, cuando la tasa de paro también era del 22%, porque "ahora, además, hay un 46% de paro juvenil. Eso asusta fuera de España. Cuando ha acudido a reuniones del PPE Rajoy ha sido práctico. Antes del verano ya dio garantías a los otros líderes populares de que él reactivaría el país. Es un gran europeísta y no va a ser populista".
El secretario general del PPE justifica las repetidas ausencias del previsible jefe de Gobierno español en las reuniones de sus correligionarios (que otras fuentes cifran en el 50%) en que "como Zapatero tenía muy poca vocación internacional salía poco y el jefe de la oposición tenía que quedarse en España". Lo que sí espera Rajoy es poder algún día entenderse con sus colegas en inglés, según López-Istúriz: "Lo está estudiando, lo que dadas las circunstancias supone un enorme esfuerzo".