Merkel pide valentía a Europa
Las negociaciones para hallar una salida común a la crisis entran en una "fase crítica"
Berlín, EL País
Los nueve críticos días previos a la cumbre de Bruselas tendrán dos puntos álgidos mañana jueves y el viernes. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, van a explicar sus planes en sendos discursos, el primero en Toulon y la segunda ante el Parlamento federal (Bundestag) en Berlín. Continuará hasta entonces la incertidumbre sobre el grado de acuerdo alcanzado por los dos líderes.
En Berlín se espera que la canciller haga un discurso muy europeísta ante el pleno parlamentario del viernes, al que tendrá que explicar las posibles concesiones de su Gobierno para atajar la crisis de la deuda europea. Esta semana, diversas informaciones apuntaban la posibilidad de que Merkel dé luz verde a la compra de bonos a gran escala por parte del Banco Central Europeo. Como contrapartida al llamado bazuca del BCE, Alemania obtendría el compromiso de los socios del euro de una mayor disciplina fiscal y la cesión de algunas competencias fiscales a Europa.
En Meseberg, el palacete próximo a Berlín donde hoy se reunió con el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, la canciller ha reconocido que “estamos ante una situación muy difícil en la que es necesario ser políticamente valientes”. La democristiana Merkel (CDU) ha propuesto otra vez la introducción de “cambios limitados” en los Tratados europeos, que solo afectarían a los diecisiete países que integran la zona euro. Pero ha vuelto a negarse a comentar qué propuestas concretas presentará a los jefes de Estado y de Gobierno europeos en la cumbre del 8 y el 9 de diciembre.
Sus críticos, como el líder parlamentario socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier (SPD), la acusan de lentitud y de falta de coherencia ante la crisis. En un acto socialdemócrata en Berlín, varios dirigentes del partido pronosticaron que Merkel accederá a que el BCE compre deuda soberana masivamente. Después “argumentará que ella no quería” y que fue una decisión del propio banco emisor. Hasta ahora, el Gobierno alemán se ha negado con vehemencia a la medida, que también encuentra resistencias dentro del propio BCE.
Muchos se temen que puede ser demasiado tarde para recuperar la confianza de los inversores. En una columna que ha publicado hoy la página web del semanario Der Spiegel, el famoso analista Wolfgang Münchau acusa a Merkel de “provocar todo lo contrario de lo que quería”. La crisis de la deuda, asegura, “será ruinosamente cara para los alemanes, pase lo que pase”. En el caso de que la cumbre de diciembre “se salde con los típicos compromisos aguados”, Münchau pronostica “el colapso del euro en uno o dos meses”. El desconcierto ante los próximos pasos de Europa es compartido por una buena cantidad de expertos y de políticos.
El pasado lunes, el ministro de Exteriores polaco, Radoslav Sikorski, sorprendió a su auditorio durante una visita a Berlín: “Debo de ser el primer ministro de Exteriores polaco en decir algo así, pero allá va: temo menos el poder alemán de lo que estoy empezando a temer la inactividad alemana”. Sikorski pidió a Alemania que “ayude a preservar la eurozona”, algo que “nadie más puede hacer” en estas circunstancias históricas. Para el ministro, es crucial que “Alemania asuma su especial responsabilidad para conservar la paz y la democracia en el continente”. Se trata de que “lidere, no que domine, el proceso de reformas”. Pese a la crítica implícita en el discurso, la canciller Merkel aseguró que “es bueno que Alemania no sea la única que defiende una unión fiscal de estabilidad”.
Pero aún hay muchas sombras sobre el contenido concreto de estos avances. Algunas propuestas de Merkel, como la implicación del Tribunal de Justicia de Luxemburgo en las sanciones a los países que incumplan los criterios de estabilidad, no caen bien en París. Tampoco está claro si se aplicará el método de la “colaboración reforzada” para que los diecisiete países de la zona euro se comprometan de forma bilateral en las reformas que se acuerden en Bruselas. Esta posibilidad, que ya se usó en los acuerdos de Schengen, evitaría las largas negociaciones necesarias para cambiar los Tratados de forma vinculante.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha advertido hoy en Bruselas de la “fase crítica” en la que han entrado las negociaciones. También el ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble, ha reconocido el “enorme significado” que tendrá la cita invernal de los Veintisiete. La agencia Reuters informaba hoy de que grandes empresas europeas ya se están preparando para el caso de que la eurozona se rompa. Merkel ha dicho una y otra vez que “si fracasa el euro, fracasará Europa” y que esto sería el fracaso de Alemania. Ahora tiene que demostrar hasta donde alcanza su coraje para no pasar a la historia como la canciller de este triple fracaso.
Berlín, EL País
Los nueve críticos días previos a la cumbre de Bruselas tendrán dos puntos álgidos mañana jueves y el viernes. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, van a explicar sus planes en sendos discursos, el primero en Toulon y la segunda ante el Parlamento federal (Bundestag) en Berlín. Continuará hasta entonces la incertidumbre sobre el grado de acuerdo alcanzado por los dos líderes.
En Berlín se espera que la canciller haga un discurso muy europeísta ante el pleno parlamentario del viernes, al que tendrá que explicar las posibles concesiones de su Gobierno para atajar la crisis de la deuda europea. Esta semana, diversas informaciones apuntaban la posibilidad de que Merkel dé luz verde a la compra de bonos a gran escala por parte del Banco Central Europeo. Como contrapartida al llamado bazuca del BCE, Alemania obtendría el compromiso de los socios del euro de una mayor disciplina fiscal y la cesión de algunas competencias fiscales a Europa.
En Meseberg, el palacete próximo a Berlín donde hoy se reunió con el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, la canciller ha reconocido que “estamos ante una situación muy difícil en la que es necesario ser políticamente valientes”. La democristiana Merkel (CDU) ha propuesto otra vez la introducción de “cambios limitados” en los Tratados europeos, que solo afectarían a los diecisiete países que integran la zona euro. Pero ha vuelto a negarse a comentar qué propuestas concretas presentará a los jefes de Estado y de Gobierno europeos en la cumbre del 8 y el 9 de diciembre.
Sus críticos, como el líder parlamentario socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier (SPD), la acusan de lentitud y de falta de coherencia ante la crisis. En un acto socialdemócrata en Berlín, varios dirigentes del partido pronosticaron que Merkel accederá a que el BCE compre deuda soberana masivamente. Después “argumentará que ella no quería” y que fue una decisión del propio banco emisor. Hasta ahora, el Gobierno alemán se ha negado con vehemencia a la medida, que también encuentra resistencias dentro del propio BCE.
Muchos se temen que puede ser demasiado tarde para recuperar la confianza de los inversores. En una columna que ha publicado hoy la página web del semanario Der Spiegel, el famoso analista Wolfgang Münchau acusa a Merkel de “provocar todo lo contrario de lo que quería”. La crisis de la deuda, asegura, “será ruinosamente cara para los alemanes, pase lo que pase”. En el caso de que la cumbre de diciembre “se salde con los típicos compromisos aguados”, Münchau pronostica “el colapso del euro en uno o dos meses”. El desconcierto ante los próximos pasos de Europa es compartido por una buena cantidad de expertos y de políticos.
El pasado lunes, el ministro de Exteriores polaco, Radoslav Sikorski, sorprendió a su auditorio durante una visita a Berlín: “Debo de ser el primer ministro de Exteriores polaco en decir algo así, pero allá va: temo menos el poder alemán de lo que estoy empezando a temer la inactividad alemana”. Sikorski pidió a Alemania que “ayude a preservar la eurozona”, algo que “nadie más puede hacer” en estas circunstancias históricas. Para el ministro, es crucial que “Alemania asuma su especial responsabilidad para conservar la paz y la democracia en el continente”. Se trata de que “lidere, no que domine, el proceso de reformas”. Pese a la crítica implícita en el discurso, la canciller Merkel aseguró que “es bueno que Alemania no sea la única que defiende una unión fiscal de estabilidad”.
Pero aún hay muchas sombras sobre el contenido concreto de estos avances. Algunas propuestas de Merkel, como la implicación del Tribunal de Justicia de Luxemburgo en las sanciones a los países que incumplan los criterios de estabilidad, no caen bien en París. Tampoco está claro si se aplicará el método de la “colaboración reforzada” para que los diecisiete países de la zona euro se comprometan de forma bilateral en las reformas que se acuerden en Bruselas. Esta posibilidad, que ya se usó en los acuerdos de Schengen, evitaría las largas negociaciones necesarias para cambiar los Tratados de forma vinculante.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha advertido hoy en Bruselas de la “fase crítica” en la que han entrado las negociaciones. También el ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble, ha reconocido el “enorme significado” que tendrá la cita invernal de los Veintisiete. La agencia Reuters informaba hoy de que grandes empresas europeas ya se están preparando para el caso de que la eurozona se rompa. Merkel ha dicho una y otra vez que “si fracasa el euro, fracasará Europa” y que esto sería el fracaso de Alemania. Ahora tiene que demostrar hasta donde alcanza su coraje para no pasar a la historia como la canciller de este triple fracaso.