La crisis del euro / Merkel y Sarkozy leen la cartilla a Grecia
Cannes, El País
El primer ministro de Grecia, Yorgos Papandreu, envidó el lunes con la convocatoria de un referéndum sobre el segundo plan de ayuda a su país, pactado hace una semana. Con la jugada, que cogió desprevenido a todo el mundo, el líder griego pretendía lograr mejores cartas en la negociación con los socios europeos y con su propio Parlamento. Pero la partida se le puso ayer muy fea. Tras el desconcierto inicial, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) intentaron retomar el timón con nuevas condiciones. Si hay referéndum, cuanto antes. Así se lo exigieron Sarkozy y Merkel a Papandreu, que se comprometió a que se celebre el 4 o el 5 de diciembre. Y, sea cual sea la redacción de la consulta, la cuestión de fondo solo puede ser una: si Grecia quiere seguir, o no, en la zona euro.
En su respuesta al órdago de Papandreu, los líderes europeos usaron una carta marcada. Hace dos semanas, los ministros de Economía de la UE aprobaron liberar, junto al FMI, el pago de 8.000 millones correspondientes al sexto tramo del crédito establecido en el primer plan de rescate. Tras varias dilaciones, la delegación técnica de la troika (completada por el Banco Central Europeo) había dado el visto bueno a los nuevos ajustes comprometidos por Atenas y a la entrega de los fondos. Pero el pago no se ha hecho efectivo aún. Y, pese a estar aprobado, se retendrá para elevar la presión sobre el Gobierno griego, agobiado por la falta de liquidez.
Cuando la mayoría de los responsables políticos europeos aún daban rienda suelta a su irritación por la decisión de Papandreu, un portavoz de Berlín dejaba caer, a primera hora de la mañana, que "Grecia no tenía necesidad urgente" de los 8.000 millones comprometidos "hasta mediados de diciembre". Merkel lo confirmó al filo de la medianoche. La amenaza cogió cuerpo en paralelo a la reunión que celebraron en Cannes, sede de la sexta cumbre del G-20, los líderes de Francia, Nicolas Sarkozy, y Alemania, Angela Merkel, con los máximos responsables de la UE y el FMI. Un comité de crisis improvisado para concertar la respuesta que iban a dar al primer ministro griego, convocado de urgencia por los líderes europeos.
La suspensión del pago de los 8.000 millones se convirtió así en la principal baza de la UE y el FMI para presionar a Papandreu, que debe afrontar el vencimiento de 12.000 millones en bonos el próximo 11 de diciembre.
"Cuanto antes celebre Grecia el referéndum, antes se pagará el sexto tramo. Pero ahora mismo, no se va a pagar", aseguraron a Reuters fuentes comunitarias antes de la cita con el primer ministro griego, reunión que no había concluido al cierre de esta edición, pasadas las 11 de la noche. La guerra psicológica llegó hasta el punto de que Nicolas Sarkozy evitó recibir a Papandreu frente a los fotógrafos en una alfombra roja. Un tratamiento muy distinto al que deparó al presidente chino, Hu Jintao, al que acompañó, con su mejor sonrisa, a la salida de un encuentro bilateral poco después.
Los dirigentes europeos y los mercados coinciden en su valoración sobre el movimiento de Papandreu: su apuesta por ganar legitimidad interna ha disparado las dudas sobre el acuerdo ?ampliación del fondo de rescates, recapitalización de la banca, quita a la deuda griega y segundo plan de rescate? que urdió la UE para contener la crisis financiera. Y un eventual rechazo en el referéndum acercaría a Grecia a la quiebra, haría muy difícil su permanencia en la zona euro y extendería la crisis.
Ante un escenario diabólico, los líderes europeos se encomendaron a la máxima atribuida al canciller alemán Otto von Bismarck, la política como el arte de lo posible. A falta de que la moción de confianza que afronta mañana el Gobierno griego diga otra cosa, asumen que Papandreu no se echará atrás. Su nuevo objetivo es atar condiciones y plazos de la consulta. Lo primero es, según acordaron Francia y Alemania, que el Gobierno griego deje claro a sus ciudadanos qué está en juego. "Los griegos deben decidir sin ambigüedad si quieren permanecer en la zona euro, o no", advirtió el primer ministro francés, François Fillon.
Los dirigentes europeos no dudaron en usar el mensaje del miedo, aun a riesgo de que la presión pueda interpretarse como chantaje entre la ciudadanía griega, de que las amenazas, como un bumerán, acaben por debilitar definitivamente las opciones de un resultado positivo en la consulta. "Si hay referéndum, esto tiene que quedar claro: se elige entre una solidaridad europea que se ofrece a cambio de esfuerzos y la quiebra de un país", insistió Fillon. "Las consecuencias de un rechazo al rescate serían imprevisibles y dolorosas", abundó el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso.
"Lo que necesitamos es claridad, es lo que venimos a buscar en la reunión de esta tarde", añadió la canciller alemana, Angela Merkel, antes de la cita con Papandreu. Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, enfatizó: "Sería muy útil que el Gobierno griego resolviese cuanto antes las dudas sobre el camino que ha elegido". Y el portavoz del Ejecutivo alemán instó a "no desaprovechar el tiempo" hasta la celebración del referéndum.
En el guion que intentan reescribir sobre la marcha, las autoridades europeas quieren que la consulta se convoque cuanto antes, para acortar el suspense en los mercados, que ayer apenas recuperaron un tercio de lo perdido el martes, aunque la Bolsa española se quedó al margen de las ganancias. El fondo de rescate europeo se vio obligado a aplazar una emisión de 3.000 millones en bonos a 10 años y Portugal tuvo que pagar tipos altísimos para colocar su papel. Y también desean que el Ejecutivo de Papandreu se comprometa a enfatizar los riesgos de una salida de la zona euro. Incluso, a promover una adhesión parlamentaria al segundo plan de rescate, sin negociación previa.
Atenas parece dispuesta a acelerar el referéndum, pero poco más. El ministro de Interior, Haris Kastanidis, informó de que una comisión técnica analizará si es posible adelantar la consulta a diciembre. Pero sobre lo que se someterá a votación, el portavoz del Gobierno griego, Ilias Mossialos, aclaró que se centrará en "si se está de acuerdo con las condiciones del plan de rescate, o no. No se preguntará sobre la permanencia en la zona euro". Y a diferencia de la nueva hoja de ruta de la UE, el Ejecutivo de Papandreu apuesta por postergar cualquier debate parlamentario sobre el rescate a la celebración del referéndum.