La CIA deberá limitar las incursiones de sus aviones no tripulados en Pakistán
Nueva York, EP
Estados Unidos ha restringido las condiciones bajo las que actúan sus aviones no tripulados ('drones') en Pakistán para mejorar su deteriorada relación con las autoridades paquistaníes, gracias a la presión ejercida por el Departamento de Estado para dejar claro a la CIA --responsable última de esas operaciones-- que "si va a ordenar un ataque así, más vale que valga la pena, maldita sea", según dijeron fuentes del Gobierno estadounidense al diario 'The Wall Street Journal'.
A partir de esta nueva normativa, el Departamento de Estado podría tener a partir de ahora cierta influencia sobre las operaciones con aviones no tripulados, mientras que los líderes paquistaníes, que en más de una ocasión han condenado estos ataques por entender que violan su soberanía, tendrán un conocimiento anticipado de un mayor número de este tipo de intervenciones, en especial las que se desarrollen a gran escala y "amenacen con acabar con la vida de más de 20 milicianos".
Fuentes consultadas por el diario entienden que la CIA presta "muy poca atención a los costes diplomáticos" que comportan los ataques fallidos de los aviones no tripulados, que suelen cobrarse decenas de víctimas colaterales y desatan la ira del pueblo paquistaní.
Si bien en un primer momento los líderes paquistaníes aceptaron a regañadientes la presencia aérea estadounidense, su paciencia se agotó el pasado 17 de marzo cuando, según fuentes de Islamabad, más 40 personas, la mayoría milicianos pero también varios civiles, perdieron la vida en el ataque de un 'drone'.
Estados Unidos tiene constancia de 20 fallecidos en el ataque, todos insurgentes, pero de puertas hacia dentro se ha discutido la validez de la operación, según el diario, considerada un "ataque firmado" al más puro estilo de la CIA, por el que se apunta a grupos enteros de presuntos milicianos, muchos de los cuales no han sido correctamente identificados.
Este tipo de ataques fueron cuestionados abiertamente por el asesor de Seguridad Nacional, Tom Donilon, días después del bombardeo del 17 de marzo. Donilon, preocupado por las durísimas protestas emitidas por Pakistán, propuso a la CIA que se abstuviera de realizar los "ataques firmados" y que actuara de manera más selectiva, como había recomendado previamente el embajador estadounidense en Pakistán, Cameron Munter, al director de la CIA y ahora secretario de Defensa, Leon Panetta.
Finalmente, el debate fue elevado al presidente Barack Obama el pasado mes de junio. Obama ratificó su respaldo a las incursiones, pero también se mostró de acuerdo con las modificaciones propuestas. El Departamento de Estado podrá oponerse a la ejecución de ciertos ataques y podrá limar asperezas con la CIA. Sin embargo, si no se llega a un acuerdo, será la Agencia Central de Inteligencia quien tenga la última palabra.
Estados Unidos ha restringido las condiciones bajo las que actúan sus aviones no tripulados ('drones') en Pakistán para mejorar su deteriorada relación con las autoridades paquistaníes, gracias a la presión ejercida por el Departamento de Estado para dejar claro a la CIA --responsable última de esas operaciones-- que "si va a ordenar un ataque así, más vale que valga la pena, maldita sea", según dijeron fuentes del Gobierno estadounidense al diario 'The Wall Street Journal'.
A partir de esta nueva normativa, el Departamento de Estado podría tener a partir de ahora cierta influencia sobre las operaciones con aviones no tripulados, mientras que los líderes paquistaníes, que en más de una ocasión han condenado estos ataques por entender que violan su soberanía, tendrán un conocimiento anticipado de un mayor número de este tipo de intervenciones, en especial las que se desarrollen a gran escala y "amenacen con acabar con la vida de más de 20 milicianos".
Fuentes consultadas por el diario entienden que la CIA presta "muy poca atención a los costes diplomáticos" que comportan los ataques fallidos de los aviones no tripulados, que suelen cobrarse decenas de víctimas colaterales y desatan la ira del pueblo paquistaní.
Si bien en un primer momento los líderes paquistaníes aceptaron a regañadientes la presencia aérea estadounidense, su paciencia se agotó el pasado 17 de marzo cuando, según fuentes de Islamabad, más 40 personas, la mayoría milicianos pero también varios civiles, perdieron la vida en el ataque de un 'drone'.
Estados Unidos tiene constancia de 20 fallecidos en el ataque, todos insurgentes, pero de puertas hacia dentro se ha discutido la validez de la operación, según el diario, considerada un "ataque firmado" al más puro estilo de la CIA, por el que se apunta a grupos enteros de presuntos milicianos, muchos de los cuales no han sido correctamente identificados.
Este tipo de ataques fueron cuestionados abiertamente por el asesor de Seguridad Nacional, Tom Donilon, días después del bombardeo del 17 de marzo. Donilon, preocupado por las durísimas protestas emitidas por Pakistán, propuso a la CIA que se abstuviera de realizar los "ataques firmados" y que actuara de manera más selectiva, como había recomendado previamente el embajador estadounidense en Pakistán, Cameron Munter, al director de la CIA y ahora secretario de Defensa, Leon Panetta.
Finalmente, el debate fue elevado al presidente Barack Obama el pasado mes de junio. Obama ratificó su respaldo a las incursiones, pero también se mostró de acuerdo con las modificaciones propuestas. El Departamento de Estado podrá oponerse a la ejecución de ciertos ataques y podrá limar asperezas con la CIA. Sin embargo, si no se llega a un acuerdo, será la Agencia Central de Inteligencia quien tenga la última palabra.