El referéndum griego sobre el acuerdo de la UE reaviva la crisis de la deuda
La prima de riesgo española se coloca en 380, mientras que la italiana supera los 450.- Atenas, con una caída del 8%, lidera las fuertes pérdidas en las Bolsas europeas.- "El referendum enviará un claro mensaje dentro y fuera de Grecia sobre nuestra permanencia y participación en el euro", dice Papandreu
Atenas, El País
El anuncio del Gobierno griego de que va a someter a referéndum el acuerdo alcanzado la semana pasada en Bruselas, que incluye un segundo plan de ayuda a Grecia, ha devuelto la incertidumbre a los mercados europeos. Las Bolsas ya acabaron ayer en números rojos, pero aún no reflejaban la reacción de los inversores a las palabras del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, que intervino en un acto parlamentario tras el cierre de los mercados europeos. Una reacción patente en la sesión de este martes, que ha terminado en negativo en las principales Bolsas europeas. En Atenas, las caídas se acercaban a primera hora de la tarde al 8% para terminar cerrando con una caída del 6,9%. Milán ha cerrado la sesión en el 6,8%. Fráncfort lo ha hecho ligeramente por encima del 5%; el Ibex 35 se ha dejado un 4,19% y París, un 5,2%. Al otro lado del Atlántico, la Bolsa de Estados Unidos también ha cerrado con pérdidas importantes: el Dow Jones se ha dejado un 2,48%.
Las dudas crecientes sobre el plan pergeñado por la zona euro para romper el círculo vicioso entre las crisis de deuda pública y balances bancarios se trasladaron también a las primas de riesgo de España e Italia. Y eso que el Banco Central Europeo aclaró el lunes que sigue comprando bonos de estos dos países, ahora en primera línea de la crisis. La prima española escalaba 30 puntos hasta situarse en los 370 puntos básicos, mientras que en el caso italiano el diferencial con el bono alemán se colocaba en 453 puntos (406 ayer). La prima de riesgo francesa rompió otro récord, con 122 puntos de diferencia respecto al referente alemán.
El triple acuerdo europeo -recapitalización de la banca, quita del 50% a la deuda griega y ampliación del fondo de rescates- fue muy bien recibido por los mercados europeos. Pero enseguida empezó a pesar en el ánimo de los inversores la falta de detalles en las medidas anunciadas, que anticipan un camino repleto de curvas peligrosas hasta alcanzar la solución final. En el predominio de las órdenes de venta influye también la suspensión de pagos de MF Global, una importante finca de corretaje estadounidense que había apostado a una mejora de los títulos de deuda pública europea (y que no encontró compradores cuando intentó quitarse de en medio sus activos). La sucesión de citas relevantes esta semana (reunión del BCE para revisar los tipos de interés y cumbre del G-20) también explican parte de la presión de los mercados.
Pero el anuncio del referéndum ha elevado el nivel de suspense sobre si el plan de la UE saldrá adelante. Hasta el punto de que fuentes del Gobierno francés adelantaron que el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, tenía previsto hablar este martes por teléfono con la canciller alemana, Angela Merkel, para tratar las consecuencias del anuncio. Con su decisión, Papandreu ha hecho depender del voto de los griegos todo el entramado pactado por los líderes de la zona euro, los altos funcionarios de la UE y los representantes de los banqueros. El Gobierno griego busca así legitimidad para asumir el segundo plan de rescate, que implicará más recortes de empleo público, más descuentos en las pensiones, más privatizaciones y menos protección social.
Rebelión interna para Papandreu
El Gobierno griego pretende también ganar poder de negociación ante sus socios europeos, aún a costa de complicar aún más la salida a la crisis. El Consejo de Ministros se reunió por la tarde durante horas de manera extraordinaria para analizar la situación que vive el país. "El referendum enviará un claro mensaje dentro y fuera de Grecia sobre nuestra permanencia y participación en el euro", sentencia el primer ministro en un comunicado emitido por su oficina esta medianoche.
Fuentes del Gobierno insistían poco antes en la convocatoria de la consulta popular. En Grecia impera la lectura interna. Incluso en las filas del PASOK, el partido de Papandreu, gana adeptos la interpretación de que el anuncio del primer ministro es un movimiento táctico para mantenerse en el poder que puede arruinar lo pactado con tanta dificultad en las últimas semanas. El entorno del ministro de Economía, Evangélos Vénizélos -hospitalizado por unos dolores abdominales-, deslizó que no tuvo conocimiento de la decisión de Papandreu hasta que la anunció. Según Reuters, hasta seis dirigentes del PASOK han pedido a Papandreu que dimita y dé paso a un gobierno de concentración nacional. Una parlamentaria anunció que deja el grupo socialista y otra pidió elecciones anticipadas y la formación de un gobierno de unidad nacional. Si la rebelión cristaliza, pondría muy difícil no ya plantear el referéndum sino sacar adelante la moción de confianza a la que se ha sometido el propio Papandreu. La votación es el próximo viernes y la mayoría parlamentaria es ya muy exigua (152 sobre 300 parlamentarios).
"La situación es tan extrema, que básicamente será un referéndum sobre su permanencia en la zona euro", sintetizó el ministro de Exteriores finlandés, Alexander Stubb. Con un voto en contra, el plan de rescate europeo acabaría siendo inviable. Y eso dejaría a Grecia en una situación tan precaria que la salida del euro -la posibilidad de tener una moneda nacional y devaluarla- ganaría muchos enteros. Las primeras reacciones en Alemania, el urdidor del pacto europeo, fueron más agrias. "Es una manera muy extraña de actuar, muchos países están haciendo sacrificios debido a décadas de mala gestión en Grecia. Hay que prepararse para el posible contagio de una quiebra en ese país. Si los compromisos no se respetan será el momento de cortar el dinero", aseguró Rainer Bruederle, líder parlamentario del FDP, aliados de la canciller Angela Merkel en el Gobierno alemán.
Las encuestas publicadas en Grecia tras el acuerdo de la UE prueban dos cosas: que la mayoría de los ciudadanos griegos ven negativo un plan de rescate que se apoya en nuevos recortes; y que una mayoría aún más extensa (más del 70%) quiere seguir en la zona euro. Papandreu, con la popularidad en caída libre tras meses de ajustes, recesión y paro, no quiere (es dudoso incluso si puede) seguir adelante sin un mínimo respaldo ciudadano. "La democracia está viva en Grecia, los griegos deben decidir", exhortó.
La búsqueda del aval ciudadano, sin embargo, tiene una traducción distinta en los mercados: más incertidumbre sobre la salida de la crisis europea. Y las cotizaciones de los bancos, penalizados por los activos tóxicos que atesoran desde el inicio de la crisis y, ahora, por los títulos de deuda pública en sus balances, son el mejor termómetro de estas dudas. Las principales entidades francesas, como Crédit Agricole, BNP o Société Générale. BNP ha perdido un 13% mientras que Société ha cerrado la sesión dejándose un 16%. En Alemania, Commerzbank, ha perdido un 9,42% en el día. Por contraste, la merma de valor bursátil (entre el 5% y el 6%) para el Santander o el BBVA era más moderada.
Atenas, El País
El anuncio del Gobierno griego de que va a someter a referéndum el acuerdo alcanzado la semana pasada en Bruselas, que incluye un segundo plan de ayuda a Grecia, ha devuelto la incertidumbre a los mercados europeos. Las Bolsas ya acabaron ayer en números rojos, pero aún no reflejaban la reacción de los inversores a las palabras del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, que intervino en un acto parlamentario tras el cierre de los mercados europeos. Una reacción patente en la sesión de este martes, que ha terminado en negativo en las principales Bolsas europeas. En Atenas, las caídas se acercaban a primera hora de la tarde al 8% para terminar cerrando con una caída del 6,9%. Milán ha cerrado la sesión en el 6,8%. Fráncfort lo ha hecho ligeramente por encima del 5%; el Ibex 35 se ha dejado un 4,19% y París, un 5,2%. Al otro lado del Atlántico, la Bolsa de Estados Unidos también ha cerrado con pérdidas importantes: el Dow Jones se ha dejado un 2,48%.
Las dudas crecientes sobre el plan pergeñado por la zona euro para romper el círculo vicioso entre las crisis de deuda pública y balances bancarios se trasladaron también a las primas de riesgo de España e Italia. Y eso que el Banco Central Europeo aclaró el lunes que sigue comprando bonos de estos dos países, ahora en primera línea de la crisis. La prima española escalaba 30 puntos hasta situarse en los 370 puntos básicos, mientras que en el caso italiano el diferencial con el bono alemán se colocaba en 453 puntos (406 ayer). La prima de riesgo francesa rompió otro récord, con 122 puntos de diferencia respecto al referente alemán.
El triple acuerdo europeo -recapitalización de la banca, quita del 50% a la deuda griega y ampliación del fondo de rescates- fue muy bien recibido por los mercados europeos. Pero enseguida empezó a pesar en el ánimo de los inversores la falta de detalles en las medidas anunciadas, que anticipan un camino repleto de curvas peligrosas hasta alcanzar la solución final. En el predominio de las órdenes de venta influye también la suspensión de pagos de MF Global, una importante finca de corretaje estadounidense que había apostado a una mejora de los títulos de deuda pública europea (y que no encontró compradores cuando intentó quitarse de en medio sus activos). La sucesión de citas relevantes esta semana (reunión del BCE para revisar los tipos de interés y cumbre del G-20) también explican parte de la presión de los mercados.
Pero el anuncio del referéndum ha elevado el nivel de suspense sobre si el plan de la UE saldrá adelante. Hasta el punto de que fuentes del Gobierno francés adelantaron que el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, tenía previsto hablar este martes por teléfono con la canciller alemana, Angela Merkel, para tratar las consecuencias del anuncio. Con su decisión, Papandreu ha hecho depender del voto de los griegos todo el entramado pactado por los líderes de la zona euro, los altos funcionarios de la UE y los representantes de los banqueros. El Gobierno griego busca así legitimidad para asumir el segundo plan de rescate, que implicará más recortes de empleo público, más descuentos en las pensiones, más privatizaciones y menos protección social.
Rebelión interna para Papandreu
El Gobierno griego pretende también ganar poder de negociación ante sus socios europeos, aún a costa de complicar aún más la salida a la crisis. El Consejo de Ministros se reunió por la tarde durante horas de manera extraordinaria para analizar la situación que vive el país. "El referendum enviará un claro mensaje dentro y fuera de Grecia sobre nuestra permanencia y participación en el euro", sentencia el primer ministro en un comunicado emitido por su oficina esta medianoche.
Fuentes del Gobierno insistían poco antes en la convocatoria de la consulta popular. En Grecia impera la lectura interna. Incluso en las filas del PASOK, el partido de Papandreu, gana adeptos la interpretación de que el anuncio del primer ministro es un movimiento táctico para mantenerse en el poder que puede arruinar lo pactado con tanta dificultad en las últimas semanas. El entorno del ministro de Economía, Evangélos Vénizélos -hospitalizado por unos dolores abdominales-, deslizó que no tuvo conocimiento de la decisión de Papandreu hasta que la anunció. Según Reuters, hasta seis dirigentes del PASOK han pedido a Papandreu que dimita y dé paso a un gobierno de concentración nacional. Una parlamentaria anunció que deja el grupo socialista y otra pidió elecciones anticipadas y la formación de un gobierno de unidad nacional. Si la rebelión cristaliza, pondría muy difícil no ya plantear el referéndum sino sacar adelante la moción de confianza a la que se ha sometido el propio Papandreu. La votación es el próximo viernes y la mayoría parlamentaria es ya muy exigua (152 sobre 300 parlamentarios).
"La situación es tan extrema, que básicamente será un referéndum sobre su permanencia en la zona euro", sintetizó el ministro de Exteriores finlandés, Alexander Stubb. Con un voto en contra, el plan de rescate europeo acabaría siendo inviable. Y eso dejaría a Grecia en una situación tan precaria que la salida del euro -la posibilidad de tener una moneda nacional y devaluarla- ganaría muchos enteros. Las primeras reacciones en Alemania, el urdidor del pacto europeo, fueron más agrias. "Es una manera muy extraña de actuar, muchos países están haciendo sacrificios debido a décadas de mala gestión en Grecia. Hay que prepararse para el posible contagio de una quiebra en ese país. Si los compromisos no se respetan será el momento de cortar el dinero", aseguró Rainer Bruederle, líder parlamentario del FDP, aliados de la canciller Angela Merkel en el Gobierno alemán.
Las encuestas publicadas en Grecia tras el acuerdo de la UE prueban dos cosas: que la mayoría de los ciudadanos griegos ven negativo un plan de rescate que se apoya en nuevos recortes; y que una mayoría aún más extensa (más del 70%) quiere seguir en la zona euro. Papandreu, con la popularidad en caída libre tras meses de ajustes, recesión y paro, no quiere (es dudoso incluso si puede) seguir adelante sin un mínimo respaldo ciudadano. "La democracia está viva en Grecia, los griegos deben decidir", exhortó.
La búsqueda del aval ciudadano, sin embargo, tiene una traducción distinta en los mercados: más incertidumbre sobre la salida de la crisis europea. Y las cotizaciones de los bancos, penalizados por los activos tóxicos que atesoran desde el inicio de la crisis y, ahora, por los títulos de deuda pública en sus balances, son el mejor termómetro de estas dudas. Las principales entidades francesas, como Crédit Agricole, BNP o Société Générale. BNP ha perdido un 13% mientras que Société ha cerrado la sesión dejándose un 16%. En Alemania, Commerzbank, ha perdido un 9,42% en el día. Por contraste, la merma de valor bursátil (entre el 5% y el 6%) para el Santander o el BBVA era más moderada.