Manifestantes paralizan el transporte público en Atenas
Atenas, EP
Los manifestantes griegos que han protestado en Atenas contra las nuevas medidas de austeridad que exigen a Grecia la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han paralizado el transporte público e intentado impedir la recaudación de un nuevo e impopular impuesto.
Ciudadanos griegos descontentos con la situación de su país han ocupado la imprenta de la Empresa Pública de Electricidad (PCC) para intentar detener la producción de las facturas de la electricidad, donde se incluirá el nuevo impuesto sobre la propiedad.
"Hemos venido porque no podemos permitir que se corte el suministro eléctrico a cientos de miles de ciudadanos pobres, porque eso es lo que ocurrirá con esta ley que ha aprobado el Gobierno", ha explicado el presidente del sindicato GENOP-DEH, Nikos Fotopoulos, a la cadena de televisión Skai.
Mientras, la antigua Acrópolis, el monumento más famoso de Grecia, ha estado cerrada a los turistas por segundo día consecutivo porque los trabajadores del servicio arqueológico están impidiendo la entrada, y Atenas ha sufrido los efectos de la huelga de los basureros y los trabajadores de hospitales.
Miles de conductores de autobús y metro han marchado hasta el Parlamento para expresar su oposición a los drásticos recortes salariales y a la amenaza del retiro incentivado en el sector público, que hasta ahora en Grecia estaba protegido.
Muchos abogados se han negado a acudir a los tribunales y está previsto que los médicos protesten junto al Ministerio de Sanidad. Además, un grupo de pacientes con cáncer de riñón se han manifestado frente al Ministerio de Finanzas, ocupado por empleados en huelga.
El Gobierno socialista del primer ministro George Papandreu está intentando que se aprueben nuevos recortes en el Parlamento y, en este contexto, las protestas han cogido fuerza de cara a la huelga general convocada para el próximo miércoles.
Mientras, los países de la eurozona intentan elaborar un nuevo plan de rescate para evitar la bancarrota del Estado griego e impedir así que la crisis se descontrole. La UE, el BCE y el FMI exigen al Gobierno reformas aún más penosas para darle la ayuda económica que precisa, pero los sindicatos dicen que las medidas de austeridad están afectando principalmente a las clases media y baja y que agravarán la recesión económica.
El inspector jefe de la UE para Grecia, Matthias Mors, ha declarado al diario 'Kathimerini' que son "plenamente conscientes de que esto es muy duro". "Pero estamos en un momento crítico en el que Grecia tiene que convencer a la comunidad internacional y a los demás miembros de la zona euro de que está dispuesta a cumplir los objetivos con los que se ha comprometido y que puede hacerlo", ha añadido.
Grecia sufre una profunda recesión e intenta controlar una deuda pública que, previsiblemente, se situará este año en el 162 por ciento del PIB.
Los manifestantes griegos que han protestado en Atenas contra las nuevas medidas de austeridad que exigen a Grecia la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han paralizado el transporte público e intentado impedir la recaudación de un nuevo e impopular impuesto.
Ciudadanos griegos descontentos con la situación de su país han ocupado la imprenta de la Empresa Pública de Electricidad (PCC) para intentar detener la producción de las facturas de la electricidad, donde se incluirá el nuevo impuesto sobre la propiedad.
"Hemos venido porque no podemos permitir que se corte el suministro eléctrico a cientos de miles de ciudadanos pobres, porque eso es lo que ocurrirá con esta ley que ha aprobado el Gobierno", ha explicado el presidente del sindicato GENOP-DEH, Nikos Fotopoulos, a la cadena de televisión Skai.
Mientras, la antigua Acrópolis, el monumento más famoso de Grecia, ha estado cerrada a los turistas por segundo día consecutivo porque los trabajadores del servicio arqueológico están impidiendo la entrada, y Atenas ha sufrido los efectos de la huelga de los basureros y los trabajadores de hospitales.
Miles de conductores de autobús y metro han marchado hasta el Parlamento para expresar su oposición a los drásticos recortes salariales y a la amenaza del retiro incentivado en el sector público, que hasta ahora en Grecia estaba protegido.
Muchos abogados se han negado a acudir a los tribunales y está previsto que los médicos protesten junto al Ministerio de Sanidad. Además, un grupo de pacientes con cáncer de riñón se han manifestado frente al Ministerio de Finanzas, ocupado por empleados en huelga.
El Gobierno socialista del primer ministro George Papandreu está intentando que se aprueben nuevos recortes en el Parlamento y, en este contexto, las protestas han cogido fuerza de cara a la huelga general convocada para el próximo miércoles.
Mientras, los países de la eurozona intentan elaborar un nuevo plan de rescate para evitar la bancarrota del Estado griego e impedir así que la crisis se descontrole. La UE, el BCE y el FMI exigen al Gobierno reformas aún más penosas para darle la ayuda económica que precisa, pero los sindicatos dicen que las medidas de austeridad están afectando principalmente a las clases media y baja y que agravarán la recesión económica.
El inspector jefe de la UE para Grecia, Matthias Mors, ha declarado al diario 'Kathimerini' que son "plenamente conscientes de que esto es muy duro". "Pero estamos en un momento crítico en el que Grecia tiene que convencer a la comunidad internacional y a los demás miembros de la zona euro de que está dispuesta a cumplir los objetivos con los que se ha comprometido y que puede hacerlo", ha añadido.
Grecia sufre una profunda recesión e intenta controlar una deuda pública que, previsiblemente, se situará este año en el 162 por ciento del PIB.