Lluvia de críticas contra el gobierno y el ejército egipcio

EL CAIRO, AFP
Un vice primer ministro egipcio presentó su dimisión el martes tras los enfrentamientos mortíferos del domingo entre manifestantes coptos y las fuerzas de seguridad en El Cairo, que han desatado una lluvia de críticas contra el ejército y el gobierno.
Hazem Beblawi, titular de Finanzas además de uno de los dos vice primeros ministros, explicó que su renuncia se debe al hecho de que los enfrentamientos, que causaron 25 muertos, incluidos al menos 17 manifestantes coptos, han "hecho tambalear la seguridad de la sociedad".

"Quizá no haya responsabilidad directa del gobierno en ello, pero al final la responsabilidad es suya", dijo, y recalcó que "la situación actual es extremadamente difícil y necesita una visión y un trabajo nuevos y diferentes".

Baño de sangre

Los choques se produjeron durante una manifestación de protesta contra el incendio de una iglesia en el Alto Egipto. Los coptos, o cristianos de Egipto, representan entre el 6 y el 10% de la población del país y se consideran víctimas de discriminación.

Estos incidentes, los peores desde la caída del presidente Hosni Mubarak el 11 de febrero, hacen temer por la seguridad de esta minoría y por el futuro de la transición, que transcurre bajo la batuta del ejército desde que asumió el poder y nombró a un gobierno para que administre los asuntos corrientes.

Más allá de la polémica sobre la responsabilidad inicial de los enfrentamientos, el ejército, hasta el momento elogiado por su moderación durante las manifestaciones, pasó a ser blanco de las críticas.

Desconfían del gobierno

Algunos periódicos y pequeños partidos políticos estimaban el martes que el propio primer ministro, Esam Sharaf, debía dimitir.

"El Estado perdió su estatura, el régimen está al borde del desmoronamiento, y el gobierno Sharaf perdió su credibilidad. Lo que le queda por hacer al primer ministro es irse", escribía un influyente diario independiente, Al Masri al Yum, en un editorial en portada.

"Después de lo ocurrido, Sharaf debe dejar su puesto", estimaba el diario al-Wafd, órgano del partido liberal que lleva el mismo nombre.

"Estos acontecimientos nos hicieron retroceder (...) en vez de ir para adelante para construir un Estado moderno sobre bases democráticas sanas", reconoció Sharaf horas después de los enfrentamientos.

Ejército bajo ataque

El ejército también salió mal parado. "Perdió toda la credibilidad como 'protector de los ciudadanos', y ya nadie puede confiar en él en este papel", escribió un famoso bloguero egipcio, Mahmud Salem.

Estos disturbios se producen, además, cuando faltan pocas semanas para las primeras elecciones legislativas desde la caída de Mubarak, previstas el 28 de noviembre.

Y se han alzado voces que piden un traspaso del poder a los civiles, algo previsto tras elecciones presidenciales en 2012.

"Vivimos un momento que divide a Egipto. El ejército debe volver a los cuarteles por el bien del país", si no esto se va a poner al rojo vivo, declaró a la AFP Emad Gad, del centro de estudios políticos Al Ahram.

"Debemos concentrarnos en un rápido traspaso del poder a una autoridad civil", estimó el político liberal Amr Hamzawi.

Preocupación generalizada

Desde el presidente estadounidense Barack Obama hasta el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, pasando por numerosos dirigentes extranjeros, se han multiplicado las declaraciones de preocupación por Egipto.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos emplazó este martes a las autoridades del país a asegurarse de que la investigación prometida sea imparcial e independiente.

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