Ennahda promete construir la democracia en Túnez
El partido confesional obtuvo el 41,47% de los votos, según el recuento oficial
Túnez, El País
Ennahda, la formación islamista que ha ganado las primeras elecciones democráticas en Túnez, se ha mostrado conciliadora tendiendo la mano a sus rivales al ser anunciada hoy oficialmente su victoria, cinco días después de que se cerrasen las urnas. Obtuvo el 41,47% de los sufragios y 90 escaños -42 ocupados por mujeres- de los 217 de la Asamblea Constituyente que deberá redactar la Constitución en el plazo máximo de un año.
Coincidiendo casi con ese anuncio el líder islamista, Rachid Ghanouchi, lanzó su discurso más apaciguador hacia los tunecinos que no le han votado y hacia aquellos que en Occidente le observan con desconfianza. “La democracia es para todo el mundo, nuestros corazones están abiertos a todo el mundo y pedimos a nuestros hermanos, cualesquiera que sean sus orientaciones políticas, que participen en la redacción de la Constitución y en la instauración de un régimen democrático”, declaró.
En los siete siguientes puestos de la clasificación electoral figuran media docena de partidos laicos más bien de izquierdas y, a veces, con un ligero barniz nacionalista encabezados por el Congreso para la República y Ettakatol (socialista). Juntos suman menos votos que Ennahda, pero en número de diputados se le acercan (82) porque la ley electoral aventaja a las pequeñas formaciones. Veintiséis partidos entran en la Asamblea.
“Ennahda se compromete (…) a respetar todos los compromisos de Túnez”, anunció Ghanouchi quién ha presentado a su “número dos”, Hamadi Jebali, como candidato a primer ministro. “La revolución no ha destruido al Estado, solo destruyó al régimen”, añadió. “Estamos abiertos a las inversiones de todas partes y nos comprometemos a respetar los intereses de los inversores”, añadió al tiempo prometió luchar contra la corrupción. Europa no deberá ya “preocuparse” por la emigración.
El jefe islamista también lanzó un mensaje conciliador hacia esa mayoría de mujeres que, al menos en la capital, no se cubre la cabeza con el hiyab (pañuelo islámico). “Ennahda no va a cambiar el modo de vida. Dejará el asunto en manos de las mujeres tunecinas. Habrá mujeres en el nuevo Gobierno que lleven o no lleven velo”.
En una semana o diez días estará listo en nuevo Ejecutivo y Jebali, el islamista encargado por Ghanouchi de formarlo, informó de que está negociando con partidos laicos. “El elemento prioritario en nuestras discusiones es el programa económico”, precisó. En una entrevista con la agencia Reuters Ghanouchi se mostró partidario de que el dinar sea una divisa convertible.
La fiesta islamista quedó empañada por el asalto y saqueo de la sede de Ennahda, el ayuntamiento y los juzgados de Sidi Bouzid, la ciudad del interior donde empezó la revolución en diciembre pasado. Las manifestaciones violentas, en las que fueron quemados varios vehículos policiales, obligaron al Ministerio del Interior a decretar el toque de queda en toda la provincia.
En Sidi Bouzid y, en menor medida, en otras capitales de provincia los manifestantes protestaban por la anulación por el ISIE, el órgano independiente que organizó las elecciones, de los resultados de seis listas de Petición Popular. La financiación privada de los votos granjeados por cinco de ellas (Sidi Bouzid, Sfax I, Jendouba, Kasserine, y Tataouine) se ha caracterizado por irregularidades manifiestas y la sexta lista, que concurría en la circunscripción formada por la inmigración en Francia, figuraba un responsable del anterior régimen no autorizado a participar en la vida política.
Petición Popular cosechó en Sidi Bouzid 48.022 votos, casi el doble que todos sus rivales juntos, pero su candidatura fue invalidada. De ahí las protestas. Aun así ese partido fundado por el millonario tunecino Hechmi Haamdi, residente en Londres, obtuvo 17 escaños (8,76% de los sufragios) en todo el país y se convierte en el cuarto partido.
El éxito de Haamdi es sorprendente porque prácticamente no ha hecho campaña electoral sobre el terreno aunque sí ha utilizado, en apoyo a Petición Popular, la televisión vía satélite (Al Mustakilla) que emite desde Londres para Túnez. Al conocer hoy la anulación de sus listas Haamdi anunció que se retiraba de la Asamblea. Ghanouchi no tuvo reparos en denunciar que, detrás de los disturbios en Sidi Bouzid, estaba “la sombra del Reagrupamiento Constitucional Democrático”, el antiguo partido hegemónico en tiempos de la dictadura.
Túnez, El País
Ennahda, la formación islamista que ha ganado las primeras elecciones democráticas en Túnez, se ha mostrado conciliadora tendiendo la mano a sus rivales al ser anunciada hoy oficialmente su victoria, cinco días después de que se cerrasen las urnas. Obtuvo el 41,47% de los sufragios y 90 escaños -42 ocupados por mujeres- de los 217 de la Asamblea Constituyente que deberá redactar la Constitución en el plazo máximo de un año.
Coincidiendo casi con ese anuncio el líder islamista, Rachid Ghanouchi, lanzó su discurso más apaciguador hacia los tunecinos que no le han votado y hacia aquellos que en Occidente le observan con desconfianza. “La democracia es para todo el mundo, nuestros corazones están abiertos a todo el mundo y pedimos a nuestros hermanos, cualesquiera que sean sus orientaciones políticas, que participen en la redacción de la Constitución y en la instauración de un régimen democrático”, declaró.
En los siete siguientes puestos de la clasificación electoral figuran media docena de partidos laicos más bien de izquierdas y, a veces, con un ligero barniz nacionalista encabezados por el Congreso para la República y Ettakatol (socialista). Juntos suman menos votos que Ennahda, pero en número de diputados se le acercan (82) porque la ley electoral aventaja a las pequeñas formaciones. Veintiséis partidos entran en la Asamblea.
“Ennahda se compromete (…) a respetar todos los compromisos de Túnez”, anunció Ghanouchi quién ha presentado a su “número dos”, Hamadi Jebali, como candidato a primer ministro. “La revolución no ha destruido al Estado, solo destruyó al régimen”, añadió. “Estamos abiertos a las inversiones de todas partes y nos comprometemos a respetar los intereses de los inversores”, añadió al tiempo prometió luchar contra la corrupción. Europa no deberá ya “preocuparse” por la emigración.
El jefe islamista también lanzó un mensaje conciliador hacia esa mayoría de mujeres que, al menos en la capital, no se cubre la cabeza con el hiyab (pañuelo islámico). “Ennahda no va a cambiar el modo de vida. Dejará el asunto en manos de las mujeres tunecinas. Habrá mujeres en el nuevo Gobierno que lleven o no lleven velo”.
En una semana o diez días estará listo en nuevo Ejecutivo y Jebali, el islamista encargado por Ghanouchi de formarlo, informó de que está negociando con partidos laicos. “El elemento prioritario en nuestras discusiones es el programa económico”, precisó. En una entrevista con la agencia Reuters Ghanouchi se mostró partidario de que el dinar sea una divisa convertible.
La fiesta islamista quedó empañada por el asalto y saqueo de la sede de Ennahda, el ayuntamiento y los juzgados de Sidi Bouzid, la ciudad del interior donde empezó la revolución en diciembre pasado. Las manifestaciones violentas, en las que fueron quemados varios vehículos policiales, obligaron al Ministerio del Interior a decretar el toque de queda en toda la provincia.
En Sidi Bouzid y, en menor medida, en otras capitales de provincia los manifestantes protestaban por la anulación por el ISIE, el órgano independiente que organizó las elecciones, de los resultados de seis listas de Petición Popular. La financiación privada de los votos granjeados por cinco de ellas (Sidi Bouzid, Sfax I, Jendouba, Kasserine, y Tataouine) se ha caracterizado por irregularidades manifiestas y la sexta lista, que concurría en la circunscripción formada por la inmigración en Francia, figuraba un responsable del anterior régimen no autorizado a participar en la vida política.
Petición Popular cosechó en Sidi Bouzid 48.022 votos, casi el doble que todos sus rivales juntos, pero su candidatura fue invalidada. De ahí las protestas. Aun así ese partido fundado por el millonario tunecino Hechmi Haamdi, residente en Londres, obtuvo 17 escaños (8,76% de los sufragios) en todo el país y se convierte en el cuarto partido.
El éxito de Haamdi es sorprendente porque prácticamente no ha hecho campaña electoral sobre el terreno aunque sí ha utilizado, en apoyo a Petición Popular, la televisión vía satélite (Al Mustakilla) que emite desde Londres para Túnez. Al conocer hoy la anulación de sus listas Haamdi anunció que se retiraba de la Asamblea. Ghanouchi no tuvo reparos en denunciar que, detrás de los disturbios en Sidi Bouzid, estaba “la sombra del Reagrupamiento Constitucional Democrático”, el antiguo partido hegemónico en tiempos de la dictadura.